"La farandulización de la política no me parece algo negativo"

Martina Soto Pose, la ex notera de CQC devenida en concuctora del noticiero de Telefe, habló con Infobae sobre su nuevo programa El Gran Bartender, su relación con la fama y la actual campaña electoral

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Sí, es verdad, estaba en CQC, pero a mí el formato noticiero siempre me había gustado. Después empecé CQC y pensé que mi carrera iba por otro lado, porque la música siempre me gustó y sigue siendo un objetivo. Cuando se dio lo del noticiero, fue como: "Tenía que suceder, evidentemente". Y ahora esta propuesta, que si bien no es estrictamente musical, sí tiene un costado un poco más rockero, por así decirlo.

En el noticiero estoy gracias a Rodolfo Barili, que un día me llamó y me dijo: "Mirá, te van a ofrecer esto. Fijate si te gusta". Yo le pregunté a él y me respondió: "Me gusta. No me gustaría que te despegues mucho del rol de conductora del noticiero". Uno relaciona la coctelería directamente con la fiesta y no, nada que ver. Hoy en día tiene mucho más que ver con el lifestyle, con un estilo de vida, y le intenté entrar más por ese lado. Rodolfo estuvo de acuerdo y no lo dudé mucho. Me interesó mucho la propuesta y me encantó el jurado; Bobby Flores, que es una masa, Inés de los Santos y Fede Cuco.

Con los vicios, bárbaro [risas]. En mi familia siempre hubo una cultura del buen tomar; yo era la que menos tenía que ver con eso. No tomé cerveza hasta como los 25 años. Tampoco soy mucho de salir, no soy realmente de ir a bares o a boliches. Pero sí me gusta estar en casa y cuando llego del noticiero pasada de rosca, a veces, tomarme un fernet; o los sábados a la noche sentarme con mi novio a ver tele, comer y de repente tomarnos una cervecita fresca.

Hijos por ahora no, siempre fui medio anti-Susanita. Toda la vida dije que no quería tener hijos, ahora, creo que en algún momento van a llegar. Sí me gustaría casarme; no hay mucho quórum del otro lado, pero no hay apuro tampoco.

No me imagino a mí como madre. Me da miedo hacerlo sentir mal o pobre, generarle algún trauma. Creo que es inevitable. Pero sí, en algún momento va a llegar. No por ahora, igual.

Igual, Mm cuesta. No soy mucho de ir a eventos, desde que trabajo en la tele menos todavía, me volví un poquito ermitaña. Es un mambo mío, porque tampoco es que salgo a la calle y soy Susana Giménez, pero a veces me siento un poco incómoda con eso de sentir que me miran. Todavía lo tengo que trabajar más, no me termino de acostumbrar mucho a esa faceta de la profesión.

No, tipo Nicolás Cabré no, que no le gustan nada las notas, se pelea con todo el mundo. No, a ese punto no.

En el noticiero, cien por ciento. En Caiga... aprendí un montón, pero lo sufría bastante el trabajo. Si bien me podía ir al pasto tranquila, total después se editaba, en el noticiero me siento más contenida. Es más estructurado, es la función de informar y no de la presión de hacer la pregunta incisiva, el comentario gracioso. Realmente lo disfruto mucho más. A veces jodo y digo que a mí de Diario de Medianoche me van a sacar en silla de ruedas, porque estoy muy feliz.

Sí y en ese sentido Germán Paoloski fue como una bisagra. No me gusta decir que después lo copiaron todos, pero sí creo que tomaron muchos elementos de su manera de conducir. Fue el precursor en esto de descontracturar el noticiero y ese formato de la medianoche, que después se vio en otros noticieros, incluso el de la Televisión Pública o Telenoche, que hoy por hoy ves la escenografía y, honestamente, hace algunos años nunca hubieras pensado que esa escenografía podía ser de un noticiero. Hoy por hoy el formato noticioso evolucionó mucho para ese lado; para que el conductor del noticiero no sea esa persona impoluta, impecable, rígida, sino que sea un tipo como el que está del otro lado mirando la tele.

Me cuestan mucho los policiales. Cuando a veces ponemos testimonios de familiares que han perdido un hijo o esas noticias, ahí sí me doy cuenta de que me cuesta y de que tengo que apelar a mi máximo profesionalismo, porque después te vuelven a ponchar y de repente tengo que hablar del papa o de deportes o presentar una película. Siento que me tengo que sobreponer en diez segundos, pero es un ejercicio que está bueno también.

Sí, cien por ciento.

Sí, cien por ciento y todos los ámbitos en los que he trabajado hasta ahora también me nutrieron mucho. Mi punto de vista, mi ideología. Crecí mucho en ese sentido, sobre todo en Caiga...; cuando empecé quizá la política no era lo mío ni era algo que me interesara mucho, pero indefectiblemente me terminé empapando muchísimo. Un día le hacía una nota al jefe de Gobierno o a un diputado y al principio lo transitaba con un poco de inconciencia, eso me ayudó a ser un poco mandada y a preguntar cosas que ahora las pienso y digo: "No te puedo creer que hacía esa pregunta". Aprendí un montón y sí, siempre me sentí con mucha libertad a la hora de trabajar.

