La historia de "Piedrita", el presunto sicario que aterró a la Villa 31

Oriundo de Perú y hoy preso en Devoto, fue imputado por dos violentos homicidios cometidos en el mismo mes y se lo sospecha por otros dos, todos relacionados al tráfico de drogas: su jefe sería un temible narco hoy condenado en el mismo penal. El arsenal de su banda y la sangrienta guerra criminal por controlar el territorio de la Villa

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"Un perro muy malo", dijeron de él entre pasillos en la Villa 31 bis, con temor evidente. Los testimonios que recopiló la Justicia lo señalaron como un presunto gatillero, un sicario temible. Pero en la mañana del sábado 18 de julio, cuando miembros de la división Homicidios del GEOF y del GE-1 de la Policía Federal ingresaron al aguantadero de la manzana 102 de la Villa, conocido como "Casa del Pueblo", para detenerlo, el supuesto "perro malo" se entregó sin resistir. No le quedaba mucho por hacer.

J.A, alias "Piedrita", oriundo de Perú y de 24 años de edad, ya había sido procesado por robo en banda, disparo de arma de fuego y lesiones. Registros comerciales indicaron que había recibido desde mediados de 2014 casi un año de aportes del Servicio Penitenciario Federal: había trabajado en un penal porteño, al ser detenido allí. Sin embargo, esta vez se lo buscaba por delitos decididamente más pesados: dos homicidios ocurridos entre junio y julio de este año en la Villa, la muerte de dos ciudadanos también peruanos, Mónica Rojas Palma y Maicol Sánchez Ircash, cometido tres días antes de su captura.

Cuatro homicidios en un mismo mes, en las villas 31 y 31 bis, bajo el signo de la vendetta narco

"Piedrita" dormía junto a su novia en el aguantadero en donde fue apresado, una chica argentina de 21 años embarazada de cuatro meses, que fue detenida y liberada al poco tiempo. Se había confiado demasiado: tenía junto a él la pistola Browning .9 mm con la que, según pericias balísticas posteriores de la PFA, se le dio muerte a Rojas Palma y a Sánchez Ircash. Así, la doctora Estela Andrades -titular de la Fiscalía de Instrucción No. 40 y quien libró la orden de allanamiento- lo imputó por estos dos hechos. No son los únicas muertes en la trama, según confirman fuentes de la investigación a Infobae: se lo sospecha por otros dos homicidios, el de Jean Márquez Leao y el de Guido Giménez Verón, el 3 de julio último. Es decir, cuatro homicidios en un mismo mes, todos en la esfera de las villas 31 y 31 bis, bajo el signo de la vendetta narco.

Andrades sabía que debía actuar de día para llevar a "Piedrita" a la cárcel. Inteligencia provista por la Policía Barrial presente en la zona de la manzana 102, conocida como Playón Este, indicaba que la actividad delictiva era principalmente nocturna; las armas, ante riesgo de cacheos y detenciones, no se empleaban de día entre los delincuentes de la zona, ni las dejaban en sus casas. Así, Andrades pidió que el procedimiento no ocurriese antes de las 12 del mediodía. Testimonios de la zona indicaron múltiples domicilios relacionados con "Piedrita"; se allanaron ocho lugares en total. En una casilla en la manzana 111 se encontró un depósito de armas notable: pistolas Bersa, Colt y TAM, una escopeta Remington Magnum 8.70, carabinas Beretta, Ruger y Mauser con culata recortada, una bolsa con casi cien cartuchos de diversas municiones, cincuenta balas calibre .45, un chaleco antibalas y hasta una granada FMK-2 de fabricación argentina. Aquí, se estima que la banda de "Piedrita" dejaba sus armas durante el día. Junto al joven cayeron otros dos supuestos cómplices, un peruano de 38 años y un boliviano de 41, a los que se le abrieron respectivas causas por tenencia de arma de guerra.

Hoy, "Piedrita", defendido por un abogado particular, aguarda en el penal de Devoto, en una causa que tuvo varios vaivenes y que fue instruida también por la fiscal Silvana Russi. Tras haber pasado por despachos como el del doctor Manuel de Campos o Elizabeth Paisán en los tribunales de Talcahuano, se encuentra concentrada por decisión ratificada de Secretaría Especial en el Juzgado de Instrucción No. 21 a cargo de Omar Peralta. "Piedrita" ya tuvo su primera riña en la cárcel días atrás: se enfrentó a un familiar de una de sus presuntas víctimas. En el mismo penal, lo aguardaba quien la Justicia y la Policía sospechan es su jefe directo: el también peruano César Morán de la Cruz, alias "el Loco", uno de los criminales más notorios en la historia de la Villa 31, cuyo poder sobre las calles y pasillos del Playón Este no se habría disuelto tras las rejas.

