Boca tuvo un año muy fácil de olvidar y con poco a destacar

El balance de este 2014 es con saldo deudor. Fue realmente malo desde todo punto de vista y Boca quedó muy en deuda con la gente. La identidad recuperada por Arruabarrena, los últimos refuerzos y dos juveniles, lo único para destacar. A trabajar en todos los aspectos para tener un 2015 como se merece esta institución

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Allá por los primeros días de enero si a más de un hincha de Boca le decían que iba a terminar el año sin títulos, sin el entrenador más grande de la historia y sin uno de los mejores jugadores que tuvo el club seguramente que no lo creería y hasta le parecía irrisorio. Pero aunque parezca increíble, sucedió.

Porque pese a haber terminado en el segundo puesto, la realidad marcó que el Torneo Final no lo peleamos. El equipo venía de 'salvarse' de terminar último en el cierre del Torneo Final 2013, con un empate ante Godoy Cruz, y tenía como obligación el campeonato local, sobre todo porque no disputaba la Copa Libertadores.

Como se dijo, el arranque fue muy irregular y el equipo nunca pudo prenderse en la pelea por el título. Cuando los rivales le dieron la chance, siempre la desaprovechó. Recién en el sprint final se lograron muchos puntos, llegando a ocho encuentros sin derrotas y con un cierre de cinco victorias al hilo. Pero no alcanzó. En el medio, un clásico perdido injustamente en la 'Bombonera', tras un polémico arbitraje de Néstor Pitana.

Pero llegó el receso de mitad de año y con seis caras nuevas (Meli, Fuenzalida, Carrizo, Chávez, Calleri y Castellani), que se sumaban a Hernán Grana y Juan Forlín, los que habían llegado en enero, la ilusión volvía a renovarse. Los dirigentes habiendo podido prescindir de Carlos Bianchi, como lo permitía un apartado del contrato si no se lograban títulos al año y medio de asunción, decidieron respaldar al técnico más ganador de la historia y del fútbol argentino.

Así arrancó un segundo semestre con muchos torneos en disputa. El Campeonato local, la Copa Sudamericana y la Copa Argentina, eran los certámenes que Boca jugaría con la obligación de obtener 'algo' para volver a disputar lo que tanto anhelamos: la Copa Libertadores.

Pero volvió a suceder lo mismo que a principios de año. O peor, ya que el arranque fue realmente muy malo. Eliminado en primera fase con Huracán por Copa Argentina y las tres derrotas en las primeras cuatro fechas del campeonato (se le ganó a Belgrano agónicamente) se llevaron puesto al "Virrey".

Con total lógica, ya que el ciclo estaba terminado hace tiempo. Porque aunque nos duela en el alma, Bianchi nunca le pudo encontrar la forma al equipo desde su vuelta. Un año y medio bastaban para darse cuenta que no se podía cambiar el rumbo, lamentablemente.

Para colmo, casi sobre el inicio del campeonato, Juan Román Riquelme decidió irse del club, para jugar en la Primera B Nacional con Argentinos Juniors. Un golpe muy duro para el "Virrey", que lo había bancado y apoyado cuando el "Diez" decidió regresar para "ayudar a Boca" y presionó a Daniel Angelici por su vuelta.

Y qué cosa peor nos podía suceder para terminar un año para el olvido. Perder por primera vez un mano a mano copero ante River. Por supuesto que no es lo mismo una definición de Copa Libertadores (o dos, si sumamos los últimos cruces de 2000 y 2004 que ganamos) que una Copa Sudamericana, pero lo cierto es que quedamos eliminados en el certamen que se había vuelto el gran objetivo, por el cual habíamos desplazado a un segundo plano el torneo local.

Antes, había pasado otro "Superclásico", jugado en condiciones muy malas por la lluvia, pero que volvió a tener un arbitraje que incidió notablemente en el resultado. El que se vistió de "Pitana" esta vez fue el 'novato' Mauro Vigliano, quien vio una mano inexistente dentro del área propia de Fernando Gago, a quien expulsó injustamente. A partir de ahí, el partido se desvirtuó por completo.

Pero que haya sido un año malo no significa que no tengamos algo positivo para destacar. Y ahí sobresale la figura de Arruabarrena, un entrenador joven, ganador de todo con Boca y conocedor como pocos del club. Un DT "de la casa" como se venía pidiendo, que nos devolvió una identidad perdida hace tiempo. El "Vasco" nos llevó a proponer, a no negociar la actitud y el sacrificio y a pelear por todo, como lo demanda la institución.

También aparecen algunos refuerzos que alcanzaron un muy buen rendimiento y que esperemos no sea su pico. En este sentido entran en escena Andrés Chávez, Marcelo Meli, Jonathan Calleri y Federico Carrizo. Y juveniles como Andrés Cubas y Francisco Cristaldo.

Terminado un año para el olvido, hay que trabajar en todos los aspectos para tener un 2015 como se merece esta institución. No hay que pifiar en los refuerzos de nuevo, como sucedió en los mercados de pases pasados, salvo el último. Se viene un año que arrancará a lo grande, disputando el mayor objetivo de todos como lo es la Copa Libertadores. Hacia ese logro vamos.