Macri enfrenta un mes de definiciones cruciales

La designación del candidato a vicepresidente, las elecciones de Santa Fe, la campaña porteña y los celos a la mesa chica: todos los frentes del jefe de Gobierno porteño

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A la tensión propia de la víspera electoral Mauricio Macri sumó en las últimas semanas un cúmulo de debates internos que empezaron a inquietar a ciertos sectores del PRO. Pero hay una fecha del calendario más próximo que por ahora pasa demasiado desapercibida y que podría empezar a torcer el rumbo del jefe de Gobierno porteño de cara a agosto: domingo 14 de junio, día de las elecciones santafesinas.

"Si pierde (Miguel) Del Sel, sería una catástrofe para Macri", avisan, por las dudas, desde el comando de campaña del ex Midachi, que este año recién empezó a sentir en carne propia el rigor de la política. En su entorno aseguran que el escarnio público en torno a algunas de sus polémicas definiciones y su anterior y burdo spot de campaña lo sacudieron más de la cuenta. Hubo lágrimas en el seno familiar, muy poco acostumbrado a los vericuetos del fango político. Los sinsabores del humorista, sin embargo, son insignificantes al lado del golpe casi letal que significaría para Macri una derrota en manos del socialismo de Santa Fe. Desde el PRO prefieren creer que esta vez no se les debería escapar. Es que el cimbronazo vendría por partida doble. No solo porque el costo político de perder una provincia en la que triunfó en las PASO sería durísimo para Macri y su maratón a agosto, sino porque también echarían por la borda ese talismán difícil de desentrañar llamado Carlos Reutemann. Por si acaso, en el macrismo están convencidos de un casi seguro triunfo santafesino.

Para eso es clave la fiscalización, que falló en las primarias, también por las irregularidades del socialismo provincial. El problema fue que el PRO subestimó esa interna. Solo fiscalizó un 40 por ciento del total de las mesas de la provincia, y casi no hubo inyección económica por parte del partido. La elección general del próximo 14 de junio, además de la inquietud por el destino de los votos del radical Mario Barletta, demostrará si el PRO aprendió o no la lección. Ahora aseguran que habrá un fiscal por mesa y que por fin llegará la ayuda económica. Los 10 millones de pesos que Del Sel embolsó a fines de abril en la cena de recaudación con empresarios en un salón rosarino deberían colaborar.

Las definiciones electorales acucian a Macri mucho más que a cualquier otro porque desde el mismísimo seno de su espacio –y desde la política– se encargaron de instalar que ya tiene comprado el boleto para un eventual ballotage junto al gobernador Daniel Scioli. Es la razón fundamental por la que el jefe de Gobierno, su asesor estrella Jaime Durán Barba y el influyente secretario general, Marcos Peña, cerraron con candado la puerta en la que todavía timbre insistente el líder del Frente Renovador, Sergio Massa. Fue en ese memorable cónclave del lunes pasado anticipado por Infobae que hirió de muerte al armador Emilio Monzó. El ministro de Gobierno, que había batallado fuerte para ampliar las filas del partido y sumar extrapartidarios, está apesadumbrado. Pero se sentó en esa reunión con el resultado puesto. Por eso casi que no habló durante las más de cuatro horas que acaparó el consultor ecuatoriano.

La decisión de decirle "no" a Massa y a su candidato Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires se publicitó en la misma semana en la que el nombre de Marcos Peña –sonaba, por lo menos, hace quince días– se sumó a la lista de compañeros de fórmula de Macri, que completan Rogelio Frigerio y Esteban Bullrich. ¿Casualidad o causalidad? La mayoría de las fuentes consultadas optan por lo segundo: el líder del PRO decidió indubitablemente ir al combate con los más propios. Sería uno de los motivos por los que el ministro de Educación podría quedar relegado de ese listado, aunque cuente con un aliado trascendental, el empresario Nicolás Caputo, el más importante de los gerentes del PRO. "Es un orgullo", se adelantó Bullrich en declaraciones radiales. Por las dudas, Caputo se embarcó en un viaje que lo tendrá fuera de la Ciudad por varios días.

