, publicada en el 2009 por la editorial Planeta, es una novela que narra en clave de thriller político global el atentado a la AMIA y sus múltiples derivaciones, centrándose particularmente en la investigación llevada a cabo por el fiscal Alberto Nisman desde el 2004, cuando el ex presidente Néstor Kirchner lo designó al frente de la flamante Unidad Fiscal AMIA.
Escrita por el filósofo argentino Gustavo Perednik, amigo personal de Nisman, el libro expone minuciosamente la teoría de la responsabilidad iraní en el ataque terrorista, y traza un perfil favorable del fiscal, quien es presentado como un luchador incansable por la justicia y la verdad y un valiente investigador que con su denuncia del 2006 al régimen teocrático había recuperado la dignidad del país.
"No solamente la imagen argentina se recuperaba, sino que el país se había puesto a la vanguardia del contraterrorismo mundial. Se había adelantado a todas las naciones, al pedir la captura de los máximos jerarcas iraníes y había revelado con claridad la matriz de un Estado terrorista. La telaraña de Galeano, que tanto daño había hecho al país, era parte del pasado", escribe Perednik.
La novela, que da cuenta de las amenazas que recibió el fiscal durante su investigación en contra de su integridad y la de su familia, termina en una nota positiva, con Nisman recibiendo el reconocimiento de sus pares alrededor del mundo por los avances en su investigación y a punto de disputar un partido de tenis, su deporte preferido. La realidad, como se sabe, no terminó siendo tan dichosa para el fiscal, quien apareció en su hogar sin vida hace una semana, días después de haber denunciado a la Presidente y a varios funcionarios y dirigentes kirchneristas de negociar impunidad para Irán y en las vísperas de su presentación en el Congreso.
Infobae habló con Perednik, quien reside hace varios años en Israel, sobre sus opiniones sobre la misteriosa muerte y su legado en la causa AMIA.
"Es tan obvio lo que ha ocurrido que realmente llamarlo opinión es un prurito de prudencia excesiva. Uno todavía no puede demostrar quiénes fueron los asesinos, así que habría que decir el probable asesinato, el presunto asesinato, pero es tan claro...", respondió Perednik, quien agregó que no había ningún motivo para que el fiscal quisiera suicidarse.
"Lo que tenía en manos era tan fuerte como para amenazar a la Presidente y a su canciller, para que se generara una situación de un sálvese quien pueda. Y había muchos que querían salvarse", sentenció Perednik, quien consideró que había muchos interesados en "hacerlo desaparecer".
Asimismo, el autor de Matar sin que se note mencionó la poca importancia que le daba Nisman a su seguridad personal, interesándose más por la preservación de las pruebas en su investigación que de su propia vida. "No era un tipo que se preocupara por cuestiones de seguridad, las veces que estaba entrando en una zona de alto riesgo desde el punto de vista de su vida, su única respuesta era: No te preocupes que todo el material que yo tengo, todas las pruebas, están protegidas".
Perednik, que recordó haber hablado personalmente por última vez con él hace un mes y medio, y estar en contacto vía mail "hasta el último momento", recalcó la importancia del trabajo de Nisman y dijo que el caso "está resuelto" gracias a él.
Y concluyó: "Todos sabemos que en este Gobierno se llenaron los bolsillos a costa de los argentinos, y que hay un nido de corruptela, pero un asesinato político es una escalada a la que ningún Estado democrático llega. Y esta escalada da escalofríos, creo que una buena parte de los argentinos siente miedo e indefensión".