El Campeón está vivo: la fe mueve montañas... Y te puede clasificar a Octavos de Final

Muy buen partido de San Lorenzo en un terreno hostil y ante un candidato a ganar el título. Quedó demostrado que la filosofía del "Patón" tiene otro color cuando el equipo se anima. No depende de nosotros, pero la película de género épico es la predilecta de este club. A rezar...

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Al margen de sellar o no la clasificación a Octavos de Final, el objetivo que nos desvela por estas horas y quitará el sueño de millones de personas durante una semana, debemos tomarnos el tiempo de reconocer una realidad indudable: San Lorenzo es un nuevo equipo a la hora de presentarse a nivel internacional y si bien la Copa Libertadores sigue histeriqueando como lo hizo durante toda la historia, la institución se ganó un respeto digno de ser valorado.

Posiblemente ante uno de los candidatos principales a ganar el título en la actual edición, las conclusiones son altamente positivas: el "Ciclón" mereció vencer por amplio margen a Corinthians en condición de local y le jugó de igual a igual en Brasil, en un terreno hostil y con la soga al cuello. Fueron 30' iniciales de brillante rendimiento colectivo, tomando la iniciativa, presionando en campo propio y generando inconvenientes en la defensa contraria, aunque lamentablemente no tenemos la dosis de liga que apareció en la conquista de 2014.

Con el correr de los minutos, cuando se hizo evidente la merma física de los jugadores "azulgranas", el local niveló el trámite del encuentro y obligó a varias intervenciones de un Torrico que se lució como en las mejores noches, aunque fueron apenas 15' de incertidumbre. El complemento se encargó de confirmar que la igualdad se ajustó bien a lo que ocurrió dentro del campo, a pesar del enamoramiento de San Lorenzo con el punto.

Es completamente cierto que necesitábamos la victoria para mejorar la situación y llegar a la última jornada con chances más concretas, pero de ninguna manera podemos pasar por alto la riqueza individual y grupal de un adversario que pintaba para ser el mejor líder de la General. Fue una auténtica demostración de carácter y determinación de equipo campeón, para advertir que todavía está vivo y para redondear un buen papel en un juego que años atrás se perdía fácil.

Valla invicta, defensa sólida que pide a gritos titularidad garantizada para sus cuatro integrantes, el doble 5 tan importante que lentamente se acomoda para ofrecer su mejor versión y, por sobre todas las cosas, una actitud distinta. Porque la filosofía del "Patón", tan criticada en ocasiones anteriores, se mantuvo, aunque esta vez notamos un San Lorenzo más preocupado por el triunfo. Mil y una noches nos preguntaremos qué hubiera sucedido con esa determinación en los clásicos con River como visitante y en el duelo con San Pablo en el Morumbí... Pero ya está, es cosa del pasado.

Recordando célebres frases del libertador que comanda a esta tropa, especialmente "tendrán que matarnos para sacarnos" y la más reciente "alcanzarán 7 puntos de 9 para pasar", todavía confiamos con una nueva epopeya copera para completar páginas de gloria. Porque San Lorenzo no tiene ni la menor idea de festejos con holgura, sino que adaptó el desenlace épico como cualidad predilecta de un ADN que enorgullece a sus seguidores y disgusta a los demás.

Tendremos que marchar al Nuevo Gasómetro embanderados en el sentimiento de la esperanza. Como en el viaje a Rosario para el cierre del Clausura '95. Como la tarde en casa frente a San Martín de San Juan para esquivar el descenso directo cuando el castigo parecía inexorable. Como en la fecha final de la frase de grupos de la Libertadores del año pasado. Y tantas veces más. Sabemos de qué se trata, es el escenario que nos caracteriza por naturaleza. Allí estaremos, envueltos en la fe, con el Papa a favor para alimentar el convencimiento y con el corazón entrenado para resistir otra noche infartante. Soñemos.