Una derrota que duele y hiere, pero que no mata

Nunca es bueno perder, pero la sensación que queda es que pudo haber sido aún peor. Racing jugó un pésimo partido en Paraguay, y mostró el perfil de los últimos tiempos: sólido y compacto, pero sin ambición ofensiva. No es imposible dar vuelta la serie y estar entre los cuatro mejores. ¡Ah! Y hay trabajo para los dirigentes: nos perjudican en todos los partidos

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Las sensaciones que genera esta derrota de Racing en Paraguay son dispares, ambiguas. Siempre dentro de la lógica que indica que nunca es bueno perder, y más para un equipo como éste, que no está acostumbrado a irse derrotado (cuatro caídas en los últimos 30 partidos).

Lo primero que hay que marcar es que el 0-1 es justo, que se dio como lógica consecuencia de lo que fue el trámite del partido. Guaraní quiso; Racing nunca intentó, aún cuando estaba con 11 jugadores. El equipo paraguayo se mostró interesado, presionando y con un gran concepto colectivo; aunque también dio indicios de ser un conjunto que le cuesta generar situaciones, más allá de haber tenido el dominio del balón casi los 90 minutos y sacándole provecho a un complicado Santander (¡cuándo aprendió a jugar!).

De hecho, más allá de la superioridad numérica que se dio por la expulsión de Lollo (otro error que nos perjudica; era para amonestación), el local no generó chances de gol y sólo inquietó con tiros desde afuera del área, los cuales se daban porque Racing se defendía muy atrás y dejaba que llegue a la 'medialuna' sin problemas. Así llegó el gol de ellos.

Ya dejando de lado el resultado en sí, la realidad indica que el partido de Racing fue pésimo. Dentro de esto, es lógico remarcar que se defiende muy bien, achica espacios con criterio, junta líneas y ocupa bien los espacios. Más allá de las intenciones que ya son manifiesta de este equipo (apostar más a lo defensivo y al contragolpe que a la posesión de la pelota y a poner gente en ataque), las cuales no están mal, sí esta manera debiera implementarse 10 o 15 metros más adelante.

Racing es un equipo que propone poco en ataque y que apuesta a lo que hagan las dos 'bestias' que tiene en ataque (hoy, Bou está mejor que Milito, que también es víctima del sistema). Pero tendría que jugar más adelante, aún cediendo la iniciativa, ya que de esta manera el arco contrario queda muy lejos y las situaciones son escasas.

El equipo ya tiene un sistema, una forma clara, una identidad. Y esto es fundamental. Pero por momentos abusa de lo defensivo, cediendo demasiado el protagonismo ante cualquier adversario y en cualquier circunstancia. Esto pasó en Paraguay. Y se vio aún con 11 hombres. Por lo tanto, lo de Lollo aparece como un atenuante más; aunque la sensación es que la disposición no hubiera variado mucho si se mantenían todos en la cancha. Cocca, gestor de este equipo que es un equipo con todas las letras, tuvo una buena lectura del partido con los cambios.

Con todo este análisis, y considerando que siempre es complicado jugar con un hombre menos (y más en la Libertadores), da la sensación que el resultado podría haber sido más abultado. Por lo tanto, y aunque duela la derrota, es una caída que no deja tan complicado el pase a la Semi de la Copa. Hay que ganar en casa por dos goles. Y el campeón del fútbol argentino está en condiciones de hacerlo. Sin dudas.

Racing es más y mejor equipo que Guaraní. Pero tendrá que demostrarlo el jueves en la cancha. No será sencillo, pero tampoco aparece como imposible. Hay que estar tranquilos, no mostrarse impacientes y la diferencia tiene que llegar por decantación. Para esto hay que mejorar. Hay que apostar al ataque, tomando los recaudos correspondientes.

Antes está el clásico, el partido que todos queremos ganar por un campeonato que nos tiene defendiendo el título y en una posición expectante. Pero, sin dudas, la prioridad es el jueves. Por lo tanto, habrá que preservar a algunos jugadores para la gran final que tenemos ante Guaraní. Éste es el principal objetivo.

La ilusión se mantiene intacta, ya que este equipo brinda confianza y siempre mostró fortaleza y entereza en los momentos cumbres. ¿Podemos? Claro que podemos...