Fundó un modus operandi que persiste en la Villa: desalojaba vecinos a punta de pistola, para usar sus casas como aguantaderos

La división Homicidios de la PFA lo buscó por largo tiempo; se lo sospechaba de participar en al menos seis homicidios desde su llegada al país en 2007. Finalmente, Morán, que se sospecha rigió sobre el menudeo de cocaína y una banda de pungas que atacaba en las inmediaciones de la terminal de micros, fue condenado por uno solo. Un tiro en la cabeza era su sello personal. El fiscal general Jorge López Lecube pidió 20 años de prisión en un juicio en octubre de 2013 ante el Tribunal Oral 24; recibió 15. Para muchos en la comunidad peruana en la Villa, Morán representó un cambio, un giro de mayor violencia en el delito, la llegada de las balas y los cadaveres. Formó un ejército de soldados, chicos menores de edad. Fundó un modus operandi que persiste en la Villa hasta hoy en su banda, indican fuentes a este medio: desalojaba vecinos de sus casas a punta de pistola, para usarlas como aguantaderos o depósitos, en puntos estratégicos en el mapa de la 31 bis.

Una investigación reciente del diario Clarín reveló su actual vida en Devoto: lo cuida una banda de otros 27 presos, muchos ex soldados de calle de su tropa, llamada "Los Espartanos". Infobae informó sobre los allanamientos ordenados por la fiscal Andrade el 19 de julio y sus resultados. Tres días después, La Nación reveló las implicancias narco del caso. Hoy, la violencia sanguinaria de los crímenes vinculados a "Piedrita" se vuelve evidente.

Un tiro no basta

Tareas de inteligencia policial vincularon al joven con la muerte de Mónica Rojas Palma, la primera víctima en caer. Tenía un botón de pánico del Gobierno porteño tras denunciar a ex parejas por violencia; según el expediente jamás llegó a accionarlo. La Policía sospecha que Rojas habría sido parte de la distribución de drogas en el Playón Este. El móvil de su muerte todavía es impreciso. Si era una competidora de los patrones de "Piedrita" o una aliada devenida en traidora, aún no queda claro. Fue acribillada en una peluquería en la manzana 102, la misma en donde fue capturado "Piedrita": la Policía halló en la escena ocho vainas servidas calibre .9 mm. Rojas tenía diez tiros en el cuerpo. No tenía antecedentes.

Cerca del cuerpo de Maicol Sánchez Ircash, acribillado el 15 de julio en la manzana 115 se encontraron 16 vainas servidas calibre .9 mm. Al contrario de Rojas, Sánchez Ircash tenía antecedentes, una causa por venta de drogas, más una expulsión y prohibición de reingreso a la Argentina. Recibió cuatro impactos de bala de frente y seis por la espalda. Junto a su cadáver, se hallaron vainas de un calibre idéntico a las que mataron a Leao y a Giménez Verón. Los resultados de las pericias sobre las mismas todavía se aguardan.

Le cortaron varios dedos antes de balearlo; aparentemente, por quedarse con droga ajena

El expediente en torno a Giménez Verón comenzó como un N.N: su identidad se supo poco después. De apenas 20 años de edad, registros públicos indicaron su adicción a la pasta base. Había sido internado en el hospital Borda, con eventual derecho a salidas transitorias, desde diciembre de 2014 a mediados de este año. Le cortaron varios dedos antes de balearlo. En este caso, hay un posible móvil: aparentemente, debía dinero y se habría quedado con drogas que no le correspondían. Los testimonios de vecinos fueron claves para esta investigación. Una fuente del caso admite: "Hay más trabajo policial en la zona que antes, una mayor cantidad de homicidios. Básicamente, son homicidios entre connacionales, el accionar es totalmente sanguinario. Y los vecinos hablan, pero tienen miedo. Saben que los pueden matar y que no tienen a donde ir." "Ahí venden droga", señalaba la gente del barrio a los miembros de la división Homicidios mientras entraban a buscar a "Piedrita".

¿Quién es el capo?

La Villa 31 bis se formó como un desprendimiento de la Villa 31, habitada en su alta mayoría por inmigrantes. Escala, junto a la Villa 31, más de 40 mil habitantes, en un crecimiento por año que es exponencial en edificación vertical y nuevos hogares. Los kioscos de paco son una sospecha constante en la zona del Playón Este, donde "Piedrita" y sus cómplices fueron apresados: negocios de golosinas y cigarrillos que venden pasta base bajo el mostrador. Alguien tiene que controlar el submundo narco en el lugar. Y quién es el jefe es algo que se debate con fuego. Tal como en la Villa 1-11-14 bajo la sombra de Marcos Estrada González, el conflicto entre paraguayos y peruanos se replica en Retiro.

Una voz de peso que conoce los movimientos internos del lugar afirma: "Los paraguayos se pelean con los peruanos, absolutamente. Desde hace dos años que se están viendo problemas fuertes. Los kioscos están vinculados a los peruanos. Los paraguayos tuvieron un boliche en la manzana 107, llamado 'Tarzán', en donde se encontraron droga y armas." Ese local es hoy parte de una investigación preliminar del fiscal Federico Delgado que recayó por sorteo en el juzgado de Sebastián Ramos, en donde los desalojos forzosos a manos de narcos se repiten, con venta de estupefacientes a chicos antes de entrar a una escuela cercana y una banda de paraguayos llamada "Los Sampedrinos", que puja por el control de la zona. Su principal líder se encuentra detenido.

Preso en Devoto, "Piedrita" no admite cuál es su rol en toda esta estructura, sus presuntos vínculos con el temible César Morán. Por lo pronto, ante el juez, el sospechoso de ejecutar cuatro ajustes de cuentas en poco más de un mes se negó a declarar.