Leche de fórmula para bebés: todo lo que hay que saber 

Hay ciertas pautas a seguir para prevenir infecciones

Compartir
Compartir articulo

La alimentación del lactante y del niño pequeño es fundamental para mejorar la supervivencia infantil y fomentar un crecimiento y desarrollo saludables. Los primeros 2 años de vida son especialmente importantes, ya que con una nutrición óptima, el niño reduce la morbilidad y la mortalidad, así como el riesgo de enfermedades crónicas, y mejora el desarrollo general.

Una lactancia materna óptima tiene tal importancia que, según indica la Organización Mundial de la Salud (OMS), permitiría salvar la vida de unos 800 mil menores de 5 años todos los años. En los países en que la prevalencia del retraso del crecimiento es muy alta, la promoción de la lactancia materna y de una alimentación complementaria adecuada podría evitar la muerte de unos 220 mil menores de 5 años.

Lactancia materna

"Cuando era joven, en mis tiempos como pediatra, una de las principales recomendaciones que dábamos a las madres era que se mantuviera la alimentación de pecho al niño porque de este modo se le brinda una serie de elementos que le darán protección a través de una nutrición segura. Sin lugar a dudas, no hay alimento más importante y más seguro, sobre todo en los primeros seis meses de vida, por las innumerables ventajas que representa para el niño por sus características nutricionales, inmunológicas, psicoafectivas, entre otras".

La lactancia materna contribuye a que el bebé sea menos susceptible a padecer una serie de enfermedades, como por ejemplo infecciones respiratorias, gastroenteritis y otitis media aguda. Ayuda también a que tenga una mejor visión, favoreciendo su comunicación con el entorno y, consecuentemente, su desarrollo. Mientras que en su vida adulta verá disminuido su riesgo de sufrir sobrepeso y obesidad, diabetes tipo 2, algunos tipos de cáncer, celiaquía y enfermedad inflamatoria intestinal, entre otros beneficios.

La OMS y UNICEF recomiendan el inicio inmediato de la lactancia materna en la primera hora de vida y mantener esta alimentación de forma exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. A partir de este período se deben introducir alimentos complementarios seguros y nutricionalmente adecuados, continuando la lactancia materna hasta los 2 años.

La leche materna también es una fuente importante de energía y nutrientes para los niños de 6 a 23 meses. Puede aportar más de la mitad de las necesidades energéticas entre los 6 y los 12 meses, y un tercio entre los 12 y los 24. Es una fuente esencial de energía y nutrientes durante las enfermedades, y reduce la mortalidad de los niños malnutridos.

Sin embargo, existen circunstancias especiales que hacen necesario buscar otras alternativas de alimentación para complementar o suplir la lactancia materna.

 Shutterstock 162
Shutterstock 162

Fórmulas para lactantes

Para aquellas situaciones en las que la alimentación por pecho resulta inviable o insuficiente, se puede utilizar las fórmulas infantiles. Son recomendadas para ser utilizadas durante los primeros meses de vida, que es la etapa caracterizada por requerir alimentación láctea exclusiva y por ser un período de altos requerimientos nutricionales en relación al peso del bebé, como así también de inmadurez digestiva y metabólica.

Las fórmulas de inicio son derivadas de la leche de vaca modifiacada en cantidad, calidad y tipo de nutrientes con el fin de asemejarla tanto como sea posible a la leche humana -de allí el antiguo término de fórmulas maternizadas- y adaptarla a la condiciones de inmadurez digestiva y renal del recién nacido, mejorar su digestibilidad y tolerancia. Por todo ello, estas fórmulas, que pueden ser líquidas o en polvo, deben ser la primera opción cuando sea necesario complementar o sustituir la lactancia materna, siempre que las condiciones socioeconómicas lo permitan.

Sin embargo, de vez en cuando surgen noticias sobre casos en los que las leches en polvo provocan infecciones que si bien pueden ser importantes, existen algunas consideraciones y cuidados a tener en cuenta para prevenirlas a la hora de prepararlas.

¿Líquidas o en polvo?

 Shutterstock 162
Shutterstock 162

En primer lugar, si una mamá no puede alimentar con su pecho al bebé, el niño es prematuro o es menor de 6 meses, es fundamental que evite utilizar las fórmulas infantiles en polvo. Si el infante es un bebé prematuro y debe suplementar su alimentación, es de suma importancia ponderar el uso de las fórmulas infantiles líquidas. Aunque sean un poco más caras, las fórmulas líquidas son un producto estéril y seguro ante el cual no existe ningún riesgo de infección para el lactante que las consume. De seguro, éstas serán la recomendación del médico pediatra o el neonatólogo, en caso de estar indicadas.

A partir de los 6 meses de vida, es muy común que se utilicen las leches infantiles en polvo. "Hace algunos años, nosotros trabajamos mucho en áreas rurales. En aquél entonces, solíamos recomendar a las mamás reemplazar el mate cocido o algunas infusiones por leche y les enseñábamos cómo se debía manipular para garantizar un consumo adecuado y seguro".

Agentes infecciosos

Una de cada 100 mil personas que se alimentan con leche en polvo, pueden llegar a sufrir una contaminación.

Periódicamente, se puede leer noticias de contaminaciones en niños que tienen diarreas o que, excepcionalmente, desarrollan infecciones más importantes que son producidas por la presencia de gérmenes como la Salmonella o Cronobacter Sacazakii.

Para evitar estas situaciones es importante recordar que las fórmulas en polvo tienen que ser manipuladas con el cuidado que requiere la preparación de un alimento que debe recibir un niño.

Seguridad de las fórmulas en polvo

El primer concepto a saber es que, a pesar de todos los avances, las leches en polvo no son estériles. Pueden ser seguras y efectivas, pero no son estériles. Esto significa que se debe dar a los chicos a partir de los seis meses de vida y prepararlas de un modo que nos brinde la máxima seguridad.

A la hora de preparar las fórmulas infantiles en polvo, es importante tomar precauciones especiales a fin de garantizar la máxima seguridad. En primer término, es necesario lavar y desinfectar correctamente cada una de las partes de la mamadera. Antes de manipular los elementos para reconstituir la formulación es importante lavar adecuadamente las manos. En segundo lugar, se debe hervir el agua que se va a utilizar y reconstituir la formulación a la temperatura indicada en el rótulo del envase del producto. Por último, una vez lista la leche, es importante alimentar al niño en el menor tiempo posible desde su preparación para garantizar su mayor seguridad. En caso de sobrar, se debe desechar la fórmula que quede sin consumir.