Televisores y más: cómo mantiene su imperio el PRI en México

El Gobierno avanza con un polémico plan para entregar 13,8 millones de dispositivos digitales gratis, y la oposición lo acusa de clientelismo. Cambio y continuidad en el partido que gobernó 70 años el país

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 Gerardo Viercovich Fotografía 163
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Enrique Peña Nieto consiguió en 2012 que el PRI recuperara su lugar natural en la política mexicana: la Presidencia del país, que había mantenido de forma ininterrumpida entre 1929 y 2000, cuando la perdió a manos del PAN.

En esos 12 años que pasó fuera del Palacio Nacional, en los que se sucedieron los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, el Partido Revolucionario Institucional cambió muchas cosas. Pero los ejes centrales de su forma de ejercer el poder se mantuvieron inquebrantables.

Formalmente, quedó en el pasado ese viejo partido hegemónico y autoritario, que hasta 1977 era el único en condiciones de competir en las elecciones, que recién en 1989 perdió su primera gobernación -Baja California- y que hasta 1997 mantuvo la mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso. Sin embargo, sus detractores aseguran que, en los hechos, poco cambiaron las cosas.

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Muchos vieron la confirmación del regreso de ese fantasma el año pasado, cuando el Gobierno Federal se comprometió por ley a entregar gratuitamente 13,8 millones de televisores digitales a beneficiarios de planes de la Secretaría de Desarrollo Social. El argumento es lograr el "apagón analógico" y que todos accedan a una televisión de alta tecnología.

En mayo de 2014 comenzó el reparto de los dispositivos, que se extenderá hasta diciembre de 2015. A comienzos de junio, la oposición denunció que el PRI estaba ofreciéndolos a cambio del voto en las elecciones legislativas del domingo 7.

Pero el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó que eso no enturbiaba la transparencia de los comicios, ni otorgaba ventaja alguna al partido gobernante.

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Dejó el Gobierno, pero no el poder

"Lo impresionante del PRI fue su capacidad para seguir ganando elecciones estatales. Eso lo mantuvo vivo los 12 años que pasó fuera del poder. Los gobernadores priistas no tienen reelección, pero aprendieron que su trabajo principal es que los candidatos de su partido ganen todos los comicios en sus estados. Para las legislaturas locales, para los municipios, o para el Congreso", dice a Infobae la politóloga Joy Langston, profesora e investigadora del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), especialista en la organización partidista del PRI.

"¿Por qué ganan las elecciones? -se pregunta- Porque los políticos priistas son diferentes al resto. Para llegar a ser candidato a gobernador, tienen que tener muchos años de experiencia, una gran cantidad de aliados, y acuerdos con grupos del sector privado. Además tienen que haber sido presidentes del municipio capital, y haber trabajado con un gobernador anterior como secretarios. Un postulante del PAN puede que haya tenido uno o dos puestos previos, pero un priista pasó por diez o más, es impresionante su carrera política".

Una de las claves para entender por qué al PRI le resultó relativamente fácil volver al Gobierno Federal es que entre 2000 y 2012 nunca tuvo menos de 17 de las 32 entidades federales del país (31 estados y la capital), y en algunos momentos llegó a tener hasta 21. Es decir que siempre controló entre la mitad y dos terceras partes de las gobernaciones, duplicando a sus rivales, el PAN y el PRD.

 Gerardo Viercovich Fotografía 163
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"El PRI pudo volver en 2012 porque en 2000 se había ido de la Presidencia, pero no del poder. Siempre gobernó más de la mitad de los estados, y en diez nunca perdió, con lo cual lleva más de 80 años de gobierno. En ese contexto, hubo en México una fuerte descentralización de recursos, que fue muy importante para sostener la maquinaria. Es el único partido con una presencia territorial homogénea en el todo el país", explica Juan Cruz Olmeda, politólogo, profesor e investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, en diálogo con Infobae.

El que controla los estados tiene muchas probabilidades de manejar también el Congreso, porque es en las entidades federales donde se elige a los representantes parlamentarios. Si bien el PRI jamás recuperó la mayoría absoluta que para Diputados perdió en 1997, y para Senadores en 2000, sí logró mantener un núcleo duro capaz de condicionar a cualquier Gobierno.

