El sindicalismo coincide en un diagnóstico: el ajuste es inevitable

Los gremios del transporte llevarán a la Comisión Episcopal de Pastoral Social sus temores, que comparten con el resto de las centrales sindicales

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No será la primera ni la última vez que el sindicalismo peronista busque arroparse en los contenedores brazos de la Iglesia. La imagen de religiosos y dirigentes gremiales confraternizando volverá a reeditarse el lunes, cuando una delegación de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) vaya al encuentro de los miembros de la Comisión Episcopal de Pastoral Social a dar cuenta de sus temores por el ajuste que, suponen, deberá implementar la administración que herede a la de Cristina Kirchner.

Pero el dato más que sugestivo es que, con sus más y sus menos, lo mismo piensan la CGT oficialista, la central opositora de Hugo Moyano y la CTA combativa de Pablo Micheli.

¿Cómo van a responder las organizaciones gremiales si el Presidente llegara a ser Daniel Scioli y efectivamente le tocara decidir una política de ajuste que alcance a los trabajadores? Un interrogante para ir masticando...

El equipo de Pastoral Social que encabeza monseñor Jorge Lozano escuchará en boca de sus visitantes un pronóstico inquietante sobre las fuertes tensiones sociales que la gente del transporte anticipa para 2016.

En resumidas cuentas dirán a la Iglesia que el progresivo avance de la inflación por sobre el poder adquisitivo de los salarios, y una precariedad laboral que en rigor maquillaría los índices de desocupación, sumados a la falta de inversiones en el país, ha conformado un cóctel explosivo para el grueso de los trabajadores.

"Para el próximo Gobierno, todos los caminos van a conducir a una devaluación monetaria y las cosas se van a poner muy calientes", dijeron a Infobae voceros gremiales que esa es la conclusión que van a llevar a la mesa de la Pastoral Social, desde donde seguramente saldrá alguna insinuación para que apuren la unidad sindical, un operativo que quedó stand by.

Con ese encuentro, la CATT, que durante la campaña se reunió con todos los candidatos presidenciales, dará por finalizada una ronda de contactos en los que, ante todo, buscó fortalecer la imagen de que el poder real del sindicalismo argentino pasa hoy por esa sigla.

Algo de eso hay: las organizaciones encabezadas por el marítimo Juan Carlos Schmid fueron las que cargaron sobre sus espaldas con el peso de los dos últimos paros generales contra la administración kirchnerista. Hasta el propio Daniel Scioli, que le escapaba a un contacto directo con la CATT, se vio en el compromiso de recibir a los transportistas.

Respecto del futuro económico inmediato también manda el pesimismo entre las organizaciones que se sacaron la camiseta del kirchnerismo para ponerse de inmediato la de Scioli.

Aunque sin arriesgar la palabra devaluación, el sindicalismo oficialista admite que el gobierno que venga deberá tomar medidas inevitables, como achicar drásticamente el gasto público y actualizar tarifas, entre otras supuestas obligaciones. También asumen que en materia de subsidios habrá que barajar y dar de nuevo.

Entienden además que los sueldos quedaron muy retrasados y que se va a imponer que los próximos habitantes de la Rosada, cualesquiera sean, deberán promover una rápida reformulación del impuesto a las Ganancias para traer algo de alivio a los sectores alcanzados por ese tributo.

En esa línea, la central opositora de Hugo Moyano produjo ayer un documento bien crítico de la política socioeconómica del kirchnerismo. Lo titularon con palabras usadas por Cristina, "No fue magia", pero usadas en claro sentido irónico. "Enarboló esa frase que pretende ser bandera de su gestión, pero en rigor sólo expresa el grado de fantasía del relato oficial".

El texto descalifica que el Gobierno hubiera resuelto no medir más la pobreza en la Argentina, como si esa sola determinación determinara su inexistencia. Según los asesores económicos del camionero, uno de cada tres argentinos sería pobre.

"El 27,8 por ciento de la población del país no alcanza los ingresos suficientes para llevar adelante una vida digna", señala el documento patrocinado por el líder camionero, que esta semana informó que, según sus mediciones, la inflación en lo que va del año ya es de 20, 3 por ciento.

"Hace más de un año y medio que no se crean nuevos puestos de trabajo. Acá los únicos empleos que hay provienen de la administración pública", se quejó Schmid en diálogo con Infobae.

Tal como se preveía en la reunión de ayer en la central de la calle Azopardo nadie se animó a plantearle en la cara a Moyano el malestar que provocó en varias organizaciones su presencia junto a Macri, la semana pasada, durante la inauguración del monumento a Perón en la plaza frente a la Aduana.

El único que insinuó algo de eso, pero a través de los medios, fue el canillita Omar Plaini, de más que improbable regreso a la CGT del camionero, especialmente si Scioli gana las elecciones.

"Como peronista, me dio cosa que Macri inaugure un monumento a Perón. No me pareció genuino ni sincero", dijo el sindicalista, uno de los pocos que podría decir que apostó a la candidatura del gobernador bonaerense desde la hora cero.

Curiosa en cambio fue la defensa que insinuó sobre su padre Facundo Moyano, candidato a diputado nacional por el massismo: "De ninguna manera podría criticar a mi padre por haber ido porque es un dirigente sindical" (sic).