Una locura que pudo derivar en tragedia: barras de Rosario Central destrozaron el estadio con martillos

La Final de la Copa Argentina tuvo un lamentable desenlace fuera del campo de juego. Los hinchas rosarinos, fuera de control, improvisaron armas de guerra con hierros del paraavalanchas y provocaron serios destrozos. No hubo detenidos. MIRÁ EL VIDEO

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@TinchoGirardi
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La Final de la Copa Argentina será recordada durante un largo tiempo por los fallos de Diego Ceballos que desvirtuaron un partido que finalizó con la victoria por 2-0 de Boca sobre Rosario Central en la provincia de Córdoba. Pero el espectáculo pudo haber derivado en una tragedia sin precedentes por la reacción de los simpatizantes canallas, fuera de control por el resultado y la pésima actuación del juez.


Un grupo minúsculo de las 25 mil almas rosarinas que viajaron al Mario Alberto Kempes arrancó un barrote de hierro del paraavalanchas, lo improvisó como un martillo y no tuvo mejor idea que utilizarlo para desatar serios destrozos en el escenario del partido. La peor parte se la llevaron los cristales que dividen la popular de la campo de juego: al menos tres paneles de imponentes dimensiones fueron seriamente dañados.


@TinchoGirardi
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El mismísimo Javier Pinola, uno de los referentes del equipo comandado por Eduardo Coudet, encaró para la tribuna Daniel Willington para solicitar tranquilidad, pero los violentos ni siquiera oyeron su plegaria y continuaron con la premisa de descargar la ira contenida ante la pasiva mira de los efectivos de seguridad. De hecho, no trascendieron detenciones por los hechos que se vieron por televisión a todo el mundo.


Por el momento no hubo explicaciones oficiales sobre lo ocurrido y también se desconoce quién se hará cargo de los gastos ocasionados, ya que podría ser la empresa organizadora del certamen o Rosario Central.


Afortunadamente no se registraron heridos, teniendo en cuenta el calibre de los elementos contundentes que los desencajados vándalos usaron para escribir otra página negra en la noche cordobesa.