Tengamos fe, San Lorenzo: prohibido bajar los brazos porque algún día van a entrar

¿Acaso alguien pudo imaginarse una historia más sencilla para San Lorenzo? Seamos realistas: no se condice con la esencia de esta institución. Es cierto que complicamos seriamente las chances de seguir en la Copa, como también que jamás en la "Era Bauza" se habían hecho tantos méritos para ganar dos partidos seguidos. Todavía se puede y tenemos con qué salir adelante

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Antes que nada, una aclaración para evitar el comentario obvio después de un partido tan ilógico como el que perdimos ante Corinthians: todos sabemos que los encuentros se ganan haciendo los goles y no con merecimientos. Perfecto. Pero aquella afirmación es tan verídica como la realidad que indica que desde el mismísimo inicio de la gestión Edgardo Bauza como entrenador, San Lorenzo jamás había hecho tantos méritos como para adueñarse de las seis unidades que puso en disputa ante San Martín y los brasileños.


El fútbol es una mezcla de preparación, jerarquía, talento innato, estado de ánimo y, obviamente, la tan cuestionada fortuna. Todas esos condimentos que apoyaron la moción conquistadora del Continente en la edición del año pasado, ahora nos dan la espalda y dificultan las intenciones de repetir esa proeza en el inicio de 2015. Entre el compromiso del sábado ante los cuyanos y hoy, el equipo generó cerca de 20 situaciones de peligro claras (y cuando decimos "claras", realmente son claras) y solamente marcó un gol. No hace falta ser demasiado memorioso para recordar que anteriormente siquiera pateábamos al arco: ¿caeremos en la negatividad sólo porque no se concreta?


Torrico respondió en la única oportunidad en la que a su juego lo llamaron; Buffarini y Mas crecieron con el correr del tiempo; Mercier levantó respecto de los cotejos más recientes; Quignón redondeó un buen papel y no debió ser reemplazado; y Blanco demostró que tiene las condiciones para olvidar a Piatti: estuvo en posición de gol en Uruguay, en Florencio Varela, el sábado y con el cabezazo ante los paulistas. Será cuestión de serenarse y activar el efecto contagio.


Desde luego, no podremos hacernos los distraídos y la carencia de efectividad responde a errores propios. Pero permítanme analizar la mitad del vaso lleno y creer con un porvenir de otra tonalidad en el corto plazo. La evolución colectiva en la creación y en la llegada al arco rival es evidente, San Lorenzo lastima cuando se decide a atacar a su oponente de turno y realmente tiene material para revertir este presente. Ojo: las falencias defensivas quedaron nuevamente expuestas, pero ese es 'otro cantar' y me gustaría comprobar qué sucedería con la ventaja a favor y sin la incómoda desesperación por quebrar el cero.


Después de todo... ¿Alguno imaginaba una historia sencilla y diferente? Después del sufrimiento de 2014 con Unión Española, Independiente del Valle y Botafogo... ¿En serio alguno creía que sería más sencillo en el "Grupo de la Muerte" con Corinthians y San Pablo, dos campeones de América? El "Timao" no fue ningún "cuco", respetó el nombre de San Lorenzo y se llevó un premio excesivo que ni Lula puede creer.


Quedó dicho tras el estreno con triunfo en Montevideo: este club no nació para disfrutar la Libertadores. Está a la vista, quedó demostrado y nos sigue generando dolores de cabeza. La Copa siempre supo que es la más linda de todas, llegó a Boedo después de 54 años y ahora nos histeriquea de vuelta. Como todas. No hay con qué darle. Pero que ella ni nadie se olvide que somos San Lorenzo, que no subestimen el corazón de un campeón y avisamos que estamos vivos. Más que prohibido bajar los brazos. Ya van a entrar, yo tengo fe.