Éxitos y fracasos de América Latina en los Objetivos del Milenio

Los 189 países que componían la ONU en 2000 se comprometieron a cumplir ocho metas de desarrollo humano para 2015. La región avanzó mucho, pero todavía le quedan cuentas pendientes

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El 8 de septiembre de 2000, las Naciones Unidas firmaron en Nueva York la Declaración del Milenio. Tras hacer un diagnóstico de cuáles eran los mayores problemas para la humanidad, llegaron a la conclusión de que había ocho desafíos en los que era imperioso avanzar. Así se diagramaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), que debían estar cumplidos en 2015.

Éstas fueron las metas fijadas: erradicar la pobreza extrema y el hambre; lograr la enseñanza primaria universal; promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer; reducir la mortalidad infantil; mejorar la salud materna; combatir el VIH/SIDA, el paludismo y otras enfermedades; garantizar la sostenibilidad del medio ambiente; y fomentar una asociación mundial para el desarrollo.

"la región ha logrado sacar de la pobreza a casi 80 millones de personas"

"Gracias al crecimiento económico y al emprendimiento de programas sociales importantes, durante la década pasada, la región ha logrado sacar de la pobreza a casi 80 millones de personas que se han sumado a las clases medias. Hemos podido alcanzar la mayoría de las metas, sobre todo las de reducción de pobreza extrema y promoción de la equidad de género. Donde hemos experimentado cumplimiento moderado ha sido en las áreas de empleo, mortandad materna y educación universal primaria", explicó Verónica Zabala, gerente general de la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del Banco Interamericano de Desarrollo, consultada por Infobae.

"Sin embargo, América Latina sigue siendo una de las regiones del mundo con mayor desigualdad, y 80 millones de personas continúan viviendo en la pobreza extrema. Esta situación afecta desproporcionadamente a ciertos grupos poblacionales, especialmente a las comunidades indígenas y de descendencia africana; a los niños, las mujeres y los discapacitados; y a los habitantes de zonas rurales remotas y de zonas urbanas rezagadas", agregó.

Objetivo 1: erradicar la pobreza

La mayoría de los ODM planteaban desafíos generales que se traducían en metas bien específicas. La primera, reducir a la mitad, entre 1990 y 2015, el número de personas que viven con menos de un dólar diario.

Según estadísticas de la CEPAL en "América Latina y el Caribe: una mirada al futuro desde los Objetivos de Desarrollo del Milenio", la región cumplió la primera parte del ODM 1 en 2011. Ese año, la proporción de individuos con ingresos inferiores a 1,25 dólares se redujo a 4,6%, un 63% menos que en 1990.

Como se puede ver en el primer gráfico, casi todos los países alcanzaron y superaron el objetivo planteado, pero hay algunas excepciones. Uruguay se mantuvo estable sobre la meta, ya que en 1990 apenas el 0,45% de su población ganaba menos de 1,25 dólares, y en 2012 (último año con estadísticas) bajó a 0,31 por ciento. Para la CEPAL, Argentina también se mantuvo sin variaciones, aunque en realidad experimentó una leve involución en el período: subió de 0,97 a 1,41 por ciento. Colombia mejoró, pero no lo suficiente. Paraguay y Bolivia, directamente retrocedieron.

Sin embargo, fracasó en la segunda parte del ODM 1, que exigía "alcanzar empleo pleno y productivo, y trabajo decente para todos, incluyendo mujeres y jóvenes". Si bien la situación laboral de América Latina mejoró considerablemente desde 1990, la región está hoy lejos de garantizar "trabajo pleno y decente para todos". Como lo muestra el segundo gráfico, el 9,7% de la población ocupada se encontraba en 2013 en situación de indigencia. Es decir que, a pesar de trabajar, uno de cada diez latinoamericanos con empleo no obtienen los ingresos suficientes para pagar sus alimentos.

"la educación secundaria y superior padecen problemas de calidad y cobertura"

"Comparada con otras regiones del mundo -dijo Zabala-, América Latina y el Caribe continúa rezagada en empleo productivo y decente. A pesar del crecimiento económico y registrado en la última década, muchos trabajadores siguen desempleados o con acceso únicamente a puestos de trabajo precarios e informales. Una de las razones por las cuales la oferta de trabajadores no empata la demanda de la economía formal se debe a la falta de productividad de la fuerza laboral adulta, la cual se puede explicar por no invertir adecuadamente en la formación de capital humano, sobre todo en las etapas iniciales de vida".

"Esto va ligado al otro rezago -continuó-, que es la educación primaria universal, donde el avance ha sido moderado sobre todo porque, si bien la matriculación de estudiantes ha crecido, la calidad de la educación no es uniforme comparada con otras regiones. De la misma forma, la educación secundaria y superior también padecen problemas de calidad y cobertura, y no siempre están vinculadas a mercados laborales".

Objetivo 2: llegar a la enseñanza primaria universal

En este caso, el primer desafío era "asegurar que, para el año 2015, los niños y niñas puedan terminar un ciclo completo de enseñanza primaria". Se avanzó, pero esto tampoco se cumplió.

La tasa neta de matrícula regional ronda el 94%, y se mantiene en ese nivel desde 2000. Esto impide alcanzar la anhelada universalidad. Según la Unesco, cuatro millones de niños latinoamericanos en edad de ir a la escuela primaria permanecían fuera del sistema educativo en 2013.

El tercer gráfico deja muy en claro que la gran mayoría de las naciones de la región no llega al 98% de escolarización que se admite como umbral de universalidad.

