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Una toalla y un pareo de Lola Chomnalez, la adolescente argentina asesinada en una playa de Valizas, en Uruguay, tenían restos de sangre que corresponden a otra persona. Se trata de dos de las pertenencias de la joven asesinada que estaban junto a la mochila hallada a metros del lugar en el que apareció el cadáver. Así lo revelaron las pericias realizadas por la Policía Científica de ese país, según publicó el diario El Observador.
En la jornada de ayer, declararon 10 personas en el juzgado, entre testigos y sospechosos. A la mayoría se les extrajo saliva, mediante hisopados, para obtener su ADN y cotejarlo con la sangre encontrada en la mochila. "Se está más cerca de llegar a la verdad", dijo al diario el abogado de la familia Chomnalez, Jorge Barrera. "Hay que seguir trabajando con seriedad y rigor técnico con la misma cautela del primer día pero siendo optimistas que se hará justicia", agregó.
El día estuvo marcado por una intensa actividad liderada por la jueza Silvia Urioste. Desde las 6 de la mañana se llevó adelante la reconstrucción de las últimas horas de Lola, con el objetivo de avanzar en la investigación y obtener nuevas pistas que permitan dar con el asesino.
La magistrada junto a efectivos de la Policía Científica y Prefectura se reunieron en la vivienda que alquiló la madrina de Lola durante su estadía en Valizas para comenzar la reconstrucción de las últimas horas de la menor antes de su asesinato. Desde la casa se dirigieron rumbo a la playa hasta llegar al lugar donde Lola apareció muerta.
El recorrido, de más de seis kilómetros, fue cronometrado. También participaron los testigos como el carpintero que la vio caminar por la costa. Además del personal técnico se encuentra el abogado de la familia. El hallazgo de la mochila se realizó en la tarde del miércoles 14, a 17 metros de donde fue ubicado el cuerpo.
A partir de ahí, se le dio un impulso a la causa que parecía estar estancada ante los pocos resultados obtenidos. Junto al bolso se hallaron, además, su DNI, un libro y un monedero sin plata. Su madrina declaró en la sede judicial que Lola llevaba $2.000. El día antes de su desaparición, sábado 27, Lola cambió u$s 100 en Tres Cruces.