Una vuelta, no recuerdo cuál era el motivo de la manifestación, pero fuimos a una marcha en el Congreso y fue el año que Caiga... pasó, si no me equivoco, de América al Trece. Viste que esos pases para algunas personas son: "Listo, ya está. Son periodistas de la corpo más o menos". En esa nota se había generado una situación un poco tensa con gente que estaba en la plaza y había sido feo. Al día siguiente yo estaba en el programa de Ernesto Tenembaum, en Rock and Pop, y me había despertado muy mal, porque había un tipo que se había puesto un poco agresivo y yo soy muy sensible. Ernesto, al aire, me preguntó y lo conté. Me puse súper mal, me acuerdo que medio se me quebró la voz y después decía: "No sé si realmente lo tendría que haber contado al aire". A mí no me gusta mucho entrar en esas discusiones políticas de la grieta, la no grieta. Tal vez hoy lo manejaría diferente, pero en ese momento sí, me acuerdo que la había pasado muy mal.

Son gajes del oficio y esas cosas son aprendizajes. En ese momento sentía que estaba todavía muy verde y me había afectado mucho emocionalmente. Había notas de Caiga... en las que que yo ponía mucho lo personal. Esas experiencias son positivas desde el punto de vista de que te sirven para crecer y para aprender a lidiar con esas situaciones. Hoy en día no lo contaría al aire, lo manejaría de otra manera conmigo.

No, porque creo que siempre intenté ser muy respetuosa respecto de la gente que piensa distinto y ávida también de aprender de lo que me rodea. Intento a veces no entrar mucho en discusiones políticas si me doy cuenta de que está así medio caldeado, porque no es el ámbito en el que más me guste discutir. Me gusta hablar de política, pero con respeto. Incluso a la hora de ir a entrevistar a alguna persona, no había esta cosa de: "A este matalo, a este perdonalo". No. "Hacele una nota y veamos qué sirve para la nota, veamos qué garpa, qué no".

No sé si existe el periodismo objetivo, porque no creo que ninguna persona sea objetiva. Todos tenemos un punto de vista. Sí creo que uno tiene que intentar ser lo más objetivo posible, pero siempre va a volcar su ideología, su forma de pensar, en lo que está haciendo. Entonces sí, lo que hay es como una gran conciencia de que si querés estar realmente informado y enterarte de las cosas que están pasando, no te podés casar con un solo medio. Tenés que leer varios diarios, medios internacionales, porque todo lo que llega o lo que no llega como información tiene un intermediario, que es el periodista, que es inevitable.

Bien, honestamente me parece que hemos tenido peores. Algunas más sucias. A mí me parece que bien.

El tema de la farandulización de la política no sé si estoy de acuerdo en que sea algo tan negativo. A mí me pareció genial que Recalde fuera a lo de Mirtha Legrand, por ejemplo. El tipo manejó muy bien la mesa. Hace unos años era impensado que Recalde o que el candidato del Frente para la Victoria estuviera en esa mesa. A mí me parece que eso es genial y que enriquece muchísimo. O el debate en TN, que Recalde se quejaba pero fue. La farándula tiene que ver tal vez más con lo popular y lo popular es lo que está cerca de la gente.

Así es ese candidato, entonces digo: "Bueno, si está hablando de piojos con Tinelli, debe ser un perfil de persona que le interesa hablar de esos temas en ese lugar y en ese ámbito". Debe ser un poco eso Massa también. Está bueno que el que quiera o no quiera votar a Massa lo vea haciendo eso, porque entiendo que nadie lo obligó a estar ahí.

Si se arrepiente de algo o si hubiera hecho algo diferente. Me imagino que llegando a este final de su segundo mandato, inevitablemente debe estar haciendo un balance o una introspección y me gustaría saber cuál es un poco ese análisis. Qué hubiera hecho diferente o en qué considera que se equivocó. Preguntándole cualquier cosa, Cristina sería muy interesante las respuestas que podría dar, porque me parece un personaje interesantísimo, único, realmente, en la historia de Argentina.

Tal vez más musicales. En Caiga... no había tanto espacio para el rock. El rock garpa un montón y creo que no lo explotamos mucho, eso. Ernesto Molinero, que era el productor general, nunca se casó mucho con la idea del rock y me parece que fue algo desacertado, porque hay un público fiel al que le interesan ese tipo de cosas.

No, Barili es re rockero. Tiene su banda, es rockero. ¿Por qué no? En algún momento.

Algunos, sí. Ayer conocí ingredientes que en mi vida había escuchado, como la espirulina. Así que sí, estoy aprendiendo un montón. Todavía no lo he volcado a la práctica, pero en cualquier momento invito.