"La cantidad de casos decrece semana tras semana y tiende a cero, pero la enfermedad aún está presente en un tercio de las zonas de los tres países afectados", dijo Nabarro, presente en la capital etíope Addis Abeba para la cumbre de la Unión Africana en que tratará el tema.
"Todavía tenemos brotes ocasionales y sorpresas con los nuevos casos", explicó Nabarro.
"Esto significa que la epidemia no ha sido erradicada" y "debemos continuar con nuestro esfuerzo, de forma más intensa", agregó.
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El representante de la ONU dijo que le preocupaba la llegada de la temporada de lluvias, y exhortó a instalar una red de "actores locales" antes de que las precipitaciones dificulten el acceso a ciertas zonas.
El Centro Africano de Control de Enfermedades que la Unión Africana decidió crear en 2015 permitirá reaccionar con más rapidez en caso de una nueva epidemia, estimó Nabarro.
"Nos llevó demasiado tiempo prepararnos. Necesitamos mejores medios de intervención", concluyó el experto, al comentar las enseñanzas extraídas de la reciente epidemia de ébola, la peor en la historia de este virus.
La comunidad internacional y la Unión Africana fueron acusadas de pasividad frente a la epidemia que mató a casi 9.000 personas en un año, esencialmente en Guinea, Liberia y Sierra Leona.
Además, la epidemia dejó en evidencia el desastroso estado de los sistemas de salud en algunos países africanos.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destacó el 23 de enero pasado la baja radical del número de personas contaminadas por el virus, pero advirtió que la el panorama seguía siendo "extremadamente preocupante" y que no podía descartarse un nuevo brote.
La fiebre hemorrágica de ébola,
y con una tasa de
de los enfermos, se transmite por contacto directo con sangre, secreciones corporales (sudor, excremento...), vía sexual y la manipulación de cadáveres contaminados.