Una derrota previsible por una apuesta mucho mayor: ganarle a Boca en el 'Monumental'

La falta de refuerzos se hace sentir en el tramo más importante del semestre para el "Millonario" de Marcelo Gallardo. Para saber si hizo bien en poner este equipo en cancha ante Racing, hay que esperar el resultado del jueves frente a Boca en el 'Monumental'. Ahí, nos jugamos todas nuestras ilusiones

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Tanto se esperó este partido, y tan poco dejó. La expectativa hace cinco o seis fechas era que con el juego que estaban desplegando River y Racing en sus encuentros del torneo local, todo hacía pensar en un encuentro abierto, de buen juego. La realidad fue desmejorando ese pronóstico, primero porque River bajó su nivel y segundo porque los partidos de semifinal quedaban rodeando el encuentro del domingo en Avellaneda. Y el local tampoco venía sosteniendo un buen juego en los últimos compromisos.

En las horas previas al partido, Marcelo Gallardo bajó sus cartas e hizo la apuesta: poner suplentes para darle descanso a varios de los trajinados titulares, con la mirada puesta en definir la "semi" de la Copa Sudamericana con Boca. Enfrentamos el cotejo más importante del campeonato con una formación de jugadores que nunca habían jugado ni un partido juntos. Incluso en las líneas, la defensa no había formado así jamás.

Aún con las ventajas que implica la decisión de Gallardo de haber apostado por la definición de la Copa Sudamericana, el equipo mostró algunas jugadas interesantes en el primer cuarto de hora, con tres llegadas de peligro que podían haber terminado en gol cualquiera de ellas. Luego vino la desafortunada jugada, el error diario –o de cada partido- que venimos teniendo en defensa, y que nos está costando muy caro. Un gol en el fútbol actual es suficiente ventaja para que el equipo que lo marcó pueda acomodarse, y eso hizo Racing. En lo que restó del primer tiempo River no encontró la pelota, algo fundamental para llevar acabo el juego que propone Gallardo.

Como decía, Funes Mori y Barovero dejaron de dar seguridad y empezaron a transmitir dudas, que en varias ocasiones se convirtieron en goles en contra. Parece mentira, desde que se comenzó a señalar el crecimiento del "mellizo", se sucedieron errores costosos. En La Plata por la Copa, contra Olimpo y el gol en la valla propia ante Racing.

En el segundo tiempo River intentó más, pero no consiguió mucho. Elaboró mejor el juego con la entrada de Martínez, el regreso de Cavenaghi buscando ingresar en juego con la pelota, pero faltó profundidad. No podemos caerle a los jugadores, algunos con edad de seguir jugando en inferiores, con escasos minutos en Primera y muy pocos desde el comienzo. Y desde el planteo de Gallardo, una vez decidido poner suplentes, se intentó todo: otra vez terminamos con 4 delanteros, con los zagueros jugando de delanteros, arriesgando a recibir otro gol. Así tiene que ser si queremos ser campeones. Y a Racing no le sobró nada, sin el gol en contra era un partido que podía terminar en empate.

Para saber si hizo bien en poner este equipo, hay que esperar el resultado del jueves. Se juega mucho más que llegar a la Final, y por eso Gallardo apostó. Tal vez demasiado, pero no puede haber reproches. Sabíamos de la falta de recambio, sumado a las lesiones de Kranevitter, Cavenaghi y las ausencias de "Teo" y Sánchez nos hicieron dar mucha ventaja, antes del partido con Racing. Ahora queda aguardar al Superclásico y ganar, volver a ganar, con el juego que River supo mostrar, o –si no sale- con garra, peleando cada pelota. Este River tuvo pasajes del mejor juego del semestre en el fútbol local, se merece un título. Depende de River ganar todo lo que queda y, en el torneo local, esperar la caída de Racing. Se lo dejamos servido, pero todavía tiene que ganarlo.