La explicación a la cerrazón del jefe de Gobierno es sencilla. Ganaron Durán Barba y Peña. Hay que echarle un vistazo al organigrama macrista para entender la molestia de los que no se sientan en la mesa chica de Parque Patricios, en el hipotético escenario –dificilísimo, para no ser pesimista– de un PRO vencedor en todas sus categorías. Macri presidente, Peña vicepresidente –si resulta el elegido–, Horacio Rodríguez Larreta jefe de Gobierno porteño y María Eugenia Vidal gobernadora bonaerense. Solo faltaría Caputo de jefe de Gabinete y Durán Barba de secretario de Comunicación.

De todos modos, la definición en cuanto al acompañante de Macri todavía sigue pendiente. Y como en el gobierno porteño puede pasar cualquier cosa, la figura de Gabriela Michetti volvió a cobrar relevancia esta última semana en una eventual –y casi descartada– postulación a vicepresidente. Su nombre, al menos, volvió a ser sugerido al mismísimo líder del PRO, que hizo oídos sordos. Pero el pedido al que la senadora accedió de cambiar su itinerario de miles de kilómetros de distancia por un viaje a Chile volvió a sembrar dudas en esa dirección. Michetti igual insiste en que es una desprolijidad.

En realidad, en el seno del PRO aún está todo en debate. Hasta la conveniencia de debatir. Cuando la semana pasada el programa "A dos voces" oficializó el 24 de junio como la fecha en la que Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y Mariano Recalde se cruzarán en los estudios de TN, el equipo del jefe de Gabinete porteño todavía no había dado el visto bueno definitivo a la producción del programa. Había habido dos reuniones previas entre los jefes de campaña en las que se habían comprometido a ir, pero el anuncio descolocó a más de uno en el comando de campaña de Parque Patricios. Tuvo que bajar la orden de Macri, que avisó que había que acudir sí o sí.

La campaña porteña empieza a calentar motores de nuevo. El jefe de Gobierno se va a mostrar con Rodríguez Larreta unas tres veces por semana, y Michetti va a acompañar, a pesar de que Durán Barba explicó que había que mostrarla en el interior del país, y no en la Ciudad porque, según él, es "la derrota". Como gesto de amplitud, de todos modos, el larretismo le va a ofrendar un importante protagonismo durante la campaña al ministro Hernán Lombardi, ex precandidato a vicejefe de la senadora.

La sucesión porteña es la menor de las preocupaciones de Macri. La encuesta que circula en la sede del gobierno local arroja un 45 por ciento de intención de voto para Rodríguez Larreta, a unos 15 puntos de distancia de Lousteau. El triunfo en primera vuelta, al menos por ahora, parece lejano. Pero ninguno duda de una eventual victoria del jefe de Gabinete. Si hasta ya empezó a circular algún que otro nombre para un futuro gabinete. Uno de ellos explica la influencia de otro íntimo del jefe de Gobierno: Daniel Angelici, presidente de Boca Juniors. Juan Sebastián De Stéfano, miembro del Consejo de la Magistratura de la ciudad de Buenos Aires y hombre del "Tano", asoma como firme candidato a ocupar el Ministerio de Justicia y Seguridad si Rodríguez Larreta asume el 10 de diciembre.

Es que Boca es una pata importante en la carrera de Macri. Después del escándalo en la Bombonera, cortesía de Adrián "Panadero" Napolitano y una decena de secuaces, el precandidato presidencial va a tener su propio superclásico. Sería el martes 2 de junio, en un partido a beneficio organizado por un ex jugador xeneize, con viejas glorias de River y de Boca. Como para volver al rédito del fútbol, después de un inesperado dolor de cabeza que podría haberle dejado más de una secuela al jefe de Gobierno porteño.