Rousseff instruyó a su gabinete sobre la necesidad de un ajuste

La presidente de Brasil respaldó el programa de austeridad del flamante ministro de Hacienda Joaquim Levy, un economista resistido por el gobernante Partido de los Trabajadores

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 Reuters 162
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La presidenta de Brasil, la izquierdista Dilma Rousseff, defendió este martes el programa de ajuste fiscal que inició su gobierno para enderezar el rumbo de la mayor economía de América Latina, castigada por la desaceleración y la inflación en alza.

"Los ajustes que estamos haciendo son necesarios para mantener el rumbo, para ampliar las oportunidades, preservando las prioridades sociales y económicas del gobierno", afirmó Rousseff al instalar la primera reunión del año con todo su equipo de gobierno en Brasilia.

Rousseff dio un espaldarazo al programa de austeridad que lidera el ministro de Hacienda, Joaquim Levy, un economista ortodoxo criticado por algunos sectores de su grupo político, el Partido de los Trabajadores (PT).

Asimismo, aseguró mantendrá las conquistas laborales alentadas por el PT en sus 12 años en el poder. "Los derechos laborales son intocables, y no será nuestro gobierno, un gobierno de los trabajadores, que irá a revocarlos", agregó.

La mandataria justificó, no obstante, la necesidad de ajustar las cuentas públicas frente a la desaceleración de la economía, la inflación al alza y el difícil contexto externo por la caída de los precios de las materias primas, principalmente.

Al mismo tiempo subrayó las dificultades internas por la fuerte y prolongada sequía que está elevando el precio de los alimentos.

Rousseff insistió en que "promoverá un reequilibrio fiscal de forma gradual" para atraer nuevas inversiones y "recuperar el crecimiento de la economía lo más rápido posible".

Rousseff promoverá el "reequilibrio fiscal" para atraer inversiones y volver al crecimiento

Entre las primeras medidas de austeridad que adoptó el gobierno están un recorte en los gastos de funcionamiento, restricciones al seguro de desempleo y la pensión por muerte, así como la reactivación de impuestos, que deben elevar el precio del combustible.


No obstante esas acciones, Brasil enfrenta el fuerte pesimismo del mercado, que recortó su estimación de crecimiento de 0,13% y elevó la de inflación a 6,99% en 2015, según una encuesta entre instituciones financieras realizada por el Banco Central.

El año pasado, Brasil cerró con una inflación de 6,41% mientras analistas aguardan un crecimiento cercano a cero. En medio de ese difícil contexto, el desempleo está en sus mínimos históricos (4,8% a noviembre).

Rousseff, que inició su segundo mandato el 1 de enero, reiteró buena parte de los ofrecimientos que hizo en su discurso de posesión.

Al respecto, remarcó la meta del gobierno de un ahorro fiscal equivalente al 1,2% del PBI para este año, tras prácticamente fracasar en ese propósito en 2014 cuando fue reelegida.

Este indicador - que muestra el ahorro para el pago de deuda pública - es seguido por inversionistas y organismos multilaterales como muestra de confianza en el manejo responsable de la economía.