Republicanos cuestionan "la traición de Obama" a los cubanos

"Si su gobierno ha determinado durante 5 años que el régimen cubano es patrocinador del terrorismo y luego lo quita de esa lista, ¿qué ha cambiado?", cuestionó el congresista Mario Díaz-Balart en rueda de prensa

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Líderes del partido republicano en el Congreso de Estados Unidos participaron este jueves en una rueda de prensa para criticar los anuncios del presidente Barack Obama sobre el acuerdo con el régimen cubano.

El congresista Mario Díaz-Balart criticó que el mandatario adoptara este cambio de política hacia la isla sólo por la liberación del ex contratista Alan Gross. "Que no quepa duda: la lucha sigue, a pesar de la traición y de los regalos que el presidente Obama le quiere dar a la dictadura en Cuba", declaró.

"Cuba será libre a pesar del salvavidas que Obama les lanzó a los Castro", sentenció Díaz-Balart. "Antes de la normalización, se tendría que liberar a todos los prisioneros políticos y nuevamente el presidente Obama ha roto su propia promesa y ha decidido hacer algo que no tiene precedentes".

Y agregó: "Pero podemos esperar mayores concesiones por parte de Obama. Si su gobierno ha determinado durante 5 años que el régimen cubano es patrocinador del terrorismo y luego lo quita de esa lista, ¿qué ha cambiado? Por eso lo estoy llamando el apaciguador en jefe".

Por su parte, el senador Marco Rubio expresó que el "arreglo que ha hecho el presidente es un desastre". Y declaró: "No hemos visto ningún incremento de la libertad o la democracia. Lo que el presidente ha hecho con este tema va a afectar no sólo a Cuba y a su futuro, sino a todo el hemisferio".

Obama y su homólogo cubano, Raúl Castro, anunciaron el miércoles el comienzo de un proceso para normalizar las relaciones diplomáticas entre ambos países, rotas desde 1961, que contempla la apertura de embajadas en Washington y La Habana en los próximos meses.

Las conversaciones secretas entre delegaciones de EEUU y Cuba para explorar la normalización de las relaciones comenzaron hace más de un año y las reuniones se celebraron, en su mayoría, en Canadá. El Vaticano también facilitó los contactos, recibiendo a delegaciones de los dos países, y el papa Francisco se involucró personalmente para impulsar las negociaciones.