Tener sexo seguro ayuda a proteger la fertilidad en las mujeres

Las infecciones de transmisión sexual (ITS) no tienen estatus de igualdad entre hombres y mujeres. El cuerpo femenino es más vulnerable y pueden pasar desapercibidas o transmitirse a los hijos durante el embarazo. Cómo atender la prevención a lo largo de la vida

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El cuerpo femenino tiene características especiales que lo vuelven más vulnerable a tales enfermedades que pueden pasar desapercibidas, afectar a la fertilidad e, incluso, transmitirse a los hijos durante el embarazo. La prevención es fundamental para cuidar la salud durante la etapa reproductiva, pero también después de la menopausia. Y la responsabilidad no es solo de ellas, sino una cuestión de pareja.

Desigualdad de género

Es importante recordar que, por contacto sexual, las infecciones se transmiten más fácilmente del hombre a la mujer que en sentido inverso, hecho que ocurre, incluso, con el VIH. Como la piel que recubre la vagina es más fina y delicada que la del pene, virus y bacterias pueden atravesarla más fácilmente. Además, los genitales femeninos, por su humedad, presentan un ambiente propicio para el crecimiento bacteriano. Y sus características también determinan que la mayoría de las infecciones se manifiesten sin síntomas o que puedan confundirse con otros episodios. Asimismo, lesiones como las que producen el herpes o la sífilis son más visibles en los genitales masculinos que en los femeninos internos.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), de los más de treinta microorganismos que pueden causar estas enfermedades, ocho tienen mayor incidencia. Cinco de ellos, la sífilis, la gonorrea, las infecciones por clamidia y la tricomoniasis hoy tienen cura. Contra los restantes, el herpes genital, el VIH/sida y la hepatitis B existen tratamientos adecuados que permiten controlarlos.

Vías de contagio

Estas ITS pueden trasmitirse por relaciones sexuales vaginales, anales u orales. Pero algunos agentes, como el virus del papiloma humano (HPV), se contagian, incluso, por contacto entre los genitales externos. "Haya penetración o no, siempre que se produzca contacto con sangre, semen o flujo vaginal de una persona afectada, existe riesgo de contraer una infección", indicó la doctora Hebe Vázquez, médica infectóloga de Stamboulian Servicios de Salud.

También advirtió que, con frecuencia, las personas creen que es imposible adquirir una ITS o embarazarse durante la primera relación sexual o sin penetración. Sin embargo, de acuerdo a la especialista, se trata de afirmaciones falzas.

Prevención sin límite de edad

Este efecto sobre la salud reproductiva e infantil no es menor, ya que debido a la reducción de la edad de inicio de la vida sexual activa, la mayoría de las mujeres infectadas son menores de 25 años. Por otra parte, con la llegada de la menopausia, al no estar preocupadas por embarazos no deseados, muchas parejas cometen el error de dejar de cuidarse y eso genera que cada vez más adultos mayores adquieran estas enfermedades prevenibles.

Es necesario usar preservativo y realizar un control ginecológico anual en todas las etapas de la vida

La fertilidad en riesgo

Uno de los microorganismos de transmisión sexual más frecuentes, en especial entre los adolescentes y adultos jóvenes, es la bacteria Chlamydia trachomatis, que puede provocar infertilidad, aunque el tratamiento precoz es muy efectivo. El contagio ocurre por contacto directo con secreciones genitales contaminadas durante las relaciones vaginales, anales u orales. "La infección por clamidia puede coexistir con la gonorrea, que también provoca frecuentemente secuelas graves, como esterilidad o abortos. Incluso, los síntomas de ambas enfermedades pueden confundirse", señaló Vázquez. Mientras que la infección por clamidia es más evidente en los hombres porque produce una secreción casi transparente, es más difícil detectarla en las mujeres, para lo cual se requiere un examen ginecológico. Puede afectar el cuello uterino y la uretra, y causar flujo vaginal anormal o sensación de ardor al orinar. Si no se la trata, puede diseminarse al útero, a las trompas de Falopio y a los ovarios, y originar una enfermedad inflamatoria pélvica que puede desarrollarse sin síntomas o provocar dolor abdominal y pélvico, con complicaciones a largo plazo, como infertilidad.

Es en este sentido que resulta fundamental el diagnóstico precoz y el inicio rápido del tratamiento tanto de la persona infectada como de su pareja sexual, no solo para lograr la cura, sino también para evitar la diseminación. Como muchos hombres y mujeres se enferman sin síntomas, se perpetúa la transmisión.

