Nacido hacía 46 años en la provincia de Chaco, Juan Carlos Ibáñez se trasladó a Buenos Aires para cumplir su sueño de ser futbolista profesional. Y nada menos que con la camiseta de Independiente, uno de los más grandes del fútbol argentino. Militó un par de años a fines de la década del 80 y tuvo un paso fugaz por el Salamanca español, previo a recalar en El Porvenir.
En la temporada 91-92 volvió al "Rojo" y sorprendió a todos con las piruetas que hacía en los festejos de sus goles, por su pasado como gimnasta. No tuvo tanto reconocimiento en Colombia, donde jugó para Deportivo Cali y sí se hizo notar en la Universidad de Chile, club en el cual tuvo dos etapas (con un lapso en el Sport Boys peruano en medio).
Fue campeón un par de veces con la "U" antes de desandar su destino por otros conjuntos trasandinos, como Unión Española, Cobresal, Deportes Concepción y Melipilla, donde no terminó de cumplir su contrato, ya que prefirió largar el fútbol para ser comerciante.
En la ciudad de Santiago, atendió un minimercado durante algún tiempo, antes de regresar a su General San Martín chaqueño natal. Para seguir vinculado de alguna manera al fútbol, era encargado de un complejo deportivo en su localidad, cuando se conoció la triste noticia.
El "Bombero", apodo que se originó luego de que convirtiera varios tantos para Independiente durante una mala racha de resultados (una conocida revista así lo calificó), tuvo una disputa con un hombre que derivó en su caída y el golpe de su cabeza contra un cordón.
Sus acrobacias, quedarán para el recuerdo...