"Mujica reposicionó a Uruguay como un país de avanzada e innovador"

A punto de que el popular mandatario uruguayo deje la presidencia, Infobae habló con el periodista Mauricio Rabuffetti, autor de "La revolución tranquila", flamante biografía del "Pepe". "Su relación con el gobierno argentino se puede definir con una palabra: frustración", afirmó

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 Télam 162
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-¿Cómo se explica el furor mundial por José Mujica, un político de edad avanzada y proveniente de un país tan pequeño como Uruguay?

Creo que se explica por dos razones principales. La primera, que desató el interes inicial de la prensa por Mujica, fue el contraste entre su forma de vivir, muy sobria, y el aislamiento y el lujo con el que viven otros presidentes en el mundo. Mujica es una persona que de repente va a comer a un bar, acompañado de apenas un guardia de seguridad, y se sienta al lado de todo el mundo. Después hay otra razón, que es que su presidencia se desarrolló en un contexto de crisis de valores en los países centrales, con una Europa en la que se tambalea el Estado de bienestar y un Estados Unidos con mucha gente perdiendo la fe en el sistema. Y entonces aparece un señor viejo, con la legitimidad para tener un discurso pro-austeridad, anti-consumista, que con palabras sensatas dice "estamos viviendo de una forma que no es sostenible". Y eso caló muy hondo, ya que en los contextos de crisis las sociedades buscan referentes morales.


-Muchos han criticado que justamente Mujica se enfocó demasiado en lo discursivo y no logró llevar adelante las reformas políticas que había anunciado al asumir el cargo.

El gobierno de Mujica tuvo dos caras: la positiva es que reposicionó a Uruguay en el mundo como un país de avanzada, tolerante e innovador. Y la cara que generó críticas tuvo que ver con el déficit de gestión, aunque creo que nadie esperaba en Uruguay que hiciera un gran gobierno en términos de management. Teniendo en cuenta que Mujica es una persona que hizo de la búsqueda de la justicia social el centro de su vida política, su fracaso mas importante es el de la reforma educativa. Él tuvo el apoyo explícito de la sociedad y de todos los partidos políticos para realizarla y no pudo, simplemente tiró la toalla. Los sindicatos no tenían interés en hacer los cambios que se venían esbozando y fueron ellos quienes terminaron ganando.


-Pese a estos fracasos, Mujica se retira de la presidencia con una imagen positiva muy alta.

Mujica tiene en este momento alrededor de un 56%, 57% de aprobación. Eso quiere decir que hay gente de otros partidos que valoran positivamente su gestion. Sin embargo, es alguien que genera mucha resistencia en el Uruguay. Hay una parte de la población que no le perdona que haya integrado una guerrilla, al que no le gusta su forma de presentarse al mundo, y que no acepta que un presidente con mayorías parlamentarias no haya logrado ciertos éxitos en cuestiones tangibles.


Uno de los proyectos que sí pudo impulsar exitosamente, al menos para lograr su aprobación en el Congreso, fue la legalización de la producción y venta de la marihuana. ¿Qué va a pasar con esta ley ahora, considerando que era resistida por Tabaré Vázquez?

Tabaré Vázquez no apoyaba este proyecto, es verdad, pero la ley está, y él se ha comprometido a aplicarla. En ese sentido, creo que las dificultades mayores van a ser no necesariamente políticas, sino logísticas. Hoy por hoy, la mayoría de los uruguayos son contrarios a esta ley, y Vázquez no es ajeno a esa realidad. Para modificarla el proceso es complicado pero, a medida que se vayan viendo los efectos de su implementación, la sociedad evaluará si ha sido una política acertada o no.


-Siendo Mujica tan buen comunicador, por qué pensás que la sociedad uruguaya en su mayoría no respaldó esta idea? ¿Por qué no pudo convencerlos de que era un plan en contra del narcotráfico y no a favor del consumo?

Creo que Mujica no fue lo suficientemente insistente y no explicó correctamente los puntos principales de la ley. Hay que tener en cuenta además que la sociedad uruguaya es muy conservadora, pese a haber tomado en su momento decisiones de avanzada en materia de derechos individuales, como la aprobación del voto femenino y el divorcio por la sola voluntad de la mujer. De todas formas, se trataba de la legalización de la producción y distribución de una droga, así que nunca iba a ser algo fácil.


