Cada argentino genera 7 kilos de basura electrónica al año

El peso de los residuos eléctricos y electrónicos, o e-residuos, alcanzó un récord en el mundo en 2014: 41,8 millones de toneladas contra los 39,8 millones de un año antes. Se pierden por año €48.000 millones en materiales como hierro, cobre y oro

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Cerca del 60% de estos productos eran elementos de cocina, cuarto de baño o lavandería, precisó la Universidad de las Naciones Unidas en su informe anual sobre residuos electrónicos. Un 7% eran teléfonos móviles, calculadoras, computadoras portátiles o impresoras.


De manera más específica, dijo UNU, los residuos electrónicos se dividen así:

-12,8 millones de toneladas de pequeños electrónicos, como aspiradoras, microondas, tostadoras, afeitadoras eléctricas y videocámaras

-11,8 millones de toneladas de equipos más grandes, como lavarropas, secadoras, lavavajillas y hornos eléctricos

-7 millones de toneladas en equipos de aires acondicionados

-6,3 millones de toneladas en pantallas

-3 millones de toneladas en dispositivos informáticos

-1 millón de toneladas en lámparas


Según el estudio, Noruega es el país que produce más e-residuos por habitante, con 28,3 kg, seguido de Suiza (26,3 kg) e Islandia (26,1 kg).


La Argentina está dentro del promedio de América Latina con sus 7 kilos por habitante.


La región que genera menos e-residuos es África, 1,7 kilos por habitante.


En términos de volumen, figuran en cabeza Estados Unidos y China, que totalizan juntos un 32% mundial de e-residuos, seguidos por Japón, Alemania e India.


Menos de una sexta parte de estos residuos se reciclaron correctamente, subrayó también la UNU. Sin embargo, encierran preciosos materiales como hierro, cobre o bien oro: estos residuos suponían en 2014 un valor estimado en €48.000 millones.


"A nivel mundial, los e-residuos constituyen una preciosa 'mina urbana', una gran reserva potencial de materiales reciclables", subrayó David Malone, subsecretario general de las Naciones Unidas y rector de la UNU.


También contenían 2,2 millones de toneladas de componentes peligrosos, como mercurio, cadmio o cromo, una "'mina tóxica' que debe ser gestionada con atención extremada", advierte Malone.


Los 50 millones de toneladas de residuos eléctricos y electrónicos anuales deberían alcanzarse en 2018.