Nos gusta sufrir y estamos dispuestos a soportar hasta el final

Después de un primer tiempo deplorable, San Lorenzo creció conforme el paso de los minutos en el complemento y mucho tuvo que ver el ingreso del "Pitu" Barrientos. Clasificación sin brillo, pero al estilo de esta institución: sufriendo y aguantando

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Cada simpatizante del mundo tiene recontra claro que a este San Lorenzo no le sobra absolutamente nada. Lo advirtió el "Patón" Bauza hasta el cansancio y su palabra es santa para los fieles "azulgranas". Pero... ¿se justifica sufrir la clasificación durante 93 minutos ante un adversario tan inferior? Es ni más ni menos que la esencia diferencial de esta institución. No vale quejarse.


Se ganó un partido impensado por lo hecho en los 45' iniciales por el equipo. La famosa imprecisión de la que acostumbramos a hablar nuevamente se hizo eje del trabajo colectivo y costó más de lo previsto agarrarle la mano al juego. La primera etapa fue un dolor de cabeza, con apenas dos intentos al arco a distancia y un apuro inusual para un conjunto guiado por la experiencia.


Tal como aconteciera ante Argentinos Juniors en La Paternal, el ingreso de Barrientos en buena sintonía resultó vital. ¡Bienvenido "Pitu", te estábamos esperando! Luego del infantil error de la expulsión en Mendoza, forzó el penal el sábado y ahora apareció con una asistencia milimétrica para que Cauteruccio sentenciara el resultado definitivo. Que el entrenador halle soluciones desde el banco es saludable para el "Ciclón", sobre todo de cara a la recta decisiva en ambos frentes.


Al final de cuentas, tampoco resulta sencillo sobrellevar las responsabilidades en el campeonato y en la Copa Argentina con los obstáculos que van apareciendo en el camino: suspensiones, la baja indefinida del "Pipi" Romagnoli, la mala racha inexplicable de Blandi y la triste situación que le toca vivir al querido "Cóndor" Torrico. Pero podemos dormir sin frazada porque la personalidad grupal emerge de un instante para otro y así encadenamos 14 partidos sin perder.


Contra todo tipo de lloriqueo, artilugios y artimañas "xeneizes" para apostar a la mínima ventaja en los escritorios, vamos que vamos por el pan y por la torta. Sin jugadores de nivel Champions League, pero con el corazón a prueba de balas y un convencimiento interno que se transforma en el sustento de la enorme ilusión que nos invade. Estamos decididos a convivir con el suspenso hasta las últimas consecuencias.