Meditación, exotismo y sabores desconocidos en Tailandia

Golpeada en 2004 por un tsunami, el "país libre" logró recuperarse por el esfuerzo y la disciplina budista. Un recorrido profundo por sus tradiciones, paisajes y cocina. Galería de imágenes

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La sonrisa comienza con un leve temblor en las comisuras. Enseguida, las bocas se curvan hacia arriba y delatan una hilera de dientes blancos y parejos, que contrastan con las pieles tostadas y brillantes. Antes de que sus labios sonrieran, los ojos rasgados de aquellos campesinos ya demostraban simpatía. Más allá de su etimología, a Tailandia se la conoce como el país de la gente sonriente. La hospitalidad y la dulzura de los tailandeses son proverbiales.

El concepto budista de la transitoriedad de la vida, de la posesión y la necesidad de evitar los extremos en las emociones y en el comportamiento, han determinado un carácter relajado y fascinante. Por esta razón, aquella sonrisa llamativa, lo primero que llama la atención al llegar, es solamente uno de los frutos del alma serena y el equilibrio espiritual de este pueblo.

"Thai" es el nombre de la etnia mayoritaria de Tailandia. Ésta se liberó hace más de 2.000 años, cuando huyeron de los chinos. "Prathet Thai" puede traducirse según su etimología como País de la Gente Libre, la nación de los thai. Cuando el concepto se tradujo al inglés pasó a ser simplemente Thailand, país cuya capital es Bangkok, y de esta forma se lo conoce actualmente.

Aunque el idioma oficial es el tailandés, debido al interés turístico, la población se maneja también con el inglés. Por otra parte, su moneda es el baht que se divide en 100 satang.

Con respecto al clima, Tailandia es benigna: tiene un clima tropical con época de monzones entre mayo y julio, seguido de una época de lluvias que dura hasta octubre. En noviembre y diciembre disfruta de la estación seca y las temperaturas suben durante enero. La duración de cada estación depende de la región y la altitud en la que se encuentre.

El país posee una gran planicie, una meseta extensa y montañas altas. El río principal es el Chao Phraya que con sus afluentes riega la tercera parte del país. El territorio nacional tiene 514.100 km² de extensión y se encuentra en el centro del sudeste asiático.

Las tres cuartas partes de la población tailandesa pertenecen a las etnias Thai y Lao. Existen otros grupos étnicos como los malayos, los mon, los khmer y las tribus indígenas de las montañas. Además, estos grupos conviven con una amplia comunidad china, la cual ha jugado un papel muy importante en la economía del país.

En el valle del río Mekong vivían hace diez mil años los primeros agricultores y los primeros que trabajaron el metal. Posiblemente aquellos grupos de pobladores hablaban una lengua similar al thai, solo que más tosca y exigua. Además de conocer la metalurgia, pronto comenzaron a cultivar arroz y desarrollaron ingeniosas intervenciones sobre los cursos de los ríos para poder emplazar los cultivos.

Desde su comienzo paulatino, Tailandia ha vivido épocas pacíficas y violentas. Fue el Período Ayutthaya, el más próspero y el que marcaría definitivamente, el futuro del país. Ayutthaya fue una de las ciudades más grandes y prósperas de Asia, debido en gran medida a su rico puerto marítimo. A mediados del siglo XVI Ayutthaya cayó bajo el dominio de los birmanos, pero los thais recuperaron el control a finales del mismo siglo.

Hacia 1765, el auge de Ayutthaya era tal que de nuevo atrajo la codicia de los birmanos, quienes destruirían la ciudad. Después de cuatro años, el general Phraya Taksin reunió a los ejércitos Thai, expulsó a los birmanos y se proclamó rey. Inmediatamente trasladó la capital a Thonburi. Las peleas con los ministros terminarían provocando la destitución de Taskin.

En 1782 asumió un nuevo rey, el general Chao Phraya Chakri, con él se inició una de las dinastías más famosas, la Chakri. Durante esta época se trasladó la capital a Bangkok. El Rey Mongkut, más conocido como Rama IV subió entonces al trono e inició un período de reformas entablando relaciones diplomáticas con Europa. Por iniciativa de un grupo de estudiantes thais que vivían en París, en 1932, se organizó una revolución contra la monarquía absoluta de Siam, el resultado llevó a la creación de una monarquía constitucional según el modelo británico.

