Hagamos un acuerdo por la Argentina

Candidato a presidente por Compromiso Federal

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Les pido a todos los argentinos que el 25 de octubre demos un ejemplo cívico y vayamos a votar. Pero no demos un cheque en blanco. Probablemente la mayoría tiene decidida su elección, pero pensemos que el voto del círculo rojo es un cheque en blanco para que hagan lo que ellos quieran, y es más de lo mismo. Por eso, propongo que después del 25 de octubre hagamos un acuerdo por la Argentina.


Este domingo vamos a votar para que el pueblo elija a los dos que irán al ballotage entre los seis candidatos y el 22 de noviembre elegiremos al próximo presidente. Para esa fecha planteo un acuerdo donde consensuemos tres o cuatro temas, como puede ser la pobreza, entre todas las fuerzas políticas.


Ante este escenario podemos llegar al ballotage o no. Pero desde Compromiso Federal vamos a dar el apoyo a nuestro programa, que es totalmente realizable. Queremos construir 500 mil viviendas por año para terminar con el déficit de 6 millones de casas; así en 12 años se puede revertir esa problemática.


Debemos propiciar que haya segunda vuelta. Si no estamos nosotros, desde Compromiso Federal impulsaremos un plan que tenga en cuenta a las provincias, que nos escuchen, que quienes durante toda su vida plantaron uvas o manzanas puedan seguir haciéndolo, porque es lo que saben hacer.

Para mí es una prioridad combatir la pobreza: el 27% de pobres es acuciante. No es una sensación, no es un número que podamos discutir: que haya 27%, 28% o 30%, son millones de hombres, mujeres y niños sometidos a una violación de los más elementales de sus derechos humanos por falta de trabajo, casa, vida digna. Esta es una de las enormes preocupaciones que tengo.


Sin lugar a dudas, esto está ligado al empleo, por eso necesitamos recuperar urgentemente el pleno empleo y eso se logra defendiendo las economías regionales, poniendo en marcha el aparato productivo, el enorme complejo agroalimentario. Todo está en crisis: la lechería, la pesca, el algodón, el arroz, los limones. Esa destrucción del aparato productivo es muy grave, porque es el trabajo de varias generaciones.


Pregunto: ¿por qué les molesta que "el Adolfo" sea candidato a presidente, si todo lo que hicimos en San Luis está bien? ¿Tienen miedo de que se repita en el país? ¿Se imaginan la Argentina con autopistas, con viviendas para todos, pleno empleo y llena de diques, internet, ciencia y tecnología, de calidad educativa y escuelas digitales?


Considero que la nueva escuela, además de gratuita, laica y estatal, debe ser digital. La escuela de jornada extendida para nosotros tiene por fin revertir los índices de repitencia y deserción, promover la innovación pedagógica y mejorar la organización del tiempo en función de metas y objetivos. Debe articular el pase hacia el nivel secundario mediante la incorporación de la enseñanza de un idioma extranjero, informática y arte. Como así también la participación en actividades sociales y culturales.


Otro de los temas que impacta y afecta a nuestra sociedad es la inseguridad, uno de los flagelos más grandes de estos momentos, junto con el narcotráfico. Mi propuesta para después del 10 de diciembre es convocar a todos los gobernadores y la plana mayor de todos los organismos de seguridad nacional, allí cada uno tiene que cumplir su tarea y establecer las competencias de cada jurisdicción.


Sobre el narcotráfico, es necesario crear un organismo altamente capacitado para combatirlo y bien remunerado, para evitar la corrupción de quienes tienen que envestir ese flagelo.


Acerca de los futuros y nuevos ministros de la Corte Suprema, como ninguna fuerza política va a tener el tercio para designar a los funcionarios en el Congreso, creo que es necesario propiciar un gran acuerdo patriótico.


Otro aspecto a contemplar es el federalismo, que fue tan vapuleado, a través del incumplimiento de la ley que se impulsó por acuerdo democrático durante el Gobierno de Ricardo Alfonsín. La nación digita qué obra te da y qué no te da. No le importa la necesidad de los pueblos, le preocupan las necesidades políticas, hoy electorales.


Una de mis propuestas es el respeto al Presupuesto Nacional, que en estos años fue desvirtuado al utilizarse como una caja, para llevar a cabo una politiquería barata.


En el contexto del federalismo para nosotros hay una prioridad: eliminar el actual sistema de incentivos negativos en el uso del Fondo de Aportes al Tesoro Nacional, que premia a las administraciones provinciales más endeudadas y castiga a las más responsables y con mejor desempeño.


Del plano económico, no hay que poner las cosas en términos de devaluación o no devaluación. Si se cambia el precio del dólar, el que lo padece es el trabajador argentino con la devaluación de su sueldo; entonces ellos son los que pagan los platos rotos, los pobres. Se debe bajar la inflación y abrir las exportaciones para favorecer el proceso de crecimiento del país.


Coincido en que el impuesto a las ganancias requiere una modificación, porque impacta en el bolsillo de los trabajadores.

En cuanto a las políticas direccionadas al sector agroindustrial, hay que hacer una rebaja gradual de las retenciones, ligarlas a una mayor producción. Si nos proponemos poner en marcha el país y las bajamos, por ejemplo, un 5%, el primer año aumentamos la producción, vinculamos a ese incremento la próxima rebaja. Así se activa el sector agrícola ganadero.


Estamos de acuerdo con que la asignación universal por hijo sea una política de Estado, pero no alcanza para combatir la pobreza en Argentina. Una familia puede vivir con tres o cuatro asignaciones, pero vivirá mejor si tiene trabajo de calidad y bien remunerado. El empleo es un aspecto fundamental como ordenador social.


Dentro de las prioridades de gestión, con eje fundamental en la lucha contra la pobreza mediante la generación de empleo, considero que la política tiene que buscar un atajo hacia la cuestión ambiental.


Por eso debemos tener una visión del agua a 50 años. Que el agua potable y el saneamiento ambiental estén incluidos en un plan maestro con metas, donde se comprometan la nación y las provincias a monitorear su cumplimiento mediante las políticas de Estado.