¿Nadie hace las cosas mejor que vos? Tu salud está en riesgo

Los perfeccionistas son personas que no pueden evitar pensar en términos de blanco o negro. Son absolutistas y necesitan mantener el control de todas las cosas. Señales para reconocerlos y tips para bajar su nivel de exigencia y estrés

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¿Sos de esas personas que quieren hacer todo perfecto? ¿Sentís que sin importar cuánto te esfuerces, nunca sos lo suficientemente bueno? ¿Aceptás la crítica ajena? Si respondiste que sí a estas tres sencillas preguntas, es muy probable que el perfeccionismo sea el centro de tu vida. Y que muchas veces la pases mal por esa causa.

Algunos especialistas creen que el perfeccionismo nace en nuestra infancia. Las presiones familiares, personales, sociales, hacen que algunas personas se esfuercen muchísimo por todo y vivan preocupadas y con sentimientos de culpa. Más allá de su causa, desear hacer todo perfecto puede resultar muy perjudicial.

La coach ontológico, de salud y bienestar Lucila Guttman definió al perfeccionista como "esa persona que se exige para alcanzar objetivos demasiado altos, casi inalcanzables".

Querer alcanzar metas o mejorar el rendimiento no es lo mismo que ser perfeccionista. De hecho, fijar metas y querer superarlas nos ayuda a rendir de forma más efectiva. "Las dificultades vendrán si esas expectativas son tan elevadas que se hacen imposibles de cumplir y comienzan a afectar su vida cotidiana o en la vida de la gente que la rodea", consideró la especialista en tratamientos preventivos y terapéuticos antiestrés, quien destacó que "una persona lucha por alcanzar modelos de perfección, pero al mismo tiempo somete a otras a estos estándares altos".

Querer hacer las cosas lo mejor posible y tratar de mejorar es algo positivo, pero no permitirnos cometer errores puede llegar a ser un problema.

"Querer hacer las cosas lo mejor posible y tratar de mejorar es algo positivo, pero no permitirnos cometer errores puede llegar a ser un problema"

¿Cómo puede afectar la salud?

Guttman detalló que "problemas físicos como ansiedad, úlceras, dolores de cabeza o calambres estomacales" son algunas de las consecuencias de tener un nivel de exigencia elevado, y no descartó que "también se puede sufrir depresión". "Con el tiempo, este tipo de personalidad puede desarrollar la creencia de que no hay nada que pueda hacerse para mejorar la situación. Si estos sentimientos persisten durante un largo periodo y llegan a ser lo suficientemente graves, podría sobrevenir una depresión", aseguró.

Es que el perfeccionista negativo presenta ideales inalcanzables, pensamientos de desvalorización y una falta de habilidades para la superación.

El absolutismo del todo o nada

"Una de las ideas que más inquietan a los obsesivos es su perseverante búsqueda de perfección. Su nivel de exigencia hacia los demás les hace pensar que nadie podrá hacer las cosas tan bien como ellos, por lo que esto se convierte muchas veces en un problema en los vínculos con los demás, ya que la exigencia puede llegar a cansar a los otros", explicó la especialista.

Todo o nada, no pueden evitar pensar en términos de blanco o negro. Al ser demasiado absolutistas se olvidan de los grises que quedan en el medio. Allí asoma su tendencia a la rigidez.

Guttman detalló que se trata de personas que "tienden a controlarse a sí mismo y a las situaciones, se sienten seguros en ambientes predecibles, que le brinden la seguridad de que siempre podrán manejar la situación".

Cómo reconocer a un perfeccionista

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El perfeccionista posterga hacer lo que tiene que hacer porque busca que todas las cosas estén en su lugar, ya que necesita mantener el control de todas las cosas.

Buscará hacer más de lo que puede hacer: es probable que desarrollen obsesiones. "La perfección supone una sobreexigencia y conforma muchas veces un sufrimiento, porque las expectativas que se impone son excesivas y muchas veces fuera de la realidad: se marcan metas tan elevadas que finalmente no pueden alcanzar", sintetizó Guttman.