Infecciones que pueden pasar al bebé

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La infección por clamidia y la gonorrea pueden transmitirse al bebé durante el parto vaginal y provocarle conjuntivitis y daño ocular grave. Además, es posible que los recién nacidos desarrollen neumonía luego de haber contraído clamidia.

Asimismo, existe un alto riesgo de transmisión de hepatitis B cuando una mujer infectada da a luz por vía vaginal o cesárea. Hasta 9 de cada 10 bebés que se contagian pueden desarrollar luego una infección crónica. Sin embargo, en el 95% de los casos puede evitarse que los recién nacidos contraigan el virus si se les aplica la primera dosis de la vacuna durante las primeras 12 horas de vida (adicionalmente, inmunoglobulina anti hepatitis B antes del séptimo día de nacido). En la Argentina, esta inmunización está incluida en el Calendario Nacional de Vacunación para asegurar que todos los niños estén protegidos.

Otras ITS que tienen gran impacto en la salud de los futuros hijos son el VIH/sida y la sífilis. A tal punto que en 2009, la Organización Panamericana de la Salud y Unicef lanzaron la iniciativa para eliminar el VIH perinatal y la sífilis congénita en Latinoamérica. Ambas se transmiten durante el embarazo, el parto y la lactancia.

Cuando una mujer es VIH positiva, existe un riesgo elevado de que transmita el virus a un hijo. "Pero si realiza un tratamiento antirretroviral efectivo desde antes de la concepción o desde el inicio del embarazo, y si lo recibe también el recién nacido, el contagio se reduce drásticamente", destacó Vázquez. En cuanto a la sífilis, como se cura con antibióticos, es importante conocer la situación y tratarse antes de buscar un embarazo.

La transmisión vertical de infecciones conlleva otras consecuencias graves, como prematurez, deformaciones congénitas, bajo peso al nacer y muerte fetal o neonatal. Por este motivo, la práctica del sexo seguro, la planificación del embarazo, y los controles periódicos antes de la concepción y durante la gestación, resultan fundamentales para proteger la salud de los futuros hijos.

Prevención

Al hablar de ITS, hay que remarcar un hecho importante: muchas se pueden prevenir. Para ello, son herramientas clave el uso correcto y continuo del preservativo, así como las vacunas contra la hepatitis B y el HPV. Es que, si bien siempre que haya penetración oral, anal o vaginal (y en el HPV, también por contacto), existe riesgo de adquirir estas infecciones, esa probabilidad se reduce significativamente al usar profiláctico.

Vacunas de Calendario

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En relación a las vacunas en Argentina, el Calendario Nacional incluye la que protege contra la hepatitis B para niños, adolescentes y adultos, por lo que puede aplicarse de modo gratuito en vacunatorios públicos del país.

También está incorporada la vacuna contra el HPV para las preadolescentes de 11 años, aunque en el ámbito privado pueden inmunizarse todas las mujeres a partir de los 9 años. Lo ideal es recibirla antes del inicio de la vida sexual activa, y la aplicación se recomienda hasta los 45.

Detección precoz

Algo positivo es que las mujeres consultan con sus médicos con más frecuencia, y esto es importante porque los controles periódicos brindan la oportunidad de detectar infecciones y de tratarlas con rapidez. En el caso del VIH es esencial el diagnóstico precoz, para iniciar cuanto antes los tratamientos que permiten controlar la infección y evitar la transmisión de madres a hijos.

También es importante estudiar a la pareja, como lo enfatizó la doctora Rosa Bologna, jefa del Servicio de Control Epidemiológico e Infectología del Hospital de Pediatría "Juan P. Garrahan": "Muchas veces se hace el análisis de sangre a la mujer al principio del embarazo y es negativo. Entonces, ella se queda tranquila; pero, como no se estudió al varón, puede ser que sea positivo y que la transmisión se produzca durante el embarazo. En ese caso, el riesgo de contagio al bebé es muy alto", explica. Por eso, aconseja el test al final de la gestación o un análisis rápido al momento del parto si la mujer nunca se hizo la prueba.

En este sentido, y para conocer quiénes son las mujeres que hoy se están infectando con el VIH en la Argentina, la OMS, el Ministerio de Salud de la Nación, Unicef y otras importantes organizaciones realizaron una encuesta a un grupo de pacientes de entre 17 y 70 años. El 73% de ellas indicó que contrajo la infección durante relaciones sexuales con un varón con quien mantenía una relación de pareja estable. De ahí la importancia de recalcar que la prevención es una responsabilidad que también necesita asumirse de a dos.