Todo lo que no se vio de "Santiago Pregunta"

Con un estilo único, Santiago Del Moro generó un clima en el que ocho mujeres se animaron a hablar sobre temas que usualmente esquivan. En esta nota, todo el material que no se había publicado

Compartir
Compartir articulo

Punzante y descontracturado, Santiago Del Moro logra en sus entrevistas crear un clima íntimo, en el que sus invitados sienten la comodidad suficiente como para profundizar en temas que en otros casos callarían.

En el ciclo de ocho capítulos que hizo en Infobae, el conductor habló con figuras de resonancia pública que no le escaparon a sus preguntas. En la edición, parte del material quedó afuera de los videos. Y ahora sale a la luz.

Es como utópico, pero no sé... Quiero ser mejor persona.

Sí...

Todo el tiempo lo que más me cuestiono es esto justamente de acomodar la realidad o acomodar mi verdad y en algunos momentos mentir. Eso me molesta. Eso me lo cuestiono. No es mentir literal. Pero cada vez que voy a decir algo empiezo como a acomodarlo en función de lo que necesito en ese momento. Y eso me parece egoísta, o me parece a veces, cuando me plante, no haber jugado honestamente con la otra persona.

Exactamente.

A todo lo que es el ascensor, que me encierren, esas cosas, le tengo pavor. Ahora, a veces que no me queda otra que subir al ascensor, pero hay veces que subo 10 pisos y pienso: mejor, así adelgazo. Le tengo pavor al encierro. Al avión en un momento determinado también le tenía fobia. Pero después dije: ¿qué me queda? O me subo, o me subo.

Sentía que me venían ataques de pánico. Yo sufro de ataques de pánico. Entonces dije: ¿qué hago? Las primeras veces empecé a tomar vino. Tomaba y me quedaba dormida. Después me dolía el estómago. Ya, después, nada... Respiración, yoga y control mental. Cuando te viene el ataque de pánico, me agarro una bolsa, respiro con una bolsa, en algún lugar escondido, o empiezo a pensar en otra cosa. Cambio de tema. Pienso en mis hijas. Y entonces inmediatamente se me va.

Nunca viví una situación límite de violencia, digamos que, o mi familia o alguien haya tenido que intervenir. Pero sí he sufrido tal vez otro tipo de cosas que tal vez por el hecho de ser quien soy, que para el hombre sea difícil llevar los celos, o inseguridades... Pero no estoy hablando de nadie en particular, en general los hombres que pasaron por mi vida les fue muy difícil llevar eso. Algunos más que otros, por supuesto, pero es difícil, pero cuando me conocen... El que me conoce de verdad, confía en mí.

Nosotros nunca necesitamos eso. Nosotros somos gente que estuvo en una posición, que fue creciendo, creciendo, a lo largo de los años, una etapa muy buena de las inmobiliarias argentinas, y después un gobernador gana muy bien, un presidente gana muy bien, O sea que no necesitás. Yo me acuerdo haberlo llevado a tu programa el compromiso ético que se le hizo firmar a la gente que trabajaba con Eduardo. Después están los aprovechadores, están los que sacan ventaja de todo, están los que piden coima. A mí nunca me pasó, nunca me ofrecieron nada. Deben saber que no me lo pueden ofrecer. Yo he sido legisladora, he tenido que votar leyes muy importantes. Dicen que algunos pagan leyes. Nunca me pasó, no pasó delante mío nada de eso para que yo pueda dar fe de que eso es así. Es probable que así sea, pero yo no puedo dar fe de que eso es así.

El gran dolor de mi vida es la muerte de mi abuela. La tengo tatuada: acá dice "oma". Y esta flor simboliza las flores que ella tenía en su jardín y me cortaba, y me hacía plantar unas semillas y después yo iba y había unos rosales increíbles y me hacía creer que los plantaba yo. Ella fue mi modelo de mujer. Todo el mundo pide algo siempre a cambio, todas las relaciones. Tu mujer te pide, tus hijos te piden, tu jefe te pide, tu amante te pide, tu papá, tus hermanos, todos pedimos algo a cambio del amor. Ella fue la única persona que yo conocí en mi vida cuya felicidad pasaba por dar, nunca escuché que pidiera algo para sí. Una generosidad de alma que yo no conocí jamás. Y fue la única persona que me amó tal cual soy al 100. La única. Y cuando se fue, como te decía antes, intento aceptar la vida como viene, entiendo que todo es perfecto en el orden en que es, y que lo bueno viene y es bienvenido, y cuando es bueno es bueno, y cuando es malo también es bienvenido. Pero su muerte es como... la detesto. Detesto que no esté, detesto no ir a visitarla, detesto no olerle su colonia de abuela, detesto no comer su comida alemana, que no me pueda ya demostrar su amor a través de kilos y kilos de comida.

(Risas) Una vez me encerré en un baño en un gran hotel. Y dije: de acá no salgo hasta que toda esta gente no se vaya.

No, bueno... A ver: es cierto lo que vos decís. Era muy joven, andaba de acá para allá, y andaba una cámara además. Y hay mucha gente que de golpe quería salir en cámara. Estaba cubriendo una vez un viaje presidencial, me acuerdo. Lo recuerdo de manera bastante tierna y un poco anecdótica. Entonces, yo andaba con mi cámara registrando ese momento y recibía todo tipo de situaciones y halagos, y creo que no sólo tenía que ver conmigo. Creo que también tenía que ver con la idea de poder salir en cámara. Pero bueno. Ha pasado de todo. Viví mucho tiempo sola, y la verdad es que insoportable, nunca, nada. Porque uno sabe cómo poner límites.

Te voy a contar algo muy especial. Y esto lo he contado en reuniones entre amigas. Nunca en mi vida se cruzó delante mío un señor por el cual yo hubiera dicho "a éste me lo volteo". Nunca. Jamás. No conozco ese hombre. Nunca se cruzó por delante de mi vista. Jamás, jamás. Siempre hubo antes como un conocerse, un cortejo. Me encanta el cortejo. En el cortejo conozco la persona, la inteligencia, qué cualidades tiene, qué defectos puede tener, si me va a gustar o no me va a gustar. El cortejo es una de las cosas más lindas que hay.

Cuando nace un hijo hay un antes y un después. Eso le pasa a todos los que tenemos hijos. Felipe... La verdad es que yo no quería saber nada ni de casarme, es el día de hoy que tengo un tema con el casamiento, pero siempre supe que quería ser mamá. Pero a la vez me cuidaba. Entonces era como una cosa contradictoria. Siempre me imaginé con muchos hijos, como mi mamá. Pero nunca avanzaba. Y he tenido parejas estables, con las que he convivido, me he enamorado... Y el paso ese adelante, cuando ya empezás a hablar: matrimonio no querés, pero ¿querés que tengamos hijos? Bueno, sí, quiero, pero siempre pateando, siempre pateando, con la excusa del trabajo. Vengo de una generación que ninguna de las chicas era mamá. Creo que fui una de las primeras que aparecí de vedette con la panza así.