"Trágicamente para el PAN, sus dos presidentes no lograron las reformas estructurales que prometieron porque tuvieron que negociar cada una con el PRI, que no les quiso ceder una victoria legislativa importante. Cuando llegó Peña Nieto a la Presidencia, hizo en dos años lo que los panistas no habían podido en 12, gracias a que el partido tuvo una disciplina de libro en ambas cámaras", dice Langston.

De todos modos, los cambios que se gestaron desde los 80, cuando comenzó el período que se conoce en México como de la transición democrática, y que se profundizaron después de la derrota electoral, no fueron menores. El sistema político mexicano se volvió plural y bastante competitivo, lo que obligó al PRI a transformarse.

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"Cambió bastante en los 12 años que pasó fuera del poder. En primer lugar, se volvió más descentralizado. Antes el partido era un apéndice del Gobierno Federal, algo que se modificó cuando perdió, porque ya no había un presidente diciéndole a las autoridades partidarias qué tenían que hacer", cuenta Langston.

El nuevo contexto obligó al partido a cambiar de estrategia. Las derrotas en los comicios de 2000 y 2006 se explican en buena medida por la persistencia de lógicas que habían sido válidas en el período anterior, pero que ya no lo eran.

"La competencia electoral -dice Olmeda- le hizo ver que debía elegir candidatos competitivos, porque hasta los 80 los seleccionaban desde las altas esferas del poder central, por vinculaciones personales con el Presidente. Cuando los partidos de oposición empezaron a ganar espacio, el PRI tuvo que cambiar esa lógica, para empezar a elegir postulantes con mejor imagen y arraigo territorial".

"Peña Nieto fue muy hábil e hizo lo que los candidatos anteriores no pudieron: construir una alianza homogénea al interior del partido en torno a su candidatura. Roberto Madrazo, que se postuló en 2006, era muy resistido por muchos gobernadores, que no lo veían como alguien competitivo. Peña aprendió de eso y desarrolló una estrategia muy de largo plazo, desde su época como gobernador de México. Entonces, todos trabajaron para su triunfo en las elecciones", agrega.

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El PRI y el clientelismo

"Cómo separar la acción del Estado de los intereses de los partidos se convirtió en un tema central de la agenda política desde los 2000, y se plasmó en una serie de reformas electorales orientadas a evitar que la intervención del Estado pudiera interpretarse en favor de algún espacio. Hay mucha regulación para limitar durante la campaña electoral el rol del Presidente, que tiene que suspender las inauguraciones de obras", dice Olmeda.

"Pero si bien existe una normativa y esfuerzos para que se cumpla, obviamente que hay ciertas trampas. Nadie en México podría afirmar que los programas sociales no se usan con fines electorales. Aunque no es algo exclusivo del PRI, por más que tenga una historia mucho más extensa. A nivel de gobiernos estatales, el PAN y el PRD reciben denuncias similares del PRI cuando le toca ser opositor", agrega.

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El triunfo de Peña Nieto no estuvo exento de acusaciones por el uso de estas estrategias en los estados controlados por el partido. "En las elecciones de 2012 -dice Langston- hubo un enorme escándalo con las 'tarjetas monex', que tienen dinero cargado, pero no están a nombre de nadie y las puede usar cualquiera en un supermercado. Se descubrió que el PRI las distribuyó, pero tiene tanto poder sobre las autoridades electorales que éstas no siguieron el caso y no hubo consecuencias. El clientelismo es fundamental, pero es sumamente difícil medir la cantidad de dinero que se gasta en eso".

"

La relación del PRI con sus votantes más duros no se ha modificado

. Lo siguen apoyando los de siempre,

sectores más bien rurales, pobres y desfavorecidos

. Los análisis de los resultados de 2012 muestran que la base electoral es similar a la que tenía en el pasado, y que

el vínculo que mantiene

con ella

es más bien clientelar

. Al PRI le sigue costando penetrar en los sectores de clase media y de mayor nivel educativo", concluye Olmeda.