Silencio atroz: los chilenos confían en su equipo, pero no lo alientan y hay crítica

La gente sabe que esta generación de futbolistas que brilla en todo el mundo puede llegar a darle la primera Copa América de su historia, pero no hacen sentir la localía en cada partido y los jugadores estallaron. Bravo señaló que no es "normal que la gente esté callada" y Alexis dijo que "parecía que no estuviéramos jugando en Chile". Para colmo, Medel tuvo que rogarle a sus compañeros para que saluden a las tribunas ¿Qué pasa del otro lado de la Cordillera? Silencio atroz

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La relación no está rota, ni mucho menos. Pero hay algo que aún no termina de congeniar entre la Selección de Chile y el público local. Es una situación bipolar, donde el amor y el odio es separado por una invisible y fina línea que constantemente está oscilando. Los jugadores quieren que su gente les haga sentir el clamor popular y hacen saber su descontento por el "silencio" que a veces se vive en los estadios donde juega la "Roja".


Nadie sabe explicar por qué el vínculo entre público y plantel es tan tirante, pero los silencios de un lado y las negativa a saludar del otro dejaron expuesta la grieta. Alexis Sánchez, uno de los referentes de una generación relevante del país, ventiló la disputa: "Hay que motivar a la gente, el otro día no parecía que estuviéramos jugando en Chile, la gente estaba en silencio en Rancagua. En la cancha somos 12, no 11".


El disgusto crece exponencialmente y hubo 15 minutos del electrizante partido contra México en los que la tensa controversia se adueño del partido: México ganaba 2-1 y Claudio Bravo, arquero del Barcelona, comenzó a hacerle muecas evidentes de fastidio por la impaciencia que gobernaba las tribunas del Estadio Nacional.


Al finalizar el partido, no se guardó el malestar y lo delató ante los micrófonos: "No es normal que jugando en casa la gente silbe o esté callada. Hay mucho silencio de a ratos. No es un malestar mío, es generalizado. Hay veces en las que la gente logra darle la vuelta a un partido y te saca de malos momentos. Cuando las cosas no salen bien, es cuando más tenés que apoyar al equipo".


Y hubo más: Gary Medel tuvo que rogarle a sus compañeros para que se acerquen a saludar al público cuando se decretó la intensa igualdad contra México y apenas Arturo Vidal se acercó a acompañarlo en el gesto, pero sin guardarse las señas a los fanáticos.

Medel pidiendo que alienten. Chile y su gente

La ansiedad se convirtió en confusión cuando se conoció que Vidal chocó su Ferrari con alcohol en sangre (en Chile hay tolerancia cero). Los carabineros le hicieron pasar la noche en la comisaría y la discusión de la población se centró entre el objetivo deportivo y el estricto respeto a la ley. El hecho sólo colaboró para deshilachar aún más el nexo, a pesar de que su sentido llanto pidiendo disculpas atenuó la gravedad.


Vidal Llanto. Conferencia de prensa. Parte inicial

La realidad indica que Chile tiene ante sus ojos la posibilidad real de apoderarse por primera vez de la Copa América con una promoción de jugadores que brilla alrededor del planeta en equipos de primer nivel. La gente lo sabe y confía en ellos. Se siente por las calles del país. El propio Vidal celebró el gol contra los aztecas abrazado a un hincha en señal de confraternidad.


Pero no es un dato menor que los principales referentes fueron los que alzaron la voz contra el intranquilo público y lo atacaron. Tampoco es un detalle a dejar pasar la exasperación de la gente. Quizás el embrión de esta situación habría que buscarlo hace algunos años atrás cuando Marcelo Bielsa revolucionó el fútbol de aquel país y fundó el bielsismo como única religión futbolística, dejando la vara de la exigencia bien alta y con el mismo mandato de la "exigencia" como principal lema.


Lo cierto es que la única "locura" que queda en Chile por ahora es la de la mala relación de un equipo que, por ahora, sigue sin conformar.