Ingrid Grudke: "Las fiestas son alegría, unión y familia"

La modelo y actriz confiesa a Infobae cuáles son sus tradiciones y secretos para pasar unas fiestas rodeada de felicidad

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La belleza de Ingrid trasciende el tiempo y a la moda misma. Esta modelo argentina oriunda de la provincia de Misiones impacta con un estilo contundente, de facciones casi perfectas y por su altura monumental en la pasarela, que la distinguen del resto: 1,78 de altura, 90-60-90, ojos verdes, su pelo corto platinado todo un sello y su amplia sonrisa de dientes perfectos.

Esta descendiente de padres alemanes y suecos que creció entre la pura naturaleza de la selva misionera tiene una simpatía y una calidez que la hacen muy humana y accesible, entre tanta belleza

Infobae le propuso recordar su Navidad y Año Nuevo y conocer por qué la siguen movilizando estas fechas tan especiales.

-¿Cuál es el primer recuerdo que se te viene a la cabeza relacionado a la época de las fiestas?

-Tenía seis u ocho años y siempre para Navidad íbamos a misa y volvíamos para cenar en la chacra, en colonia Los Helechos, cerca de Oberá, en la provincia de Misiones, donde crecí. En el monte, en ese tiempo, había muy pocas luminarias en la calle y todo se llenaba de bichitos de luz o taca-taca, como le decimos en Misiones.

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Juntábamos cientos de bichitos y los poníamos en frascos. Frente a mi casa había un pino y allí a su alrededor dejábamos los frascos. Como no teníamos arbolito, aprovechamos lo que nos daba la naturaleza para crear uno. Era un clásico de todos los años. Nos entretenía.. Era un momento muy especial y esperado por toda mi familia.

-¿Se reúnen en familia? ¿Cuáles son las tradiciones navideñas que han logrado mantener con el tiempo?

- Mantenemos algunos rituales. Por lo general vamos a misa a ver a nuestros sobrinos, que actúan en las comedias navideñas tradicionales de Oberá que se realizan para toda la comunidad. Después, nos juntamos todos: mi mamá, mi papá, mis hermanos (tIene tres) y mis sobrinos. Y al otro día seguimos festejando en lo de mi hermana mayor.

-¿Y la comida? ¿Preparás algo especial?

-Mis hermanas son todas muy buenas cocineras, y como yo no tanto, llevo algo preparado. Mi hermana mayor es una excelente repostera y se ocupa de la mesa dulce. ¡Nos empacha a todos! Mi mamá todos los años prepara el Stollen, el pan dulce alemán clásico, que es parte de nuestra herencia, de los antepasados.

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Hay otra cosa que es casi una tradición, pero me parece algo muy nuestro, de los argentinos, que es explotar de tanta comida. Al momento de brindar nos gusta el champagne, salvo a mi mamá, que prefiere la sidra.

-¿Te lookeás para la mesa de las fiestas o es una situación más relajada?

-En mi familia todas las mujeres nos arreglamos muy bien, tanto para Navidad como para Año Nuevo. Nos arreglamos mucho. Ahora está la tradición de vestirse de blanco para recibir el año; pero yo no me engancho mucho en esas cosas.

Me quedo con lo que venimos haciendo en casa desde hace mucho: vestirme divina, arreglarme, bien elegante. Creo que es una manera de homenajear el momento. Nada de ojotas; eso lo dejo para el 25, cuando vamos a la pileta del Club Alemán.

-Pasada la medianoche, ¿viene o no viene Papá Noel?

-Sí, por supuesto, y para todo el mundo. Nos gusta intercambiar regalos. Lo seguimos manteniendo como parte del entretenimiento de esa noche. Nos permite revivir la alegría de volver a sentirnos niños y de pasar un momento lleno de fantasía.

¿Alguno de la familia se anima a disfrazarse?

-Generalmente, sí. Hubo varios años que me tocó a mí. Quizá este año, por mi sobrina de 5, vuelva a calzarme el traje. Todo depende del ánimo y de la temperatura. Porque meterse en el traje de Papá Noel en Misiones, con el calor, puede ser agotador.

Una vez -recuerda Ingrid a Infobae- me vestí de Papá Noel y una sobrinita de la familia se asustó. La nena en vez de ponerse alegre, no le gustó y vino directo a pegarme patadas. No entendía qué hacía Papá Noel ahí, era la primera vez que lo veía y no lo tomó muy bien.

-Y para el Año Nuevo, ¿cuáles son tus planes?

Seguro me quedaré en la casa de mi mamá. Mis hermanas se van a Brasil, pero yo prefiero Oberá porque todavía tiene ese espíritu de pueblo, que me encanta. Después del brindis en tu casa es normal saludar y brindar con los vecinos.

Para mí también es una oportunidad de reencuentro con muchos amigos de la infancia y adolescencia. Nunca hay nada programado, todo depende del entusiasmo y la alegría de ese momento. Se puede terminar brindando en una plazoleta o ir a una casa con pileta, para seguir festejando hasta alta horas de la madrugada. Lo importante es compartir.

-En tres palabras, ¿qué significan las fiestas para vos?

Las fiestas son alegría, unión y familia. Son momentos para agradecer por el año que tuvimos y pedir lo que uno quiere para el que viene. Y es muy importante, celebrar junto a la familia.