Macri salió del libreto, se bañó de peronismo y va por el voto útil

En el PRO creen que la foto con Duhalde y Moyano si no les suma, al menos no les resta en una campaña estancada

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"¿Cómo le va, presidente?". A los testigos que presenciaron la escena, en medio de la carpa blanca instalada para la ocasión, les quedó la inquietud atragantada: no lograron cifrar si el saludo de Eduardo Duhalde a Mauricio Macri fue una expresión de deseo o si buscó mufarlo. Unas horas antes, el ex presidente había confirmado que "votaría sin mucho entusiasmo por un peronista".

"¿Qué tenés ahí en el saco?", volvió a preguntar Duhalde. Macri abrió la solapa del saco, manoteó un papel y lo guardo raudo: "El discurso". El jefe de Gobierno se refería a los principales tips que sus asesores le habían preparado durante el día, que un rato después desarrollaría arriba del escenario, delante de la enorme estatua de Juan Domingo Péron. Un discurso enérgico con el que el candidato presidencial de Cambiemos se bañó ayer de peronismo, a quince días de las cruciales elecciones en las que busca llegar al ballotage junto al gobernador Daniel Scioli.

Duhalde fue el primero en llegar ayer por la tarde a la plaza del bajo porteño, a escasos metros de la Casa Rosada, para la inauguración de la primera estatua del líder peronista a ciento veinte años de su nacimiento. Lo siguió Hugo Moyano, rodeado de custodios que se recelaron durante toda la tarde con sus colegas de la Legislatura porteña, a cargo de la organización por el anfitrión del evento, Cristian Ritondo. "¡Qué flaco estás!", lo sorprendió el ex presidente al líder de la CGT opositora mientras caminaban hacia el escenario. Ninguno probó los fiambres ni los sándwiches desparramados entre las mesas. Macri llegó último. Saludó tímidamente a cada uno de los invitados -solo fue efusivo con el empresario Alejandro Gravier, de sobrio traje y envidiable piel tostada, de quien nadie supo explicar su presencia- y se fotografió con algunos de ellos. "¡Qué cholulos que son!", reía Moyano, de excelente humor. Unos minutos después, todos se acomodaron arriba del escenario, frente a un puñado de camioneros movilizados por Pablo Moyano -que se escabulló entre el público-, otro tanto arriados por el sindicalista Gerónimo "Momo" Venegas -el más efusivo de los oradores-, y algunos micros identificados con Miguel Saredi, candidato del PRO en La Matanza.

La de ayer fue una parada riesgosa para Macri. Por algo sus asesores de comunicación y los principales dirigentes que lo rodearon sobre la avenida Paseo Colón recién se aflojaron cuando el jefe de Gobierno volvió a zambullirse en la camioneta gris que lo traslada a diario. No solo porque el líder del PRO se esforzó por mostrarse excesivamente peronista: reivindicó la Justicia Social, invitó a trabajar en conjunto a los justicialistas, aseguró que Perón le "marcó varias guías" y terminó su encendido discurso con un "todos unidos triunfaremos". Sino porque sus colaboradores dejaron la organización librada al azar: fue su primer acto medianamente masivo en la vía pública, sobre un escenario, sin control de los invitados y rodeado de liturgia peronista, un menú por fuera del libreto tradicional de la pureza del PRO.

"¿Cómo le digo, compañero o señor?", quiso saber sobre el jefe de Gobierno Nélida Antonia Domínguez de Miguel, 95 años, ex diputada, ex referente de la rama femenina del PJ, íntima de Eva Perón y una de las asistentes. "Como se sienta cómoda", respondió Macri al micrófono. Le tuvieron que pedir a la mujer que redondee.

