Pablo López: "El piano es un arma para enfrentar al público para la gente introvertida como yo"

El español que tocó junto a David Bisbal en el Luna Park habló con Teleshow luego de esa presentación en vivo, su primera vez en Buenos Aires

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El español surgido de Operación Triunfo 2008, Pablo López, pasó por la Argentina de la mano de otro

Operación Triunfo, David Bisbal. Luego de compartir escenario con su colega y compatriota, López habló

con Teleshow sobre su carrera y un encuentro que tuvo con una figura del mundo de la música en la

reciente entrega de los Grammy latinos.

"El piano es como una extensión de todo lo que quiero expresar y puedo expresar musicalmente. Yo lo toco desde que tengo uso de razón", explicó frente a la cámara. Para el cantante de 29 años nacido en Málaga, el instrumento está muy presente en su vida, tanto que el título de su primer disco es Once Historias y Un Piano. Aparte, piensa que es fundamental para vencer los miedos: "Además de ser un reto tocarlo en vivo, para gente introvertida como yo, el piano es un arma para enfrentar al público".

Otra faceta de López es la de autor para sus colegas. Entre otros, trabajó para David Bustamante o Malú:

"Escribir para otros compañeros siempre es un reto, pero es lo que trajo hasta aquí". ¿Cómo es su método

para ponerle letras a canciones que no son de él? "Intento empatizar lo máximo como el artista. Intento

meterme en su pellejo, lo que él quiere hacer, lo que no haya hecho hasta el momento y trabajo como un

sastre. Tomo medidas y hago un tema".

En 2014 López fue nominado a Mejor Nuevo Artista en los Grammy latinos. Viajó a Las Vegas, se presentó en vivo y se encontró con muchos de los músicos que admira. Con uno de ellos pasó una situación que él no hubiese pensado vivir: "Se me acercó un tipo en la cena del Person Of The Year que se le entregó a Joan Manuel Serrat. Me pegó en la espalda y me empezó a tirar piropos, diciéndome que le encantaba lo que hacía, mis canciones, que siguiera dándole fuerte. Por cosas de la vida o el jet lag no lo reconoció. Y era el señor Andrés Calamaro y me dejó flipado. Cuando me di cuenta lo empecé a abrazar. Me pareció un halago superlativo".