-¿Cómo fue la relación de la prensa con Mujica estos cinco años? Internacionalmente, fue generalmente elogiado. ¿Localmente se dio eso también?

Los periodistas lo vamos a extrañar a Mujica. Se trabajó muy bien en su gobierno, con las dificultades obvias de la profesión, pero sin presiones como en otros países de América Látina. De todas formas, la prensa uruguaya, tanto de derecha como de izquierda, más allá de apreciarlo, lo criticó mucho también y es algo lógico, porque los medios son los voceros de las demandas de la población.


-En el libro afirmás que Mujica suele "minimizar" su formación intelectual. ¿Cuánto tiene de construcción esta persona pública suya que habla con un lenguaje llano y sin filtros?

En cuanto a su sencillez y austeridad, él es como se muestra, es genuino. Claramente utiliza esa imagen de presidente austero con fines políticos, pero ¿qué político no lo haría? Lo que yo digo es que es una persona mucho más formada de lo que hace creer. Mujica es "anti-academia", sin embargo es un hombre que ha leído mucho y, aunque no tenga un titulo universitario, es capaz de hablar de maneras muy diferentes según el publico que tenga enfrente.


-Uno de los capítulos más polémicos de su presidencia es el referido a su relación con el gobierno de Cristina Kirchner, que vos en el libro definís de "tortuosa". ¿Cómo se explica que ambos presidentes hayan tenido un vínculo tan malo?

Lo que pasó con Argentina se resume con una palabra: frustración. Porque del lado del gobierno uruguayo, desde que Mujica es presidente, se asume el compromiso de negociar, cosa que Vázquez no estaba haciendo con los puentes cortados. Y Mujica, entre otras cosas, levanta el veto de Uruguay en la UNASUR para que Néstor Kirchner pudiese ser secretario general, pensando que Argentina aflojaría. No pasó eso, el gobierno argentino continuó con sus políticas proteccionistas. Mujica es consciente que muchas de las decisiones que toma el gobierno argentino tienen que ver con una estrategia económica y que no son contra Uruguay. Sin embargo, en el gobierno uruguayo hay mucha gente que considera que hay decisiones adoptadas por Argentina que fueron ex profeso, como las vinculadas al dragado del canal Martín García.


-La impresión siempre fue que Uruguay puso siempre la otra mejilla esperando que eso inspirara buena voluntad del otro lado.

Mujica pensó que si le daba el gusto al gobierno argentino con el nombramiento de Néstor Kirchner o si aceptaba el ingreso de Venezuela al Mercosur se iban a destrabar algunos aspectos de la relación bilateral. Eso nunca pasó, por eso lo que tiene el presidente uruguayo es una gran frustracion. ¿Y en qué terminó todo eso? En que el día que tenía que tomar la decisión de permitir si las papeleras de UMP (ex Botnia) aumentan la producción de celulosa o no, dijera: "sí, los dejo", consciente que eso generaría un problema con Argentina.


-Te sorprende que Mujica, ferviente admirador de la Revolución Cuba en su juventud, termine su mandato teniendo a los Estados Unidos como uno de sus principales aliados?

No, para nada, porque él lo que siempre buscó durante su presidencia fue la conveniencia del país. Y cuando pasa de ser un dirigente anecdótico a una figura de alcance planetario, se da cuenta que se convierte en un referente, no solo para la gente común, sino también para la gente que ejerce el poder. En el caso de Obama, yo menciono un ejemplo que me cuenta el secretario general de la OEA, cuando Mujica le dice a los demás presidentes de la región: "Muchachos, no le podemos pedir a este hombre, que está por pasar por un proceso electoral, todo lo que estamos pidiendo". La notoriedad que cobró este acercamiento es enorme, sobre todo con la llegada de los presos de Guantánamo. El valor político actual y futuro de esta decisión es inconmensurable.


-Por último, ¿cuál pensás que será el legado de Mujica?

Su mensaje de unidad y de que la sociedad occidental tiene que sentarse a repensar las cosas porque está viviendo de una manera no sostenible es lo que va a quedar.En Uruguay lo van a recordar como un presidente que tuvo buena voluntad, más allá de aciertos o errores. Como te dije antes, todo lo que hizo durante su presidencia fue en aras del interés de Uruguay, y la sociedad lo reconoce.


"José Mujica. La revolución tranquila", de Mauricio Rabuffetti (Aguilar)