"De cero a 1000", el plan que impulsa Lorena Scioli

Lorena Scioli está entusiasmada y se le nota: se muestra hiperactiva y dice que el plan "De cero a 1.000" -Desarrollo Infantil temprano- la motiva, porque le permite ayudar a que la gente tome conciencia de la importancia de la crianza en los primeros mil días de vida de los niños. "Es un momento muy importante, las tres claves son: la correcta alimentación (no a los dulces y sales agregadas, sí a las frutas y verduras); cómo se establecen los vínculos (padres presentes) y cómo influye el entorno, que somos todos, incluido el Estado", enumera antes de invitar un mate dulce.

La iniciativa apunta a "influenciar en esos aspectos para formar generaciones futuras más saludables y felices", resume Lorena en diálogo con Infobae, feliz porque su padre (Daniel Scioli) ya firmó el compromiso de impulsar una estrategia nacional de salud, protección y educación para el desarrollo de la primera infancia. "Por cada dólar que el Estado invierte en esta etapa, se ahorran hasta 17 dólares en salud futura", destaca sentada a la mesa de una de las amplias oficinas que la Fundación DAR posee en el microcentro porteño.

"Por cada dólar que el Estado invierte en esta etapa, se ahorran hasta 17 dólares en salud futura"

Tiene claro que los resultados del programa no se verán en el corto plazo, pero su experiencia como madre la animó a salir a escena y superar el rechazo a la exposición pública: "Mi papá me impulsó a que me pusiera a trabajar en el tema, pero yo no sabía cómo hacer con la comunicación; prefería dejársela a otra persona, hasta que me hicieron ver que lo mejor era que lo comunicara yo. Y acá estamos... Ayudar a otros me da una gran satisfacción, y con los chiquitos me emociona".

La licenciada en Comercialización, de 38 años, está convencida de que la leche materna es "el alimento perfecto"; por eso, en menos de un año ya inauguró 30 lactarios en distintos puntos del país y considera un despropósito que se induzca a los niños tan pequeños a comer productos poco saludables: "Si a los grandes nos sacan la sal y el azúcar, ¿para qué le vamos a dar a un chiquito un alfajor o una galletita con sal adicionada? Dejemos esas cosas para más adelante... Es un cambio de conciencia".

A su lado, la doctora Flavia Raineri –coordinadora de un equipo de trabajo compuesto por 25 personas- explica: "El hábito alimentario se forma desde la panza, desde el líquido amniótico, con la leche materna y con los alimentos que los bebés reciben después de los 6 meses: si primero les doy una papafrita, cuando les dé un brócoli me lo van a tirar por la cabeza...".

Lorena Scioli jura que lo que promueve también se cumple a rajatabla en su casa: "No me voy si no dejo hechas las verduras al vapor para mi hija (Camila, de dos años y medio); a ella le cocino y le doy de comer yo; por la mañana le toca a mi marido darle las frutas".

Asegura que nadie la preparó ni le dio "un speech" de lo que tiene que hacer o decir: "Lo tengo tan internalizado que me resulta cómodo y fácil; por ahí cuando se vienen las preguntas más políticas es como que digo, 'uh, qué fiaca...'". "Sucede que yo salgo a escena con un propósito, que es concientizar sobre el desarrollo en la primera infancia; para hacer notas personales de mi relación con mi papá podría hacer tapas de revistas, pero no me interesa", reflexiona la hija del candidato presidencial, consciente de todos modos de que esas consultas –inevitablemente- llegarán...

El reencuentro con su padre, la política y el futuro

Oriunda de Rosario, Lorena se mudó a Capital a los 20 años, cuatro después de que Daniel Scioli la reconociera y juntos iniciaran un proceso natural de adaptación a la nueva familia.

–¿Cómo fue el acercamiento con su padre?

Me reencontré a los 16 y después de cuatro años me vine a vivir acá, pero en ese lapso hubo muchos viajes, acercamientos, no fue que de golpe estábamos todos juntos... Fue de a poco, a Karina (Rabolini) al principio le costaba, tenía como celos... pero nos acomodamos sin rencores.

–¿Cómo fue ese primer encuentro entre ustedes?

–Yo viajé de Rosario a Buenos Aires y él me estaba esperando en el aeropuerto; me dijo que se iba a poner una flor rosa, un chiste. Fue para el cumpleaños de él: yo le regalé una medalla, un libro con un álbum de fotos y una tarjetita. Fue lindo, algo muy especial que los dos disfrutamos mucho.

Cuando nos encontramos, él me dijo: 'Lore, decime todo ahora...'. Yo le pedí que pensáramos para adelante, que el encuentro era buenísimo. Por eso agradezco la educación que me dio mi mamá (Margarita Beltrán): si me hubiera llenado la cabeza de cosas no buenas, posiblemente me hubiese generado otra visión de mi papá y no hubiera tenido ganas de verlo o de pensar para adelante.

–¿El Scioli abuelo cómo es?

–En este último tiempo tiene una agenda ajustada, pero respeta ciertas cosas: su deporte a la mañana porque le hace bien a su mente, y una vez por semana, como mínimo, nos pide que nos veamos, que almorcemos, porque no se quiere perder el crecimiento de Camila. No es que viene a casa y se sienta a jugar con ella, pero sí quiere estar, me pide que vayamos, que estemos en su ámbito, rodeados de televisores y de política. Los sábados o domingos tratamos de almorzar en familia. El fin de semana pasado incluso vino mi mamá y comimos todos juntos.

–Su padre dijo que usted lo ayuda mucho

–Lo dice por esto de la familia, el hecho de que, en medio de tantas buenas y malas noticias, el centro sean su mujer, su hija, su nieta, los amigos más cercanos. Él me ayuda a mí también con su presencia. Aprendimos a conocernos, porque éramos dos personas distintas: una cosa es un cuadro que vos te lo imaginás y otra cuando está. Que no haya habido reproches no significa que no haya habido enojos y cosas que van surgiendo de las propias relaciones. Pero ahora disfrutamos plenamente de la relación.

–Hoy su padre es el candidato que aparece con más chances de ser Presidente, ¿cómo maneja usted esa exposición y el inevitable roce con la política?

–Estoy un poco acostumbrada a la política: mi papá desde 1997 fue dos veces diputado; ministro de Deportes; vicepresidente, así que una campaña presidencial ya la vivimos; fue dos veces gobernador de la provincia más grande... La política ya no me sorprende, sólo hay que tener los pies en la tierra; por eso me rodeo de mis seres queridos, de mis amigos de siempre y estoy con mi hijita. Si la gente lo elige Presidente, espero que no me cambie nada, quiero seguir haciendo mi vida normal.

–A partir de la experiencia con el programa "De cero a 1.000", ¿no se imagina trabajando en política en caso de que su padre sea jefe de Estado?

–No sé, por ahora estoy con esto que me tiene muy entusiasmada. Mi papá firmó un compromiso para fortalecer el desarrollo de la primera infancia sobre una iniciativa que salió de esta mesa y eso te da orgullo, te redobla...Hablaremos más adelante de cómo seguimos.