Las ocho mujeres mejor vestidas de la televisión

Personajes de ficción que se han convertido en íconos de la moda. Del glamour de Kelly en Beverly Hills 90210, las chicas trendy de Sex and the City hasta la alta costura de los thrillers políticos como House of Cards o Scandal. Quiénes son las dueñas del glamour de la pantalla chica

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La tele está en el living. O en el dormitorio. Y, en pleno siglo XXI, el streaming está en la computadora, en la tableta, en el celular. Será por eso –y por cómo se prolongan a lo largo de los años, temporada tras temporada– que las series, entretenimiento fundamental de la pantalla chica, generan tanta intimidad.

Llegamos a conocer a los personajes de nuestras series favoritas casi como si fueran amigos. Muchas de las protagonistas de series, inclusive, a la hora del buen vestir marcan tendencias, imponen modas y se convierten en el mejor asesor de vestuario.

Algunas de ellas, aun como parte de series que ya no están al aire, siguen siendo un referente.

Jennie Garth fue la frívola y algo malvada Kelly en 90210, serie icónica de la década del 90 (de hecho, estuvo al aire durante exactamente toda la década). Durante las primeras temporadas, su personaje estuvo plagado de colorido y vanguardia, de lo que era –o estaba a punto de ser– lo más top. Con el paso de los años, el personaje fue creciendo y evolucionó hacia un estilo más convencional, donde los vestiditos veraniegos y pelo corto fueron su marca.

La siempre un poco insegura, siempre demasiado flaca Ally McBeal (Calista Flockhart, en la serie que llevaba el nombre del personaje, que fue éxito entre 1997 y 2002) impuso el look "working girl". Ally demostró que el "trajecito" podía tener glamour, combinándolo por ejemplo con vestiditos "Jackie", usando shorts o minifaldas junto con el saco y, para el verano, sandalias.

El personaje de Carrie Bradshaw (interpretado por Sarah Jessica Parker) fue, para las chicas del flamante nuevo milenio –Sex and the City estuvo al aire de 1998 al 2004– un manual completo y complejo de estilo. Sin sobreexponerse, sin demasiada piel a la vista, desplegó zapatos (sobre todo stilettos de Manolo Blahnik) y carteras (la favorita, de Fendi) por las calles de Manhattan para envidia de casi todas. Puso de moda los accesorios personalizados.

Serena van der Woodsen fue una "it girl" de ficción (Gossip Girl, del 2007 al 2012, quizás una de las series mejor escritas de estos tiempos). La actriz que le puso la piel, Blake Lively, se convirtió también en una "it girl". Supo convertir un uniforme escolar de colegio privado en algo sexy, lució vestidos acordes a las míticas galas del MET y, para las fans, se convirtió en "el look de la semana", en prender la tele para ver qué se ponía Serena.

Si Mad Men tiene una heroína, esa es Joan Harris, encarnada por la actriz es Christina Hendricks). Y la evolución de su estilo a lo largo de siete temporadas (2007-2015) es un manual de buen gusto a la hora de vestir a una mujer un poco más grande que la diva promedio de nuestros tiempos. De los vestidos entallados de la temporada 1 a los colores más "flower power" del final, lo que más ha distinguido a Joan son sus accesorios: prendedores, aros y su collar con forma de lápiz.

Robin Wright, la Jenny de Forrest Gump, está en la cresta de la ola como ícono de la moda. Su encarnación de Claire Underwood, la cínica primera dama de House of Cards (estrenada en el 2013 y aún en producción) es un recorrido interminable de sobriedad y elegancia que va de las prendas más protocolares a los vestidos de gala. Los diseñadores de vestuario Tom Broecker y Kemal Harris, los magos detrás del look.

Revenge (estrenada en el 2011 y aún en el aire) es la serie que lleva la historia del Conde de Montecristo a los lujosos Hamptons newoyorquinos. Su protagonista, Emily Thorne (encarnada por la canadiense Emily VanCamp) salta en forma constante de los jeans, los sueters y las camperas de motorista a los diseños de Carolina Herrera, Jason Wu y Lela Rose.


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Olivia Pope, vestida siempre con grandes marcas.
Si Claire Underwood tiene una sucesora, esa es Olivia Pope (Kerry Washington), la audaz abogada de Washington que, a la sazón, es la amante del presidente de Estados Unidos en Scandal (en el aire desde el año 2012). Entre los trajes y los vestidos, muchos de gala –aunque no falta, de tanto en tanto, una escena "hot" donde la ropa es lo de menos–, pasan por su cuerpo marcas como Armani y Gucci para los primeros y diseñadores como Michael Kors para los segundos. El tapado blanco de Tory Burch es uno de sus clásicos.