Hepatitis C: el escenario actual de una enfermedad silenciosa

Según la OMS, hay más de 180 millones de personas infectadas alrededor del mundo y solo una pequeña porción lo sabe. Una experta analiza el alcance en el Día Mundial contra la Hepatitis

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Según estima la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen unas 180 millones de personas con hepatitis C alrededor del mundo y su incidencia crece entre unos tres y cuatro millones de casos nuevos por año. Esto constituye un verdadero problema global de salud pública. "En nuestro país los datos disponibles de prevalencia indican que entre el 1,4 % y el 1,5% de la población general padece esta afección", expresó la doctora Claudia Vujacich, médica infectóloga, Coordinadora de la Unidad de Hepatitis FUNCEI.

El virus de la hepatitis C (VHC) puede causar una infección tanto aguda como crónica, cuya gravedad varía entre una dolencia leve que dura algunas semanas y una enfermedad grave de por vida. Este patógeno, es responsable de la mayoría de los casos de cirrosis y cáncer de hígado en occidente y la primera causa de trasplante de hígado tanto en Argentina como en el resto del mundo. Según registros de la OMS, entre 300.000 y 500.000 personas mueren anualmente por enfermedades hepáticas relacionadas con la hepatitis C.

Una infección silenciosa

"La mayor parte de las veces, la hepatitis C es asintomática, tanto los pocos casos que vemos en la fase aguda como los que evolucionan a la cronicidad que son más del 80%", indicó Vujacich Coordinadora de la Comisión de Hepatitis de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI). Se trata de infecciones silentes que solo presentan manifestaciones cuando el hígado está muy dañado.

Dado que la infección aguda con el VHC es generalmente asintomática, su diagnóstico precoz es poco frecuente. En las personas que desarrollan la infección crónica, pueden permanecer sin diagnóstico hasta que se haya producido un grave daño hepático. "Habitualmente, el paciente llega a la consulta con el especialista porque son derivados de un banco de sangre o su médico le ha hecho un estudio de serología por enzimas hepáticas elevadas o por hígado graso y se ha determinado la infección en los controles", detalló la experta.

Los cuidados del paciente

Una de las consultas más comunes del paciente con hepatitis C tiene que ver con las recomendaciones que deba respetar el paciente mientras conviva con la infección. Según Vujacich, las pocas restricciones están vinculadas al consumo de alcohol ya que "lo más cercano a cero es lo mejor para el hígado de una persona con hepatitis crónica, sea B, C o hígado graso". Además, los pacientes deberían tener un listado de medicamentos permitidos y no permitidos para chequear con su médico y que no resulten hepatotóxicos como pueden ser algunos antibióticos o los antiinflamatorios no esteroideos que habitualmente se consumen. Si no estuvieran inmunizados, se recomienda que reciban las vacunas contra las hepatitis A y B.

Hepatitis C en casa

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Otra preocupación del paciente es la posibilidad de transmitir la infección a sus contactos más cercanos en el ámbito doméstico. Sin embargo "el contagio hogareño es mínimo y prácticamente despreciable", indicó la doctora Vujacich.

"Lo que sí tenemos que saber es que los elementos de uso personal como rasuradoras, cepillos de dientes y alicates, deben estar fuera del alcance de los chicos. Ante un accidente doméstico, es importante que nadie entre en contacto con la sangre, dejar actuando una solución con lavandina para luego limpiar", agregó.

El virus de la Hepatitis C se transmite mediante el contacto con sangre de pacientes infectados, incluso en cantidades imperceptibles

Se transmite a través de la sangre, y las causas de infección más comunes son las prácticas de inyección poco seguras, la esterilización inapropiada de equipo médico en algunos entornos de atención sanitaria y el uso de sangre y productos sanguíneos sin analizar.

Si el paciente debe concurrir al dentista puede avisarle que padece la infección. No obstante, el odontólogo debe estar vacunado contra hepatitis B como todo profesional de salud. "No tenemos gamaglobulina ni vacuna contra hepatitis C pero, ante un accidente cortopunzante, el profesional de salud tiene que seguir controles específicos para asegurarse de no haber sido infectado", refirió la especialista.

