Prestar atención, ¿pero a qué?

En la búsqueda de construir el sentido de la vida, viendo más allá de lo explícito, la especialista en la Kabbalah Fabiana Kramarz acerca la sabiduría de la tradición judía

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La vida no tiene un sentido explícito. Ya lo advirtió Nietzsche en su Gaya Ciencia; también lo hizo Cátulo Castillo en su tango "La última curda", donde define que "la vida es una herida absurda".

Cada uno debe construir sentido, construir una vida de mayor calidad. ¿Pero cuál es el modo más idóneo para hacerlo?

La kabbalah adaptada a nuestros días provee de una serie de herramientas para ir en esa dirección. Una de ellas es prestar atención.

¿A qué específicamente? A la presencia de lo sublime en la vida de todos los días. A las señales que sugieren que la realidad tiene una estructura secreta que se revela si no me distraigo, si me animo a mirar un poco más allá.

Escribo por las mañanas sentada en mesas de diferentes bares. Me siento cómoda entre el ruido y los aromas urbanos. Esos espacios me predisponen a la escritura.

La publicidad nos acerca a menudo escenarios deslumbrantes y gente gozando. No dejo que esas imágenes me distraigan. Ninguna de ellas está presente durante mis mañanas mientras escribo gozosa, mientras preparo mis clases.

En inglés, la atención se tratará de "pagar": to pay attention. En castellano es menos gravoso: "prestar" atención. En hebreo, prestar atención se dice: Lasim Lev (???? ??), cuyo significado literal es poner el corazón.

Corazón, en hebreo Lev, es una palabra conformada por dos letras hebreas: Bet y Lamed. Con la primera letra comienza todo el texto bíblico y con la segunda termina.

Para el cabalista, toda la sabiduría, el secreto de lo vital, sus "latidos" pueden encontrarse en este texto. Prestar atención es estar presente en el instante, hacerlo denso y especioso. Tomar por primera vez el control del propio tiempo. Permitirnos la conmoción del instante y que su significado oculto no nos pase inadvertido.

A la hora de proponerse comenzar a construir otra mirada sobre aquello que vemos todos los días, el desafío es hallar lo desconocido dentro de lo conocido; lo infinito dentro de nuestra vida corta, finita.

Eso nos permitirá encontrar el sentido del vivir. Nos dará la posibilidad de acercarnos al "¿para qué?"

Entrenar esa mirada atenta hacia fuera y hacia adentro garantiza momentos frecuentes –cada vez más frecuentes– de intensa alegría, aquella que aparece cuando rozamos instantes de verdad.

Esto es kabbalah.