Tres restós a puertas cerradas, para comer como en casa

Definitivamente Buenos Aires participa de la tendencia mundial de ofrecer espacios gourmet alternativos. En este caso, los restaurantes a puertas cerradas buscan que el comensal se sienta como en su casa... pero mejor

Compartir
Compartir articulo
 Ilatina / Mustique 162
Ilatina / Mustique 162
 30 SIllas / Mustique 162
30 SIllas / Mustique 162
 Casa Coupage / Mustique 162
Casa Coupage / Mustique 162
 Casa Coupage / Mustique 162
Casa Coupage / Mustique 162
 Casa Coupage / Mustique 162
Casa Coupage / Mustique 162

Son emprendimientos que surgen en casas con un menú acotado y apuestan a la calidez que solo puede dar el trato personal a cada cliente. Experiencia únicas, donde la exclusividad le otorga mayor sabor.

Este espacio creado por los hermanos colombianos Santiago y Camilo Macías busca traer a Buenos Aires lo mejor de la gastronomía del Caribe colombiano. Eso sí: los vinos son argentinos. De martes a sábados se ofrece un menú degustación de seis pasos en una casa de Villa Crespo cuya dirección sólo se revela luego de haber reservado vía teléfono o email. Para resumir la excelencia de la carta y la atención, quizás sirva como referencia que sus varias reseñas de Trip Advisor lo premian con cinco estrellas.

Los sommeliers Inés Mendieta y Santiago Mymicopulo decidieron crear, allá por el año 2005, el primer club de catadores de vinos y maridajes. Con el tiempo empezaron a ofrecer a sus clientes más habituales la posibilidad de quedarse los jueves a comer en la casa. La demanda creció y empezaron a atender viernes y sábados y así nacía uno de los primeros restaurantes a puertas abiertas de la ciudad. Hoy abren las puertas de su casa con techos altos y patio andaluz para ofrecer platos de cocina argentina contemporánea en una atmósfera acogedora. De todas formas, la vedette es el vino.

Ezequiel Gallardo buscaba un lugar donde abrir un restaurante a la vista pero no hallaba dónde. Consciente de que no hay mal que por bien no venga insistió en la búsqueda y el chef se topó entonces con la casa donde hoy monta uno de los mejores restaurantes a puertas cerradas de Buenos Aires. El nombre alude a que el propietario siempre pensó que el número ideal de gente a la que atender era de 30, pero en verdad hoy aloja sólo a 20. Atiende de jueves a sábado, la carta es sencilla, no es fija y pone el acento en el producto y el sabor.