No tolerar la duda lleva a volver a decidir constantemente, a realizar una evaluación permanente, y esto atrasa la acción. Sus rasgos:

* Pensar y dudar demasiado: dar demasiadas vueltas

* Querer tener la razón

* Dificultad para tomar decisiones

* Excesivo autocontrol emocional

* Baja autoestima: buscar siempre la aprobación de los demás

* La presión a la que se somete a sí mismo es tan grande, que padece desajustes físicos y anímicos.

* Las expectativas poco realistas de uno mismo o de los demás

* Miedo a la desaprobación, el fracaso y a cometer errores

* Alta sensibilidad a la crítica

* Fijarse más en lo que falta que en lo que se tiene

* Necesidad de controlar a uno y a los demás

* No participa si no sabe que puede ganar

* Sufre por el estrés

¿Cómo aflojar?

Aceptar. El primer paso es hacer autoconsciente tu perfeccionismo. Aceptar significa asumir la responsabilidad.

Reconocer que los errores son inevitables y que están para aprender de ellos.

Afrontar los miedos y los errores: ¿De qué tengo miedo? ¿Qué es lo peor que puede pasar? ¿Cómo puedo mejorar la próxima vez para no cometer este error?

Expectativas razonables implica reconocer tus limitaciones. ¿Cuál es el costo que el perfeccionismo ha tenido en tu vida?

Enfocarse en el proceso y no sólo en el resultado. Evaluar el éxito no sólo en función de lo que se ha logrado, sino también en función de lo que ha disfrutado haciendo la tarea.

Relajate, tomate las cosas menos en serio, aprende a relajarte y adopta un enfoque más alegre a la vida. Tu vida es un suceso de aprendizajes.

Una técnica antiestrés que puede sumar

Las técnicas respiratorias requieren un aprendizaje sencillo pero continuo a modo de entrenamiento. Son útiles para personas con dificultades para relajarse, y pueden ayudar a despejar la mente.

"Las técnicas respiratorias son útiles para personas con dificultades para relajarse, y pueden ayudar a despejar la mente"

Respiración abdominal

Una de las respiraciones más utilizadas en la técnica de relajación es la respiración abdominal. Consiste en respirar con profundidad utilizando el abdomen y la elasticidad del diafragma.

La mejor postura es recostado boca arriba, (de esta forma se relaja la musculatura abdominal). Colocar una mano sobre la panza e inhalar lentamente por la nariz, llevar el aire al abdomen. Luego contener la respiración algunos segundos y exhalar a un ritmo lento nuevamente por la nariz. Una técnica sencilla para disminuir las tensiones. No realizar la retención del aire si tiene hipertensión arterial.

Respiración alternada

Se cierra el lado derecho de la nariz con el pulgar de la misma mano, se inhala lenta y suavemente por la fosa nasal izquierda llenando los pulmones de aire, luego se cierra la fosa nasal izquierda y se exhala lentamente por la fosa nasal derecha. Se inhala por el lado derecho de la nariz, llenando los pulmones de aire, se cierra el lado derecho y se exhala por el lado izquierdo lentamente. Así se logra reciclar la energía.

Relajación progresiva

Para aliviar tensiones desde la cabeza a los pies, cierre los ojos y concéntrese en tensionar y relajar cada grupo de músculos por dos o tres segundos cada uno. Comience por los pies y dedos, luego muévase a las rodillas, muslos, glúteos, pecho, brazos, manos, cuello, mandíbula y ojos (todo manteniendo la respiración profunda y lenta) contamos hasta 5 mientras se tensan los músculos, por último, larguemos el aire por la boca.

Por último, si queda alguna zona del cuerpo con tensión, llevar el aire a dicha zona, mantener unos segundos y soltar el aire por la boca, emitiendo un ruidito. Así lograremos desbloquear la energía bloqueada en ciertas zonas como cuello hombros y espalda alta.