Objetivo 3: promover la igualdad de género

La primera parte de este ODM, que proponía "eliminar las desigualdades entre los sexos en la enseñanza primaria y secundaria, preferiblemente para el año 2005, y en todos los niveles para 2015", se cumplió. Las niñas latinoamericanas acceden a la escuela en una proporción apenas inferior a la de los varones, pero dentro de los parámetros previstos para dar por cumplida la meta.

El problema aparece en el mercado laboral. La proporción de mujeres empleadas en el sector no agrícola creció seis puntos en el período, pero persiste la desventaja con los hombres: la relación es de 44 contra 66 por ciento.

Por otro lado, el sueldo promedio de una trabajadora es de 87 dólares por cada 100 que gana un varón. Además, las mujeres son más pobres: en algunos casos extremos, como República Dominicana, la pobreza femenina es un 50% superior a la masculina.

Objetivo 4: reducir la mortalidad infantil

La meta concreta era bajar en dos terceras partes, entre 1990 y 2015, la tasa de defunción de los menores de cinco años. Aquí la región fue muy exitosa: logró un descenso de 54 a 18 por cada 1.000 nacidos vivos.

Objetivo 5: mejorar la salud materna

Este ODM tenía dos propósitos específicos: "Reducir, entre 1990 y 2015, la mortalidad materna en tres cuartas partes" y "lograr el acceso universal a la salud reproductiva". Los resultados estuvieron lejos de lo esperado.

En la primera misión la región fracasó rotundamente: la proporción de defunciones fue de 85 cada 100.000 nacidos vivos, sólo un 39% menos que hace 25 años. Es decir, poco más de la mitad de lo que se pretendía. Lo único que salva a América Latina es que ninguna región del mundo pudo cumplir con esta meta.

"El progreso moderado en mortandad materna se debe a la heterogeneidad de la región"

Si bien se avanzó, tampoco se cumplió la segunda parte. La universalización del acceso a la salud reproductiva sigue siendo una utopía. "La incidencia todavía muy elevada de la mortalidad materna, los altos niveles y escasa reducción de la fecundidad adolescente y la baja cobertura prenatal que presentan algunos países de la región ilustran los diversos desafíos que enfrenta aún América Latina y el Caribe para avanzar en mejorar la salud sexual y reproductiva de las mujeres", sostiene el informe de la CEPAL.

"El progreso moderado en mortandad materna se debe en gran parte a la heterogeneidad de la región. Por ejemplo, en el Caribe, la tasa de reducción de este indicador fue menor en casi cuatro puntos porcentuales con respecto al resto de la región. De la misma forma, en las zonas remotas y pobres, donde aún persisten barreras económicas y no económicas en el acceso a servicios de salud, la salud sexual y reproductiva continúan siendo determinantes en la morbilidad y mortandad materna de mujeres en edad reproductiva", dijo Zabala.

Objetivo 6: combatir el sida y otras enfermedades

Los desafíos concretos que se establecieron fueron detener y comenzar la reducción de la propagación del sida, lograr acceso universal a los tratamientos para combatirlo, y hacer lo mismo con el paludismo y otras enfermedades graves.

En términos generales, los resultados fueron satisfactorios. El sida sigue siendo un problema grave en la región, pero su incidencia relativa se contuvo y, en algunos casos, se retrajo. El otro dato positivo es el notable incremento en la cobertura médica. Según la Organización Panamericana de la Salud, América Latina y el Caribe es la región que más expandió el tratamiento antirretroviral.

Con el paludismo también se produjeron avances importantes, aunque en 2012 se reportaron medio millón de casos. Todavía más se consiguió en el combate a la tuberculosis, cuya prevalencia se redujo un 57% entre 1990 y 2013.

Objetivo 7: la sostenibilidad del medio ambiente

Este ODM tenía diversos incisos. El primero y principal, "incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente". Esto no se cumplió.

Como lo muestran los gráficos, a diferencia de lo que consiguieron los países desarrollados, en la región se redujo la proporción de la superficie cubierta por bosques, y aumentaron las emisiones de dióxido de carbono.

Sin embargo, otros objetivos específicos se cumplieron. Por ejemplo, el que planteaba "reducir a la mitad el porcentaje de personas sin acceso sostenible al agua potable y a servicios básicos de saneamiento".

Objetivo 8: fomentar una alianza para el desarrollo

La mayor parte de las metas correspondientes al último ODM refieren a medidas de cooperación internacional y no a políticas que puedan implementar los países en sus territorios. Por eso no es tan fácil evaluar el grado de éxito de la región en particular. Además, en cuestiones como los fondos de asistencia oficial para el desarrollo -uno de los incisos centrales- América Latina es receptor antes que donante.

En lo que sí se trabajó bastante fue en el último punto de este ODM: "Dar acceso a los beneficios de las nuevas tecnologías, especialmente las de la información y las comunicaciones". El avance fue notable, como los muestran el crecimiento sostenido de usuarios de internet y de telefonía móvil.

"Para continuar avanzando en el crecimiento sostenible, sustentable e inclusivo en América Latina y el Caribe, y evitar que los avances no se reviertan, el BID considera que

la región debe enfrentar de manera determinante tres desafíos

que reflejan problemas estructurales y emergentes: exclusión social y desigualdad, productividad e innovación bajas, e integración económica insuficiente. Además, las políticas públicas que se diseñen e instrumenten para enfrentarlos deben tener en cuenta que estos tres desafíos están relacionados entre sí y se ven afectados transversalmente por temas comunes tales como la igualdad de género y diversidad, el cambio climático y la sostenibilidad ambiental, y la capacidad institucional", concluyó Zabala.