Emma Herbin: arte con sólo un lápiz y un papel

La argentina que vivió en Barcelona refleja alegría y dramatismo en sus obras, con detalles que son experiencias en sí mismas

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 Revista Mustique 162
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Viviendo en Europa encontró en el dibujo una forma de conectarse con el mundo de manera amena y sencilla. Pero éste fue solo el comienzo de una obra que tomó forma y color hasta convertirse en una verdadera exhibición de la vida misma.

¿Desde cuándo recordás que te guste dibujar?

Desde siempre. Todo comenzó porque mi papá pintaba y como yo tenía admiración por él, me sentaba a su lado a dibujar.

¿Cómo fue que te fuiste perfeccionando?

Estudié Bellas Artes en la Parsons School de París porque me gané una beca. También hice dos maestrías: una de Arte Contemporáneo en Madrid y otra relacionada a la parte filosófica y crítica del arte en Barcelona. Además, estudié cinco años de caligrafía china, que si observas con detenimiento, es lo que le da el lado oriental a mis obras.

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Fuiste muy cercana a Clorindo Testa, ¿cómo se dio esta relación?

En primer año de arquitectura, hice una entrega y los profesores me acusaron de mandarla a hacer. Cuándo le consulté a un profesor por qué no me creían que era mía, me contesto "porque si fuera tuya hubieras pedido más nota". ¡Pero yo no quería ni estudiar eso, mirá si iba a pedir más nota! Y esa historia le llegó a Clorindo que pidió verme y me aconsejó que siguiera estudiando porque de todas maneras me iba a dar una base para todo.

¿Cómo surgió tu pasión por los dibujos en rollos?

Un profesor de la maestría notó mi obsesión con los rollos de cocina (todo por un exnovio que era un hincha con la limpieza) y me dijo que utilizara eso para algo. Así fue que empecé a dibujarlos por encima. Al principio lo hice muy a lo occidental, un dibujo en cada rollo. Pero después mi profesor me introdujo la idea de hacerlo al estilo oriental, como lo que es, algo con una continuidad en la que no se imprime la idea de un corte. Así que el desafío fue pensarlo como una historia.

¿Y todo esto en qué evolucionó?

En un mega rollo de camilla de hospital de 35 m que se expuso en el Centro Cultural Recoleta. Pero era casi imposible apreciarlos del todo porque estaban muy cargados. Así fue que me volqué a los paños de tela.

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¿O sea a tu obra "Toile de Joie"?

Sí. Acá lo que hago es dibujar sobre telas, ya sean grises o de colores, diferentes historias de la calle y a veces les sumo alguna frase referida.

¿Podría decirse que dibujar te gusta más que pintar con óleo?

Son cosas distintas. El óleo peca de ausencia con el mundo porque te encerrás en el taller. Además, requiere de espacio y tiempo.

¿Te pasó que alguna vez te pidieran que no lo dibujes?

No nunca. Hasta llegué a retratar prostitutas. Me interesaba entrar en su mundo tan exótico. Pero cuando lo hice me di cuenta que eran mujeres normales con los mismos problemas de todas: cómo pagar al alquiler, averiguar a dónde estaban sus hijos, etc.

¿Te prohibieron dibujar en algún lado?

No directamente pero en París me puse a dibujar la torre Eiffel y me amenazaban los policías, se me paraban al lado a ver qué hacía, porque está prohibido hacerlo con fines comerciales.

Como amante del papel, ¿qué pensás que va a pasar con este material en una era que se vuelve cada vez más digital?

Creo que la imagen generada por el papel, no se iguala con nada. El lápiz te permite una forma de pensamiento que no es la misma que la computadora. Las mejoras obras fueron hechas con los materiales más simples, el ojo lo educas de una sola forma.