Mientras la región evita la recesión, los PBI de Argentina y Venezuela siguen en baja

Los datos de actividad productiva y comercial en el inicio de 2015 refirman la tendencia contractiva. En América Latina los gobiernos se adaptan al nuevo escenario global. Análisis comparativo de Ecolatina

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Desde la salida de la convertibilidad del peso con el dólar a una paridad fija de uno a uno, a comienzos de 2002, hasta hoy los economistas diferencian tres escenarios claramente para la Argentina, en el que pasó de una etapa de liderazgo en América Latina y también primeros puestos en el mundo por la tasa de crecimiento relativo del PBI, fue el período 2003-2007; otra en la que descendió a niveles de expansión al ritmo del promedio: 2008-2011 y el cuatrienio siguiente con la proyección al corriente año, en el que desciende no sólo al último puesto, sino que para peor lo hace a tasas negativas en la generación de riqueza.

La Argentina pasó de liderar el aumento del PBI a destacarse entre los que lo bajan

En estos tres períodos simétricos de cuatro años, que coinciden con el ciclo de los últimos presidentes, los economistas de la consultora Ecolatina, encabezados por Marco Lavagna y Santiago Paz, identifican las principales características diferenciadoras de cada ciclo en una gigantografía.

En la primera etapa, se destaca el efecto del arrastre de un cuatrienio que concluyó en la peor depresión de la historia moderna de la Argentina que provocó un singular aumento de la capacidad ociosa de los factores de producción, desde las instalaciones fabriles y comerciales, y disponibilidad de crédito interno, hasta de mano de obra inactiva que deseaba y necesitaba volver al trabajo remunerado.

A partir de allí, y con la normalización institucional, en la cual un presidente no sólo pudo completar su mandato, sino que buscó volver a las fuentes de la disciplina fiscal y el ordenamiento monetario y restablecer la calma en el mercado de cambios, no sorprendió el registro de superávit gemelos, del comercio exterior y de las cuentas públicas; bajó la inflación y se reanimó la inversión productiva, interna y externa, aunque atenuada por la lenta y aún inconclusa salida del estado pleno del default de la deuda pública.

 DYN 162
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Néstor Kirchner reflotó la importancia de los superávit gemelos

Además, como en el resto de América Latina, el país se vio favorecido por el ciclo alcista de los precios internacionales de las materias primas que más exporta, principalmente la soja, que no sólo contribuyó a una rápida acumulación de reservas en divisas, sino también, financiar una política fiscal singularmente expansiva.

Todos esos factores agregados determinaron que el ritmo de crecimiento del PBI promediara en el período 2003-07 una tasa cercana a 8% anual acumulativa y liderara la región, más de dos puntos por arriba del segundo que fue Venezuela y casi el doble del promedio de once países seleccionados por la consultora Ecolatina.

A partir de la virtual normalización del cuadro macroeconómico y también institucional, la Argentina que recibió Cristina Kirchner ya había perdido la ventaja de haber comenzado muy por debajo del resto de la región y rápidamente la tasa de crecimiento del PBI se alineó con el promedio, en un escalón sustancialmente inferior al ciclo previo, apenas 2,6% anual acumulativo, pese a que se mantuvo el escenario de elevados precios de la soja y otras materias primas.

 Presidencia de la Nación 162
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Más allá de la sequía de 2009 que afectó a las cosechas de las economías pampeanas y de la crisis financiera internacional que golpeó más al país que al resto de la región, por la persistencia del default con un cuarto de los bonistas, Ecolatina identifica como una característica del ciclo 2008-11 el deterioro de los superávit gemelos y del tipo de cambio real, mientras se aceleraba la tasa de inflación y se debilitaba la inversión, pese a que el Gobierno había logrado limitar la cesación de pagos con bonistas a sólo el 7% del total.

En el primer mandato de Cristina Kirchner se deterioran las cuentas fiscales y externas

Mientras que en el cuatrienio siguiente, la Presidente decidió renovar su equipo económico y poner un corset a la producción, la inversión y la exportación, con la intención de concentrarse en el consumo interno, sin advertir las incongruencias de objetivos fijados por el ministro Axel Kicillof.

 Reuters 162
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Con los datos casi cerrados para los primeros tres años y proyecciones bastantes ajustadas para el último que está en curso, la consultora de marras ubica a la Argentina compartiendo el último puesto con Venezuela, al caer en una recesión modesta, que prevé que promediará una baja del PBI de 0,8 por ciento.

En la última etapa la Argentina fue superada por Chile en PBI por habitante

En este ciclo, se cortó la bonanza alcista de los precios de las materias primas en el mundo, pero entre los principales factores gravitantes del cambio de ciclo Ecolatina identifica la restricción externa que impuso un inesperado cepo cambiario desde fines de octubre de 2011; con su consecuente efecto nocivo sobre la inversión, principalmente externa; la aceleración de la inflación, al ritmo que se agudizaba el déficit de las cuentas públicas porque se financió con creciente emisión del Banco Central; se agravó el atraso cambiario y se incurrió en un default selectivo, al resistirse el Gobierno a honrar el fallo de la justicia de los EEUU a favor de los holdouts.

En ese período la Argentina fue superada por Chile en el nivel del PBI generado por cada habitante, ya que mientras en 2011 mantenía una ventaja de u$s400, ya que se ubicaba en u$s18.000 y el del vecino en u$s17.600, en términos de paridad de poder de compra, un año después esas relaciones pasaron a 18.100 y 18.500 dólares, respectivamente, y desde entonces se fue ampliando sostenidamente.

Y si bien las estadísticas internacionales mantienen a la Argentina entre los mayores generadores de ingreso por habitante de América Latina, se advierte una acelerada convergencia de Uruguay, y con más rezago Perú, Colombia y Brasil.

Por Daniel Sticco dsticco@infobae.com