Firme en los principios pero abriendo las puertas

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En una carta referida al jubileo extraordinario con ocasión de un nuevo año santo, centrado en la misericordia divina, Francisco se refiere de manera particular a los sacerdotes para que concedan el perdón sacramental a las mujeres que han abortado y están sinceramente arrepentidas de lo acontecido. Es esta también una manera de seguir aportando su visión durante la preparación del próximo sínodo sobre la familia, a realizarse en Roma en octubre. El Papa quiere abrir los debates y las puertas de la Iglesia.


¿Cómo interpretar estas palabras? Simplemente por lo que dicen. Inspiradas con radicalidad en los evangelios, reflejan la actitud de Jesús frente a quienes con humildad se arrepienten de sus pecados.


Aquí aparece una originalidad de la personalidad sacerdotal del jesuita Bergoglio: firme en los principios y abierto en el trato pastoral con todas las personas. Concentrado en el discernimiento, sostiene que conoce de primera mano tanto la superficialidad de ciertas conciencias que no perciben la gravedad del aborto como la angustia de muchas mujeres que, condicionadas por las circunstancias, llegaron a ese punto y sufren luego con tribulación. Parte de un principio: escuchar, comprender, perdonar. El sacerdote no está llamado a ser juez, parece señalar Francisco, sino un pastor que se esfuerza por comprender y acompañar a los demás.


La misericordia de Dios se presenta en la visión de este papa como una clave de interpretación y de acción de toda la vida cristiana. Bergoglio se siente más atraído por la humildad de los pobres y de los que sufren que por quienes se siente perfectos o doctos. En ese sentido, recuerda que Jesús fustigó a los fariseos y publicanos, y aseguró que el reino de los cielos es de los sencillos.


Al mismo tiempo, se percibe en él una clara conciencia de que el camino de la Iglesia hoy es salir de sus pretendidas certezas y costumbres para ir al encuentro de las personas reales que sufren y están desorientadas en las más dispares "periferias existenciales". Se trata de una empresa enorme y difícil, que exige mucho coraje. No por nada se repite pidiendo que recen por él, que lo necesita.


El autor es profesor en la Universidad del CEMA.