Un año después de asumir el poder, Michelle Bachelet no logra superar la crisis por las acusaciones de "uso de información privilegiada" y "tráfico de influencias" contra Sebastián Dávalos y su esposa, Natalia Compagnon, después que concretaran un millonario negocio de especulación inmobiliaria.
Ambos son investigados por la Justicia de ese país tras la venta de unos terrenos en el sur de Chile que compraron tras acceder a un crédito por u$s10 millones gestionado personalmente por el hijo de la mandataria ante el influyente empresario y dueño del Banco de Chile Andrónico Luksic.
"Quiero ser muy clara en decir que mi gobierno tiene un compromiso profundo con la transparencia frente a los hechos que hemos conocido. Aquí no hay dos miradas: vamos a colaborar en todo lo que se necesite para que sea investigado, aclarado y sancionado por los organismos competentes", dijo Bachelet en una actividad pública este lunes.
"Acá no hay ciudadanos de primera o de segunda, frente a la Justicia somos todos iguales", agregó, sin nombrar directamente a su hijo, que producto del escándalo debió renunciar al puesto no remunerado que ejercía en el gobierno de su madre, a cargo de las organizaciones sociales.