"En ecología hay dos extremos: antropocentrismo y biocentrismo"

"Ni el hombre puede hacer lo que quiera en la naturaleza, ni la vida concebida da igual que un microorganismo", dice monseñor Jorge Lugones, al explicar la esencia y los alcances de la Encíclica papal sobre ecología

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"El Papa está esperanzado en juntos buscar sistemas de producción que dañen cada vez menos a la naturaleza y a la persona humana", dice Jorge Rubén Lugones, jesuita, médico veterinario, filósofo y licenciado en teología. Actualmente, Lugones es Obispo de la diócesis de Lomas de Zamora y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social. Durante dos años coordinó un equipo de especialistas que reflexionó sobre los diferentes aspectos de la problemática ambiental. El resultado de esa tarea fue compilado en el libro Una Tierra habitable para todos (Editorial Claretiana, 2014).

A pocas horas de conocerse el texto de la muy esperada Encíclica del Papa Francisco sobre ecologíaLaudato Sii-, monseñor Lugones dialogó con Infobae sobre la esencia y el alcance de ese mensaje, que, dijo, no se inscribe en ninguno de los dos extremos en que suelen caer quienes se posicionan en el debate sobre el vínculo hombre-naturaleza: antropocentrismo y biocentrismo.

En su Encíclica, el Papa destaca el aporte de otras religiones a la problemática ambiental y a la vez se dirige a un público muy amplio, a creyentes y no creyentes...

Sí, a todos los hombres de buena voluntad. Usted sabe que los Papas escriben las Encíclicas primero para sus hermanos obispos, luego para los catequistas y para todo el Pueblo fiel. Pero esta Encíclica está dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que quieran escuchar.

¿Qué expectativas tienen de que esta exhortación a cuidar "la casa de todos", a cuidar la naturaleza, sea escuchada? ¿Es posible frenar la carrera consumista en la que está embarcada una parte de la humanidad?

El Papa dice que no todo está perdido, porque los seres humanos son capaces de degradarse hasta el extremo, pero también de sobreponerse, de volver a optar por el bien, de regenerarse, más allá de todos los condicionamientos mentales y sociales que les impongan. O sea que no hay sistema que anule por completo la apertura del bien, la verdad, la belleza... La capacidad de reacción que el Señor sigue alentando desde lo profundo de los corazones humanos hace que ninguna persona olvide su dignidad humana. Entonces, el Papa no pierde la esperanza, dice "estamos mal", describe esta catástrofe ecológica que vivimos en muchos lugares, y este mirar para otro lado de muchos dirigentes que deben tomar importantes decisiones sobre la ecología, la pobreza; pero eso no nos tiene que hacer perder la esperanza de que todo es posible.

Cuesta imaginar que el hombre deje de explotar la naturaleza, para transformarla, para producir bienes, sobre todo considerando que una buena parte de la humanidad está privada de muchas cosas. ¿La esperanza sería encontrar formas más limpias, más sanas, menos brutales, de producir esos bienes?

El Papa está esperanzado en eso, en juntos buscar sistemas de producción que dañen cada vez menos a la naturaleza y a la persona humana. Como denuncia el Papa, por ejemplo, sobre la minería, cuando lanzan todos esos efluentes –mercurio, cianuro- a ríos y océanos, a la naturaleza y matan la fauna ictícola y el fitoplancton: están destruyendo la naturaleza pero también al hombre porque hay poblaciones que viven de la pesca. Entonces, como dice el Papa, no es sólo una crisis sólo ecológica, es una crisis socioambiental, de la persona humana, de la naturaleza.

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¿En qué basa El Vaticano sus diagnósticos sobre la situación del medio ambiente?

El Papa menciona a diferentes conferencias episcopales, como la de Bolivia, que dice por ejemplo (lee): "Tanto la experiencia común de la vida ordinaria como la investigación científica demuestran que los más graves efectos de todas las agresiones ambientales las sufren los más pobres". También cita declaraciones de la Conferencia Episcopal de los Estados Unidos y de anteriores Papas; incluso los obispos de la región Patagonia-Comahue de la Conferencia Episcopal Argentina han hablado del tema del agua y del fracking, y el Papa también cita en la Encíclica lo dicho por esta conferencia regional de obispos de Argentina; así que viene de distintos lados.

¿En qué se diferencia el mensaje del Papa de cuidar la Naturaleza del de muchos grupos ecologistas que defienden el medio ambiente pero a la vez señalan al hombre como la peor "peste" de la tierra, o promueven la legalización del aborto? A veces ponen más empeño en defender a una especie amenazada que a los niños en gestación...

Usted ha dado en el clavo, porque hay dos corrientes, dos extremos: antropocentrismo y biocentrismo. El antropocentrismo dice que el hombre puede hacer lo que quiera en la naturaleza, talar montes, selvas, destruir el Amazonas; éste es un extremo. El otro es el biocentrismo que dice que con tal de cuidar la naturaleza no importa el hombre, entonces la vida concebida da igual que un microorganismo.

Respetar a todos los seres vivos, ¿implica ponerlos a todos en la misma jerarquía?

No, en la Iglesia, Santo Tomás ya propuso una jerarquía ontológica: después de Dios el primer ser en la naturaleza es el hombre, la persona humana, creada a imagen y semejanza de Dios. Eso por un lado. Por el otro, sabemos que tenemos que cuidar la naturaleza, es el lugar que habitamos; tenemos que convivir. El Papa es explícito: no solo las especies que vemos que pueden desaparecer, sino la cantidad de microorganismos y especies que no conocemos y que las futuras generaciones no van a conocer. Y dice una cosa interesante: "la Iglesia no pretende definir las cuestiones científicas ni sustituir a la policía pero invito a un debate honesto y transparente para que las necesidades particulares o las ideologías no afecten al bien común". Se refiere al bien común de la persona humana, al derecho que tiene la persona.

La Biblia dice que Dios puso al hombre para "enseñorearse" de la Tierra...

En realidad, dice que lo hace "señor de la Creación" pero el sentido de la palabra bíblica, el sentido de "señor" en el Génesis es "el que debe cuidar", como el Pater familia, cuando vivían como clanes muchas familias juntas, con sus rebaños. Es el padre que tiene que cuidar de la creación. Dios pone al hombre como un administrador de la Creación. Lo explicamos nosotros muy bien en el libro Una tierra habitable para todos, que editamos el año pasado. Ese libro tiene dos partes: la primera es bíblica, en la cual resumimos el Génesis, el magisterio de la Iglesia sobre estos temas, y la segunda es de escritos de especialistas que trabajaron con nosotros y se refieren a biodiversidad, biotecnología, contaminación, frontera agrícola, tenencia de la tierra, poblaciones indígenas y migraciones. Lo que no pudimos incluir, para no hacer un libro demasiado largo, es la minería y las pasteras.

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