El paciente y la historia de la enfermedad

Una vez que se haya diagnosticado la hepatitis C, lo importante no será determinar su carga viral porque eso no correlaciona con progresión sino, más bien, se deberá evaluar el tipo y grado de daño hepático (fibrosis o cirrosis). Esto puede hacerse por biopsia hepática, que hasta ahora era el método histórico o por "diversas pruebas no invasivas que se han desarrollado como el fibroscan o el fibrotest que dan una noción de si el daño en el hígado es mínimo, moderado o severo. Y antes esas circunstancias el especialista puede determinar cuál es la urgencia de un eventual tratamientos", definió Vujacich.

Además, se debería realizar una prueba de laboratorio para identificar el genotipo de la cepa de hepatitis C de esas personas. Hay seis genotipos del VHC que responden de manera diferente al tratamiento. Por otra parte, una persona podría estar infectada con más de un genotipo. El grado de daño hepático y el genotipo viral se utilizan para determinar la orientación del tratamiento y la gestión de la enfermedad.

Tratamientos

La hepatitis C no siempre requiere tratamiento, porque en algunas personas la respuesta inmunitaria eliminará la infección espontáneamente. Cuando el tratamiento es necesario, el objetivo es la curación. La tasa de curación depende de algunos factores tales como la cepa del virus y el tipo de tratamiento que se dispensa. Antes de comenzar el tratamiento se debe realizar un examen minucioso a fin de determinar el enfoque más apropiado para el paciente.

Hasta hace 15 años atrás, los fármacos para tratar esta enfermedad ofrecían entre un 10 y un 15% de eficacia. Sin embargo, en la actualidad existen importantes avances en los tratamientos que permiten incrementar las oportunidades de cura de la enfermedad cuando es detectada precozmente. De allí la necesidad de la concientización y la detección temprana de la patología.

El tratamiento clásico para la hepatitis C es una combinación de terapia antiviral con interferón y ribavirina (biterapia), eficaz contra todos los genotipos de virus de la hepatitis (pangenotípica). Lamentablemente, el interferón no está fácilmente disponible en todo el mundo, y algunos pacientes tienen intolerancia a ese fármaco. Esto significa que la gestión del tratamiento es compleja, y que muchos pacientes no lo terminan.

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Los progresos científicos en los últimos 3 a 4 años permitieron el surgimiento de los inhibidores de proteasa de primera generación que se utilizaron junto con el interferón que resultaron mejores en eficacia que la bitgerapia pero bastante tóxicos. "Esto hizo que estas drogas fueran cayendo en desuso para dar lugar a la segunda generación de antivirales de acción directa que son de tres familias diferentes y que ahora se combinan en distintos esquemas libres de interferón. Ya está demostrado que se puede curar la hepatitis C sin el interferón con distintas combinaciones de estas drogas nuevas de las cuales dos están ya aprobadas por la ANMAT y próximas a ser comercializadas y otras dos están en proceso regulatorio. Es probable que en los próximos meses tengamos disponibles la mayoría de estas", aseveró la doctora Vujacich.

Estos tratamientos en hepatitis C son curativos. Lo más importante a destacar es que "una persona que alcanza fin de tratamiento negativo y seis meses postratamiento - sin detección del virus en sangre- lo más probable es que esté curado", señaló la especialista. "Históricamente, es la primera vez que se logra curar una infección viral crónica con un tratamiento oral".

Actualmente hay investigaciones en curso para el desarrollo de una vacuna contra la hepatitis C, pero según consigna la experta: "al igual que para el HIV, parece muy difícil de lograr dada la variabilidad genética del virus y los mecanismos de escape del sistema inmunológico", finalizó.

28 de julio, Día Mundial contra la Hepatitis

La OMS conmemora hoy el Día Mundial de la Hepatitis, que se eligió en honor al profesor Baruch Samuel Blumberg, Premio Nobel, nacido un 28 de julio, que descubrió el virus de la hepatitis B y desarrolló la primera vacuna contra él.

Desde el organismo internacional piden vacunar a los niños contra la hepatitis B y someterse a pruebas de detección de forma temprana.