Fue en 1939 cuando el nombre oficial del país, Siam, se cambió por el de Tailandia- prathet thai-. Prathet proviene del sánscrito pradesha que significa "país", thai, posee la acepción de "libre". Del 1941 a 1945 el ejército japonés ocupó zonas de Tailandia hasta que fue derrotado al término de la Segunda Guerra Mundial. Durante 1946 subió al trono el actual Rey Rama IX y llegó al poder el primer gobierno tailandés elegido democráticamente iniciándose con él un largo período de cambios, de cierta inestabilidad, durante el que se sucedieron una y otra vez intentos de golpe de estado, intrigas y conspiraciones. Fue entonces cuando la juventud promovió mejoras, aperturas y la lucha por la monarquía constitucional y la libertad.

Entre 1991 y 1992 un golpe militar sitúa al general Suchinda en el poder. Tras los enfrentamientos callejeros entre los manifestantes, que pedían la dimisión del general y los militares, Rama IX intervinió y restauró la democracia. Justamente cuando el país se encontraba durante un proceso de pacificación, el 26 de diciembre de 2004 un tsunami asoló la costa tailandesa de Andamán.

Su lema es "Sanuk, Sabai y Saduak", que traducido significa "sé feliz, permanece sereno, conténtate con aquello que la vida te ofrece". En Tailandia, el budismo es la religión predominante. Aproximadamente, un 95% de la población Thai es budista.

El llamado patriarca supremo, es el cabeza de la religión budista. Por lo general, este es un miembro de la familia real. El tipo de budismo que se practica en el país es el de la escuela Theravada, que hace hincapié en el potencial del individuo para alcanzar el nirvana, el estado puro, la reencarnación, el paso a una vida mejor. Ser un buen practicante garantiza la reencarnación en una criatura más limpia y pura o el pasaje directo al nirvana.

Son los monjes budistas los encargados de transmitir el código ético del budismo Theravada con cinco preceptos: no matar, no robar, no abusar del sexo, no mentir y no envenenar bebidas. Estos preceptos no conforman ninguna ley escrita, tan solo son recomendaciones de lo que el budismo ha llamado "la recta conducta".

En Tailandia existen unos 18.000 templos y al menos 140.000 sacerdotes budistas. Casi todos los hombres tailandeses que profesan este credo viven unos días, o incluso meses, en un monasterio, ofrendando parte de su vida. La visita a cualquiera de sus templos implica entrar correctamente vestido: ni pantalones cortos ni remeras. Una de las características más llamativas es que se debe entrar descalzo.

Algunos templos son verdaderas joyas arquitectónicas. Aquí presentamos algunos de ellos. Recuerde al visitarlos guardar suficiente respeto. No se hallará solamente frente a una construcción, por más bella que ésta sea. Todo un sistema de creencias está atesorado entre las piedras de esos muros.

Algunos de ellos son Templo del Buda de Esmeralda (Wat Phra Kaeo), Templo del Buda de Oro (Wat Traimit), Templo Buda Reclinado (Wat Po), Templo del Amanecer (Wat Arun), Chiang Mai (Wat Changman), Chiang Rai (Wat Phra That Doi Tung), Mae Hong Son (Wat Chong Kham y Wat Chong Klang), y Sukhotai (Wat Mahathat). Por su parte, los musulmanes constituyen aproximadamente el 4% de la población. También hay comunidades cristianas e hindúes.

Un paraíso donde cada olor anuncia algún sabor o textura extraordinarios. El fuego donde se calentaban las ollas crepitaba con cada manojo de jarillas que arrojaban los cocineros. La combustión lenta y cuidadosa, los humos de diferentes especies vegetales que acarician una y otra vez los cobres y parrillas, provocan una conjunción de sensaciones: aromas, sabores y tonos.

De los ingredientes que trasladaban antiguamente las caravanas de peregrinos, actualmente quedan las recetas donde se los incluye, y en los mercados, prolijamente dispuestos en cestas puede apreciarse sus colores y diferentes formas. Si el visitante se detiene en medio de alguno de estos mercados de Bangkok posiblemente un embriagador torbellino de imágenes embote sus sentidos: Tailandia seduce como si se tratase de un extraordinario genio dispuesto a cumplir no tres, sino mil deseos.

La riqueza de sus ingredientes, la exquisitez en la presentación, una gran creatividad y su exotismo, hacen de la cocina tailandesa una de las más ricas de todo oriente.

El arroz es uno de los ingredientes que nunca faltan en la mesa tailandesa. Se prepara de múltiples formas: hervido, frito o en sopa. En la zona norte, la variedad que se cultiva es más gelatinosa, comúnmente se le conoce como "arroz pegajoso". Sin embargo las verdaderas protagonistas de la cocina tailandesa son las salsas, hechas a base de guindillas, pasta de cangrejo, ajo y especias. Son mucho más que el simple aderezo, desempeñando un papel específico dentro del plan de cada comida.

