El Gobierno compró 26 aviones hidrantes hace dos años, pero sólo usan 6 para el incendio en Chubut

A fines de 2012, la Presidente anunció una inversión de $57 millones para comprar las aeronaves. Muy pocas son utilizadas en el combate contra uno de los incendios forestales más grandes de la historia argentina. "En los últimos años se cayó en la desidia", aseguró un especialista en InfobaeTV

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"A los que quieren provocar incendios, acá tienen una brigadista", anunció la presidente Cristina Kirchner el 28 de diciembre de 2012, al presentar la compra de 26 aviones hidrantes por 57 millones de pesos. Sus palabras y la inversión sirvieron de poco: Chubut sufre uno de los peores incendios forestales de la historia argentina.

Apenas días antes de que fuera despedido por "inoperante", el titular del Sistema Federal del Manejo del Fuego, Jorge Barrionuevo, había asegurado que las 26 aeronaves estaban operativas. Se trata de modelos de aviones fumigadores modificados para que arrojen hasta dos mil litros de agua sobre las zonas afectadas. Pero apenas seis de esos aviones son utilizados en el combate contra el fuego en Chubut. De los 20 restantes, hay 13 repartidos en otras provincias del país y siete dedicados a tareas de mera observación. Es decir que no son usados para apagar el fuego.

La explicación oficial es que se utilizan pocas aeronaves porque no están en condiciones de sobrevolar las llamas por el espeso humo negro que se desprende del fuego. Pero Daniel Bocos, ex coordinador del Plan Nacional de Manejo del Fuego, advirtió que también existió un mal manejo en la previsión de este tipo de siniestros. "En los últimos años, desde mi punto de vista, tanto desde el Estado nacional como de los estados provinciales se había caído en una cierta desidia", señaló en InfobaeTV.

Según las últimas informaciones, las llamas ya arrasaron 34 mil hectáreas de bosque en Chubut, una superficie mayor a la que ocupa toda la Ciudad de Buenos Aires. La cifra duplica las 15.000 hectáreas que se vieron afectadas por el famoso incendio forestal de 1996 en Bariloche. Por el fracaso del operativo, la entonces secretaria de Recursos Naturales, María Julia Alsogaray, fue llevada ante la Justicia.

¿El gobierno nacional tenía un plan para combatir un incendio de semejante envergadura? Todavía no hay una respuesta clara. La semana pasada, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, confirmó que resolvieron despedir a Barrionuevo por su deficiente desempeño en el cargo: "Este gobierno no se merece esto. Lo sacamos a bolsazos, basta de estar soportando inoperantes que se creen que esto es un chiste".

El licenciado en Ciencias Biológicas e investigador del Conicet Javier Grosfeld recordó que "de noviembre a marzo es la temporada alta de incendios en el sur y por eso tienen prioridad el uso de los aviones en esas zonas". "Sólo en Bariloche en esos meses se cuantifican mil focos de incendio y por ese motivo tienen tres aviones a su disposición. En el resto de la Patagonia la frecuencia de focos de fuego es menor, pero con el clima actual y la sequía el panorama no es el mejor para combatir las llamas", explicó este fin de semana, en declaraciones al diario Perfil.

Otro especialista señaló además que se podrían haber adquirido aviones más modernos para enfrentar las llamas. En su cuenta de Facebook, el piloto voluntario Daniel Roy Wegrzyn, integrante de los equipos que trabajan en Chubut, explicó: "Los hidrantes operando en Argentina son aviones agrícolas adaptados al combate de incendios, que si bien cumplen una tarea meritoria y sus pilotos son personas muy comprometidas con ella, presentan fuertes limitaciones, como la carga en tierra, que obliga a contar con pistas cercanas, mucha logística y usar mucho tiempo entre disparos, a lo que se suma la poca capacidad de carga". Los aviones hidrantes que utilizan Canadá o Francia, con una capacidad de carga de 200 mil litros, fueron señalados como el modelo ideal citado para este caso.

El domingo fue una de las peores jornadas desde que comenzó la lucha contra el fuego en Chubut: las llamas consiguieron superar el sistema cortafuegos de 13 kilómetros que había sido instalado sobre las dos orillas del arroyo El Pedregoso. Impulsadas por el viento, las llamas comenzaron a avanzar con dirección Este hacia la región de Villa del Blanco.

Pero el lunes una intermitente lluvia trajo algo de alivio sobre la zona de Cholila, cerca de la cordillera del Chubut. Pero no había muchas esperanzas puestas sobre la posibilidad de que pudiera apagar el fuego: las precipitaciones pronosticadas eran de apenas 5 milímetros de agua.

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