2014: el año en que River recuperó la memoria

En sólo 12 meses, River pasó de ser un equipo con dudas a consolidarse y ganar tres torneos de manera indiscutida y con momentos de gran vuelo futbolístico. La llegada de Gallardo levantó el nivel del equipo y de todo el fútbol local... Hasta dejó en claro que no siempre gana el mejor

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Volvamos a enero... Recordemos el escenario: River venía de terminar en la ubicación décimoseptima con 21 puntos, muy lejos del campeón del Inicial 2013 -San Lorenzo- que sumó 33. Ramón Díaz era el DT y en Núñez no se dudaba de su continuidad, pero había preocupación. La renovación de autoridades del club abrían una luz para que hubiera una mejor organización en lo institucional, y que pudiera llevarle al primer equipo de fútbol lo que necesita: orden, tranquilidad, que los jugadores tengan que concentrarse en lo que deben hacer, jugar bien al fútbol para ganar, y no en preocuparse por resolver problemas que son parte de las responsabilidades de la comisión directiva.

Y el River de Ramón empezó a aparecer, tal vez en pocos tramos de algunos partidos, pero el permitió que el equipo pudiera ir consolidándose en la tabla como candidato, y finalmente quedarse con el título porque en los últimos partidos se hizo fuerte.

Después de haber bajado al infierno, el campeonato se celebró con un marco maravilloso en el Monumental, pero eso era apenas el comienzo del desahogo. Sin embargo, a semanas del título, los hinchas recibimos una noticia que nos impactó: Ramón Díaz, ganador y todo, dejaba la dirección técnica. Ya no importaba si tenía desencuentros con D'Onofrio y la dirigencia o con Enzo Francéscoli. La sombra del técnico más ganador en la historia del club, su ascendencia con los hinchas, podría implicar un gran problema para su sucesor, si de pronto no encontraba buenos resultados en los primeros partidos.

Pero el destino –y la buena elección de Enzo- nos tenía preparada una sorpresa. Porque nadie puede dudar que Marcelo Gallardo sabe de fútbol, jugaba muy bien y se crió en River, donde creció con los valores del juego riverplatense. Y el Millonario terminó peleando dos torneos con ese equipo casi sin refuerzos, y por poco no gana ambos. Gallardo hizo que River recuperara la memoria, tuviera presente cómo se llega a la victoria, con buen juego, que cuando además es ofensivo trae goles, y los goles llevan a las victorias.

Pudo recuperar a jugadores que no estaban convenciendo al hincha, como Rojas y Sánchez, logró sacar lo mejor de Pisculichi y Teo, pero además dotó a River de algo que antes se le criticaba: el juego fuerte. No es patrimonio de River jugar al límite del reglamento sin otro aporte futbolístico. Pero es indudable que para ganar cosas importantes hay que tener presencia en la cancha. Y eso mostró River en La Boca, cuando se jugó la primera Semifinal. La personalidad del equipo para amedrentar al rival con ese juego fue una carta que nadie esperaba. Y no se pongan principistas los amigos de Boca: ustedes siempre jugaron así, de hecho un marcador de punta colorado que tenían reconoció que la orden era pegarle a uno de River en la primera jugada, justamente para hacerles sentir el rigor. River llevó esa arma a La Bombonera, pero además los recibió con fútbol en el Monumental, y así fue como logró ganar la Copa Sudamericana, invicto y ganando sin discusión cada fase.

Otro gran mérito que Gallardo trajo a este River son los goles de jugadas variadas. En la historia, la Banda necesitaba de jugadas elaboradas, sino parecía que los goles no servían. Ahora, River también hacer goles de tiros libres, de remates de afuera del área y de cabeza. ¡Cuántos goles de cabeza! A Estudiantes se lo eliminó con esa arma –dos de Mora, en La Plata y en River, y uno de Funes Mori-, y a Nacional se le ganó con dos goles iguales, córner de Pisculichi y dos cabezazos certeros para quedarse con la Copa.

Mientras River pensaba en la Sudamericana (en eliminar a Boca y en llegar a la final), el torneo local jugaba sus últimas fechas. Y aún cuando el certamen lo ganó Racing –justamente dijimos aquí-, también faltó decir algo: que River fue el mejor del torneo. Racing lo ganó porque en las últimas fechas ganó todos sus partidos y a River le faltaron 2 o 3 jugadores en puestos clave para superar al equipo de Avellaneda. Pero de lo que no quedan dudas, es que River jugó los mejores pasajes de fútbol de ese torneo. Y los números lo avalan: fue el que menos partidos perdió -¿en los torneos cortos alguna vez pasó que quien menos perdió no fue campeón?-, fue el más goleador y el menos goleado... Increíble no haber sido campeón con esa campaña.

Este año los hinchas de River tenemos que agradecerle a Ramón, a Gallardo, a los jugadores y la dirigencia, porque tuvimos el mejor año, tal vez desde el soñado 1986. Y lo mejor, es que tal vez eso sea solo el comienzo de una gran etapa. Ese es nuestro sueño ahora, que se viene la Libertadores.