Fue una de las sorpresas del candidato presidencial, que oteaba la multitud cuando empezaba a sonar la marcha peronista. A su izquierda, el senador Diego Santilli, el jefe de Gabinete porteño, Horacio Rodríguez Larreta; Duhalde y Venegas. A su derecha, Ritondo, Domínguez de Miguel, Moyano, la vicejefa y candidata a gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal; el escultor Carlos Benavídez -autor del monumento, prepara uno similar de Ángel Labruna, ídolo riverplatense, a pedido del club de Núñez- y el legislador Maximiliano Ferraro. Nadie se percató de la ausencia sobre la tarima de Carlos "Lole" Reutemann, que se saludó con Macri en la carpa, previamente, sin demasiadas ganas. Por una desinteligencia de la organización, al candidato a senador por Santa Fe lo bajaron sin quererlo del escenario. Cuando lo invitaron a subir de nuevo, "Lole" se había turbado.

El baño peronista del candidato presidencial fue festejado ayer por los cuatro candidatos a intendentes que presenciaron el evento en primera fila, y en cuyos distritos la presencia justicialista es vital: el ministro Néstor Grindetti (Lanús), Carlos Regazzoni (Almirante Brown), Gladys González (Avellaneda) y Martiniano Molina (Quilmes), además del ministro Guillermo Montenegro (San Isidro), el más despreocupado por la peronización de Macri. "¡Sabes lo que es esto para mí!", se sinceró ante Infobae uno de esos cuatro. La jugada de ayer del jefe de Gobierno coincide con las horas en las que los candidatos distritales del PRO en territorio bonaerense comenzaron a repartir de nuevo las boletas para el cuarto oscuro.

El peronismo con el que ayer se barnizó el líder del PRO coincide con la recta final de la campaña presidencial en la que tanto él como su principal competidor, el gobernador bonaerense, llegan con poca nafta. Una puesta en escena de Macri, riesgosa en los papeles, que no debería tener demasiada trascendencia en los hechos. Estancados ambos postulantes en los sondeos, las chances de una segunda vuelta el 22 de noviembre es la misma que una victoria de Scioli en primera vuelta dentro de tres domingos.

"No sabemos si esto suma, pero lo que es seguro es que no resta. Hay que rascar votos del fondo de la olla", analizaba uno de los principales dirigentes macristas presente en el lugar. "Sumamos gobernabilidad, y le mojamos la oreja al Gobierno", insistían otros. Suma en lo cualitativo, no en lo cuantitativo, concluiría el ecuatoriano Jaime Durán Barba, que se recupera de un insoportable dolor en la cintura que lo obligó a pasar la mañana del miércoles en el sanatorio Otamendi porteño. Coletazos de una larguísima campaña electoral y de serios chisporroteos con Macri y con el influyente secretario Marcos Peña que ya fueron saldados.

Ayer, varios de los asistentes al homenaje a Perón se mostraron exultantes por las encuestas que empezaron a llegar en las últimas horas a los principales despachos porteños. ¿La conclusión? Por ahora, según sus números, segunda vuelta, con un muy leve repunte de Macri y una también leve baja de Sergio Massa.

Desde el PRO confían en haber dejado atrás el escándalo vinculado a los millonarios contratos del periodista Fernando Niembro, que los desorientó durante dos semanas, y apuestan ahora a la insistencia del voto útil en el tramo final de la campaña. El supuesto repunte del jefe de Gobierno es, según sus asesores comunicacionales, parte de ese voto útil. Y una eventual mejoría en Córdoba, Mendoza, Santa Fe y Cuyo.

En los próximos días, Macri hará un par de actos por el interior y saturará los medios de comunicación para capitalizar ese voto útil que podría meterlo en una eventual segunda vuelta. La apuesta a un par de famosos sobre los que alguien había pensado para que pidan públicamente el voto por el candidato presidencial de Cambiemos quedó trunca. Desde el Gobierno porteño explican que, a esta altura, ya no movería el amperímetro. No es, al menos, demasiado relevante: en un borrador escribieron, por ejemplo, los nombres de la cantante Marcela Morelo y del cantautor Jairo.