A dar vuelta la página, pero sin desesperar que River siempre está

La Copa Libertadores empieza a pasar factura en el desgaste físico, y se siente desde el juego. Hay más recambio que el semestre pasado, por eso se debe recuperar aire que esto recién empieza

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Mal domingo. Es que contra equipos que se organizan atrás y cubren los espacios como lo hizo Quilmes, se vuelve complicado entrarles. El estilo amarrete que siempre propone Falcioni -aún cuando dirigía a Boca- genera complicaciones para producir situaciones de gol, como le pasó a River. Y la apuesta que hacen al error del rival les genera premios excesivos. Al plan táctico –que es parte del fútbol, claro- los jugadores rivales le agregaron algo que ya se convierte en anti-fútbol: revolear la pelota lejos cuando el árbitro cobra una falta para River. Lo hicieron al menos cinco veces. En ninguna Vigliano consideró que merecían amarilla.

Pero dejemos de mirar al rival para no convertirlo en excusa: River jugó un mal partido. Si bien en el segundo tiempo logró llegarle más a Quilmes y abrir el marcador, nunca logró imponer el ritmo del juego. El partido se desarrolló en el plan que propuso el visitante.

No se puede aventurar si el viaje a la altura para jugar la Copa en la semana fue la gran causa, pero sin dudas influyó. Había jugadores cansados que, sumado al clima del domingo con más de 30 grados, no pudieron entregar todo lo que habitualmente dan. Por momentos River tocó la pelota y generó situaciones, pero estuvo lejos de ser el equipo que le conocemos a Gallardo.

La mala pata por la lesión de Martínez –¡esperemos que sea nada grave!- quemó un cambio que tal vez hubiera permitido aportar frescura en el ataque para los últimos 15 o 20 minutos.

A River le faltó meterse en el partido con las premisas que Gallardo le dio a este equipo: cambiar el ritmo, llegar antes a las pelotas, que del medio para adelante los jugadores tuvieran movilidad para desmarcarse, que en el fondo estuvieran atentos. En los dos goles de Quilmes, River pudo haber hecho algo, sobre todo en el segundo, que se generó por un descuido por no salir del centro anterior marcando. Y fueron las dos únicas veces que patearon al arco.

No merece mucho comentario el 'offside televisivo' que marcaron sobre la posición de Mayada en el primer gol. Esas jugadas que sólo se ven en segundas o terceras repeticiones de la tele y en la cancha ni las notan los perjudicados no pueden generar polémicas.

Lo que nos queda de positivo es que tenemos un técnico que la tiene clara. En la conferencia de prensa posterior al partido, Gallardo se mostró lúcido a minutos de perder dos puntos, con la bronca que eso genera. Su claridad en el análisis y la voluntad de generar un cambio inmediato –durante el partido sus ayudantes le decían "tranquilo" y él pedía "qué tranquilo, tenemos que movernos más"-, son hechos que nos deben dejar calmos a los hinchas de River. Esto recién comienza, y si bien hay que estar prendidos arriba en el torneo local, lo importante del semestre, lo que queremos los hinchas de River, es la Libertadores.