Lagomarsino: el enigma de la "ropa manchada"

Peritos retiraron prendas de vestir de su domicilio en el allanamiento pedido por Arroyo Salgado

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Se reavivan las sospechas sobre el rol de Diego Lagomarsino en el caso Nisman Nicolás Stulberg 162
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La orden fue llevarse todo. Hasta los DVD de dibujos animados. El allanamiento que ocurrió durante la tarde del lunes en la casa del técnico informático Diego Lagomarsino, en el complejo de departamentos El Talar de Martínez y requerido en el mismo día por Sandra Arroyo Salgado a la jueza Fabiana Palmaghini, duró más de cinco horas. No solo se retiraron elementos tecnológicos de presunta validez para la investigación de la muerte del fiscal Alberto Nisman. También se secuestró ropa que se hallaba en el inmueble.

Fuentes allegadas al operativo, llevado a cabo por efectivos de la división Delitos Informáticos de Policía Metropolitana, relataron a Infobae que los peritos presentes encontraron "ropa manchada", algo que llamó la atención de los investigadores.

La orden, entonces, fue retirar prendas al azar. Pero ni siquiera se trataba de manchas de sangre, o de evidencia alguna que aportase a esclarecer la muerte del fiscal Nisman.

Este martes por la mañana, el abogado defensor de Lagomarsino, Maximiliano Rusconi, declaró que "se ordenó un allanamiento en una vivienda donde viven chiquitas en edad escolar, donde se vuelve a estigmatizar a mi cliente. Se solicitó que se extraigan todas las computadoras, todas las memorias, las consolas de juego, los televisores y la totalidad de las vestimentas. La querella solicitó que se quede sin ropa" y calificó el procedimiento de "payasesco".

Lagomarsino pasó su último sábado en paz en la pileta del complejo, nadando con su familia. El Talar es un sitio de viviendas exclusivo en Martínez; su departamento de tres ambientes en el lugar está valuado en cerca de 200 mil dólares según fuentes inmobiliarias de la zona. Sus vecinos se preocupan por él: lo ven deteriorado y nervioso tras haber perdido varios kilos y le ofrecen su apoyo. Por lo pronto, tras el allanamiento, el perito informático volvió a su casa, sin ropa que ponerse.