La Iglesia advirtió por el avance del narcotráfico: "Es un delito al que no podemos acostumbrarnos"

En su mensaje de Navidad, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, sostuvo que el tráfico de drogas "mancha con sangre todo lo que toca"

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 Télam 162
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La Iglesia volvió a expresar su preocupación por el avance del narcotráfico en el país. El presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor José María Arancedo, brindó su mensaje de Navidad, en el que advirtió que el tráfico de drogas "mancha con sangre todo lo que toca", un delito "al que no podemos acostumbrarnos".


Para Arancedo, la Argentina está "lejos" del mensaje de paz y amor de la Navidad. Desde la curia santafesina, el prelado expresó su preocupación por el desprecio por la vida del otro y la violencia y la inseguridad.


Al ser consultado sobre la audiencia que mantuvo ayer con la presidente Cristina Kirchner en la Casa Rosada junto con los demás integrantes de la cúpula episcopal, Arancedo respondió:

"Fueron saludos y augurios por las fiestas en tono a lo que son la paz, la fraternidad"

.



"Qué lejos nos encontramos del mensaje de paz y amor de Navidad, cuando tenemos que hablar de esa realidad tan cercana que no corresponde a la dignidad del hombre", exclamó en su mensaje navideño.

"Me refiero al desprecio por la vida de mi hermano, que se expresa en la violencia y la inseguridad, al delito del narcotráfico y la trata de personas, al odio que cierra el camino al encuentro y la reconciliación, al egoísmo que nos aísla y debilita los lazos fraternos", precisó.

"Cuánta responsabilidad personal y social nos cabe, cuando nos acostumbramos a convivir con estas realidades que ofenden al hombre y deterioran el nivel moral y cultural de la sociedad!", agregó.

El arzobispo recordó que "en Navidad se enciende una luz de esperanza que nos invita a proclamar su mensaje de verdad y de vida, de justicia y solidaridad, de reconciliación y de paz", pero consideró que "este mensaje necesita de protagonistas, de testigos, no de repetidores".

Monseñor Arancedo invitó a cada familia y hogar a rezar juntos y ante el pesebre la Oración por la Patria que los obispos escribieron en plena crisis 2001-2002.

"Danos, Señor, la valentía de los hijos de Dios para amar a todos sin excluir a nadie, privilegiando a los pobres y perdonando a los que nos ofenden, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Concédenos la sabiduría del diálogo y la alegría de la esperanza que no defrauda", rogó.

"Es mi deseo compartir con ustedes la esperanza y el compromiso de este mensaje de Navidad para sentirnos más hermanos y construir juntos una Patria más fraterna", concluyó.