Sanz: "El radicalismo es un partido de militantes, no de gurúes"

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Muy crítico con recientes declaraciones de Jaime Durán Barba, el precandidato a presidente por la UCR en el frente Cambiemos, Ernesto Sanz, reconoció que le molesta la importancia de los gurúes, las encuestas y el marketing. Dijo que la política está para cambiar las culturas negativas, y no para avalar resignadamente lo que sucede.

Recordó que la UCR apoyó la reestatización de YPF, y criticó duramente al peronismo, que va de extremo en extremo, del "mercadocentrismo" al "estadocentrismo". "Lo correcto es un equilibrio entre mercado y estado, fusionados para el desarrollo, y esa es la posición del radicalismo históricamente", dijo. También aseguró que la UCR está preparada para la fiscalización de las PASO en todo el país.

-¿Está preparada la UCR para la fiscalización de las elecciones, tiene fiscales en todo el país?
Sí, es un tema central, porque en lugar de haber avanzado en el esquema electoral para hacerlo más transparente para los ciudadanos, y en hacer más simple la elección, es todo cada vez más complicado. Boletas que miden más de un metro, necesidad de redoblar los esfuerzos en algunos lugares donde todavía hay violencia, hay compras de voluntades, patotas en el escrutinio. Hace tiempo que estamos preparando a nuestra gente, tenemos otros aliados en la provincia de Buenos Aires, el partido FE del Momo Venegas, y gran cantidad de militantes preparados para esta tarea. Pero nada alcanza si no está todo el mundo atento a esta situación.

-Pareciera que hay una relación entre fiscalización y éxito electoral en algunos lugares, como el conurbano bonaerense. En octubre del 2013 apenas tuvo el 13 por ciento de las mesas cubiertas por fiscales, según lo aseguró el CIPPEC en un estudio.

En esta ocasión, donde se dirimen candidaturas locales de intendentes, de concejales, donde se dirime la gobernación de la provincia y obviamente de la presidencia de la Nación, va a haber fiscales del Frente Cambiemos en cada una de las escuelas y en cada una de las mesas. Es un tema central. E insisto en algo, no me gusta hablar así de una democracia que tiene 32 años, donde esta cuestión debería quedar fuera de discusión, no debería haber ninguna sospecha, pero la realidad es que hay peligro de fraude, y es una realidad que hemos comprendido y estamos preparados para este comicio.

Daniel Salvador, que de él estamos hablando, está recorriendo palmo a palmo el distrito, es un profundo conocedor de la provincia de Buenos Aires y, sobre todo, de la estructura del radicalismo. Está haciendo lo que tiene que hacer, generando esa mística que supone competitividad en una elección. Daniel no es un tipo mediático, pero es muy bueno en lo que está haciendo. Las elecciones se ganan con la mediatización de los propuestas, algo que María Eugenia hace muy bien, pero también con una estructura de base territorial, sobre todo en una provincia tan extensa y particular, que es el 38 por ciento del electorado del país, hay que caminarla mucho.


-Es cierto que si el PRO no aceptaba un vicegobernador de la UCR, la UCR se retiraba del frente, se rompía Cambiemos.
No sé si se lo rompía, pero el frente iba a quedar muy desintegrado en términos de complementariedad entre los partidos. Una fórmula completa de uno solo de los partidos hubiera significado un desequilibrio. Lo que se hizo fue rever una decisión equivocada, corregirla, e ir por el camino correcto. El camino correcto es la integración. Desde que se tomó esa decisión a hoy, se creció enormemente. Hay un elemento galvanizador, además, un elemento que funciona como amalgama, no sólo en los dirigentes del frente, sino en la ciudadanía, que es visualizar el peligro de cuatro años más de kirchnerismo a nivel nacional, y en la provincia de Buenos Aires. Hace 28 años que gobierna el mismo partido la provincia de Buenos Aires, y lo único que se ve son imágenes de abandono, de marginalidad, de desprotección social, tiene que ver con un modelo de gobierno en la provincia y en estos doce años en la Nación. Cualquier diferencia entre nosotros tiene que pasar a segundo plano porque lo que nos impulsa a estar juntos es ganarle al kirchnerismo y gobernar la Argentina que viene.

-¿Cuál es el aporte que hace la UCR al frente Cambiemos?
El radicalismo le aporta a este frente una visión federal e integral de la Argentina, algo fundamental. Se necesita recomponer el federalismo, desarrollar las economías regionales, un mapa distinto al que vemos de la Argentina, con un norte empobrecido, un centro excedentario, autosuficiente, de la Pampa Húmeda, y la Patagonia, olvidada, abandonada. El país necesita esa visión integral. El radicalismo también le aporta los valores de decencia, de transparencia, de honestidad, de respeto por los bienes públicos, de coherencia en el tiempo, los valores republicanos de división de poderes, de controles, que en la Argentina que viene serán esenciales para recomponer la calidad institucional. Además le aportamos un volumen territorial que será esencial para el próximo gobierno, gobernadores, intendentes, concejales en todo el país. Ese es mi partido.


-¿Cree que sus conversaciones pudieron haber influido en el cambio de discurso de Mauricio Macri?
Desde un comienzo, cuando hablamos de la construcción del frente, no solo hablamos de la construcción electoral, porque hicimos un frente para gobernar la Argentina. Así que puse arriba de la mesa lo que nosotros pensamos de YPF, por ejemplo. El radicalismo lo pensó siempre, porque el radicalismo creó YPF con Mosconi, porque cuando esta gente privatizó, el radicalismo estuvo en contra, y cuando esta gente la estatizó, nosotros estuvimos a favor. Eso se llama coherencia. La incoherencia está en el gobierno, en los 90 privatizó y ahora se fue al otro extremo, pero son los mismos. Pasaron del mercadocentrismo, el mercado es el único que genera y distribuye riqueza, al estadocentrismo, donde el estado es el único que genera y distribuye riqueza. Ambos conceptos son equivocados, porque son los extremos. Lo correcto es el punto medio, mercado y estado fusionados en un modelo de desarrollo. Eso somos nosotros, ese es el radicalismo, que incluye a Frondizi, que era radical.

-¿Le molesta ese comentario del gurú del PRO, Jaime Durán Barba, de que si el 65 por ciento de los bonaerenses piensan que el de Scioli es un buen gobierno, entonces es un buen gobierno?

Sí, me molesta, y no lo comparto para nada. Estoy en las antípodas de ese pensamiento. El radicalismo no es un partido de gurúes, sino un partido de militantes políticos. Militantes que tratan de hacer de la política una herramienta para cambiar culturas negativas y modelos sociales que son negativos. Si en la provincia de Buenos Aires existe esa creencia, la política tiene que encargarse de hacer docencia para que la gente entienda que no es un buen gobernador, y no tomarlo como un dato de la realidad. El mundo de los gurúes, de las encuestas y del marketing tiene un valor en la Argentina de hoy a mi juicio exagerado, por eso la política pierde valor y pierde sustancia. Lo más progresista que hay es romper con los valores decadentes. En 1983, la política progresista rompió con la cultura del partido militar y de los golpes militares. Si la política no es capaz de romper con esos fenómenos culturales decadentes, entonces para qué estamos.