Roque Fernández: "Gane quien gane, se dejará atrás al líder hegemónico"

En diálogo con InfobaeTV, el ex ministro de Economía sostuvo que el oficialismo "ha tratado de cambiar la mitología basada en el Perón y Evita para reemplazarla por la mitología de los Kirchner"

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- Usted escribió una nota en el diario La Nación donde se pregunta por qué si el populismo asfixia al país en el largo plazo, la gente vota candidatos populistas. ¿Qué lo llevó a salir de su lugar de economista para leer sociólogos e historiadores?

Ser economista profesional, una profesión donde normalmente trabajamos con el concepto de racionalidad, me llevó a preguntarme cómo puede ser que si doña Rosa cuando va a la verdulería, si subió la pera compra manzana, ejerciendo su racionalidad, esa misma doña Rosa cuando va al cuarto oscuro deja la racionalidad afuera y vota al populismo que la va a dejar sin carne en poco tiempo, como ya pasó otras veces en la historia argentina. Eso me llevó a revisar toda la literatura que hay sobre el populismo, y me encontré con supuestos que hablaban de la no racionalidad, de decisiones basadas en mitos.

- ¿Qué es lo que dicen esos autores?

Yo diría que hay dos corrientes, una basada en los trabajos de Ernesto Laclau, que habla de un sistema de representación en el cual el mejor sistema se construye a través de un líder hegemónico, que es un cuerpo místico, que puede representar todas las necesidades insatisfechas en forma benévola, para el pueblo. Obviamente, no es sustentable. ¿Cómo puede ser que una sociedad que actúa normalmente en forma racional crea que un líder hegemónico puede actuar en forma benévola, si los populismos siempre terminan mal?

Después tenemos el enfoque de Loris Zanatta, quien argumenta que el populismo es una continuación de la creencia de un superhombre que vendrá a salvar al pueblo. Eso no es muy extraño para el caso argentino, porque desde la época de la independencia, tuvimos guerra civil, salvo algunos momentos donde se pacificaba de algún modo, por ejemplo con Rosas, que el país se pacificó, a costa de una gran tiranía, pero había un orden. Si alguien protestaba, se le mandaba la mazorca. Más adelante, hacia 1880, se capitaliza Buenos Aires, y el país entra en un ciclo virtuoso, donde empieza a funcionar la política, con enorme actividad, hasta el golpe del 30. En ese momento, Argentina era la séptima economía del mundo, pero a partir de ahí nuestro país empieza a perder relevancia, junto con la destrucción de las instituciones políticas que se fueron organizando desde la Constitución del 53.

Cuando ocurre la reforma del 94, mi esperanza era dejar para siempre atrás el concepto de líder hegemónico, porque era una Constitución que tenía toda la legitimidad partidaria, que crea importantes instituciones de control, como el Consejo de la Magistratura, ahora cooptado por el kirchnerismo.


- ¿Por qué se volvió para atrás, entonces?

Yo descarto la fundamentación de tipo mitológica, a pesar de que está presente. La mitología peronista de que si no gobierna un peronista, este país no lo gobierna nadie, o de que para poder gobernar hay que darle el poder hegemónico a alguien. Eso es contrario a lo que dice nuestra Constitución.

Un grupo político, el kirchnerismo, ha tratado de cambiar esa mitología basada en Perón y Evita para reemplazarla por la mitología de los Kirchner. Pero ninguno de los dos se condice con la Constitución.

Yo creo que este ha sido un período de aprendizaje muy importante, donde nos vamos a sacar de encima el concepto de líder hegemónico. Que a la vez tiene mucho respaldo en la sociología internacional. Max Weber hablaba también del concepto de "fuhrer democratic", países que solo se pueden manejar si se le da todo el poder al líder.

Yo creo que lo que estamos viendo políticamente es que eso está desapareciendo, gane quien gane los argentinos no están respondiendo a un mito, o están dudando de la mitología vigente, lo que nos dará un gran salto para adelante, vamos a pasar a hacernos cargo de un sistema representativo de gobierno, en los cuales, inmediatamente hay que poner todos los mecanismos de control vigente, para que no nos quieran vender un nuevo mito.

- ¿Entonces es optimista con respecto a lo que viene?

Sí. Yo me puse a pensar que cuando discuto en los seminarios, gano todas las discusiones, pero las elecciones las perdemos todas. Eso es lo que me ha llevado a ver por qué se pierden las elecciones si las ideas correctas están de nuestro lado, por qué se pierde. Más allá de quien sea quien gane, estoy seguro de que Argentina va a capitalizar esta experiencia para bien, esto de dar un cheque en blanco a un líder hegemónico está para caerse irremediablemente, para ir a un sistema como la gente, representativo y republicano, como son las democracias occidentales.