La salsa de pescado, llamada nam pla, por ejemplo, en muchos platos sustituye a la sal. Otras salsas en cambio se emplean para resaltar determinados sabores, como la de ostras fermentadas o las que incorporan la leche de coco, para equilibrar los sabores.

El desayuno Thai resulta sorprendente por su importancia. Se compone de arroz con pollo, cerdo, gambas y ajo, acompañado de un huevo frito y pepinillos en vinagre. En cambio los almuerzos suelen ser más ligeros y se componen de un solo plato de arroz frito, tallarines con algún bocadillo frío o verduras.

La cena, sin embargo, es la comida más importante del día. En ella se concentran en calidad, cantidad y sabor los mejores ingredientes de la cocina thai. Arroz, sopa, pescado o pollo, ensalada, hortalizas, salsa y postre.

Otro de los puntos más importantes de la cultura tailandesa es la presentación de la comida, la delicadeza y la creatividad con que se la presenta. Abundan las flores frescas, las frutas y verduras talladas. Este impacto visual encuentra una correspondencia cuando el comensal se sienta a la mesa. No es extraño que una cultura que vive bajo semejante tono estético posea la suficiente serenidad espiritual como para que sonreír sea algo completamente habitual.

Como ya dijimos, la base de la sociedad tailandesa se funda en el budismo. Por lo tanto, las técnicas de meditación son un saber que se aprende de forma tan natural como los occidentales aprenderían a andar en bicicleta o a nadar.

La meditación se basa en ejercitar la propia mente, para no centrarse sobre el ego, sino poder focalizar en valores exteriores, como la verdad, el amor, la compasión y la paz. Los maestros de meditación suelen remarcar que una persona que viva de su imagen y toda su tensión espiritual pase por demostrar poder o belleza, jamás podrá equilibrarse, ya que estaría olvidando lo más crucial de la persona: el ser.

Además, el budismo repudia las drogas, el consumismo, la violencia y el desenfreno sexual, ya que considera que estas acciones representan escapismos. Lo que permanece siempre es lo verdadero: la divinidad, un Dios que para los thai se encuentra alrededor, en la calma y la ayuda desinteresada al prójimo.

Además de los centros de cura termales, existen muchos centros profesionales donde poder aprender y practicar la meditación: el Centro Internacional de Meditación Budista en el Wat Mahathat de Bangkok, el Centro de Meditación Wat Khao Tham de Koh Phangan, Surat Thani y el Centro de Meditación Vipassana Vivek Asom en Chon Buri son los más conocidos de entre los que ofrecen cursos completos.

Las dos mayores formas de meditación budista son samantha y vipassana, conocidas conjuntamente como bhavana. Cada una persigue objetivos diferentes: la primera provee tranquilidad y concentración; la segunda, meditación y búsqueda interior. Es, de todas formas, esencial combinar estas dos disciplinas para alcanzar el pleno desarrollo de la propia mente.

Otra forma es la meditación Metta o "del amor por la amabilidad" enseñada por Buda a los monjes que vivían en un bosque lleno de serpientes. Éstas picaban continuamente a los monjes por lo que decidieron preguntar a Buda cómo resolver el problema. Éste les enseñó el amor por la amabilidad hacia las serpientes. Los monjes siguieron su consejo y comenzaron a respetar a los reptiles que, desde entonces, ya no constituyen una amenaza para ellos. Este tipo de meditación está compuesto por cuatro niveles que enseñan a pensar de manera tranquila y a desarrollar algunas capacidades mentales como la fe, el amor y la amabilidad.

El Nuat Phaen Boran es el masaje tradicional tailandés, que proviene de la India y sus orígenes son antiquísimos. Fue inventado por Jivaka Kumar Vacta, vidente y médico personal de Buda, que aplicó al masaje los principios del yoga. De esta forma, le confirió un sentido no solo fisiológico, sino también espiritual.

A través de la presión controlada sobre los puntos clave del cuerpo humano, la circulación sanguínea del paciente mejora de forma considerable. De esta manera se alivian dolencias y se curan molestias comunes como fiebres, dolores de cabeza, de espalda, dolores de estómago y tensiones nerviosas.

Se ha demostrado que el masaje es también eficaz en los ataques epilépticos, en las fases iniciales de parálisis y en la dislexia.

Sin embargo, actualmente, equipos médicos analizan la dolencia de cada paciente para tener la seguridad de que no se trata de patologías graves.

Espiritualidad, paisajes exóticos, bienestar físico y oferta comercial. Tailandia, además de seducir con su antiquísima historia, demuestra ser uno de los destinos más bellos para experimentar la diversidad humana y suspender, al menos durante unas vacaciones, la rigidez rutinaria de occidente.