Aún sin jugar bien, River siempre convierte en figura al arquero rival

Fue un partido raro, donde parecía que el gol de River estaba por llegar incluso cuando no jugaba bien, y no quiso entrar. Duele perder, pero aún antes de consumado el partido todos tenemos la energía puesta en los tres Superclásicos

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River empezó muy bien, atacando a Huracán como sabe hacerlo, con buen juego, triangulación, asociaciones como la de Rojas con Pity y Mora por izquierda, que generó un par de situaciones de peligro. Parecía que para River era otro partido bien jugado y con el gol a punto de llegar. Sin embargo, en la primera jugada colectiva, rápida, Huracán sacó ventaja y el partido cambió. En River aparecieron las dudas, Pity Martinez desapareció del juego y Huracán se agrandó.

El partido del equipo fue flojo, pero no mereció perder. Le generó 2 ó 3 situaciones claras de gol a Huracán, que el arquero sacó cuando nadie lo esperaba. El "Globo", apenas tuvo la del gol y una de Ábila que tapó Barovero, las demás fueron difusas y no llegaron a patear de nuevo al arco. En todo el segundo tiempo Barovero fue espectador.

A medida que avanzaba el partido Huracán atacaba cada vez menos, y se refugiaba atrás. Con buenas intenciones, los de Parque Patricios también abandonaron la pretensión de herir a River de contraataque y la cancha terminó inclinada. River atacó, buscó, pero se repitió mucho en centros que no generaban riesgo para Díaz. Y sino, miremos los casi 20 córners: sólo en los dos finales conectaron los delanteros de River, los demás fueron todos despejados.

Esa falta de creatividad al atacar fue lo que River pagó caro. Sin merecer perder, pero sin suficientes variantes como para quebrar al arquero Díaz. Huracán aguantó y por los minutos inteligentes del primer tiempo se lleva la Copa, que sin dudas todos queríamos en Nuñez.

Ahora, seamos honestos: ¿no pensábamos un poco en Boca? Al menos los hinchas... Se vienen tres Superclásicos juntos y eso requiere concentración y carácter. Serán partidos parejos, complicados, que incluso pueden dejar la marca en quien avance para tener entereza física, más allá del envión que representa eliminar al clásico rival. El hincha quiere más alegrías, como en 2014. Y, si se logra eso ante Boca, esta copa perdida el sábado, será historia.