Holdouts: disconforme con su estrategia, Paul Singer echó a la consultora que lo asesoraba

El titular del fondo NML Capital despidió al Albright Stonebridge Group. La presidente Cristina Kirchner había denunciado que tenían un plan de desestabilización. Los holdouts buscan cambiar de estrategia

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Paul Singer, dueño del fondo NML Capital Reuters 162
Paul Singer, dueño del fondo NML Capital Reuters 162

Ni la declaración de desacato, ni los intentos de embargo ni las amenazas de revelar cuentas en el exterior de Lázaro Báez y la familia presidencial alcanzaron para que los holdouts pudieran cobrar a la Argentina el fallo por unos 1.600 millones de dólares. Por eso, una de las cabezas de la demanda, el fondo NML Capital, resolvió un giro en su estrategia: despidió a la consultora de la ex secretaria de Estado Madeleine Albright y ahora busca un cambio de su imagen.

La consultora Albright Stonebridge Group fue acusada por la propia Cristina Kirchner de tener un plan de cinco puntos para intentar desestabilizar a su gobierno para intentar cobrar. La estrategia le fue revelada a funcionarios argentinos por el ex secretario de Comercio norteamericano Carlos Gutiérrez, quien luego se descubrió que también trabajaba para la consultora.

El plan de cinco puntos –que siempre fue negado por la empresa– contemplaba desgastar la figura de la Presidente, dificultar el acceso al crédito internacional para el país, contratar medios de comunicación favorables a su causa, alentar la especulación con el dólar libre y propiciar un acuerdo con el gobierno que sucediera al kirchnerismo.

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"El rechazo de Argentina condujo a Singer y Albright a terminar su asociación, al menos por ahora", publicó el New York Post, diario que reveló este miércoles el fin del vínculo.

La poca repercusión que tuvo la denuncia de las cuentas que el empresario Lázaro Báez tiene en el exterior habría sido el hecho que resolvió al titular del fondo NML, Paul Singer, a cambiar de estrategia. A diferencia de lo que sucedió con el Congo, cuando logró acorralar con denuncias de corrupción al presidente Denis Sassou-Nguesso para cobrar 90 millones de dólares.

Ahora, según el New York Post, los holdouts buscan suavizar su imagen: ya convencidos de que las estrategias más agresivas por el momento no servirán para cobrar el fallo, ahora apostarían a posicionarse como unos simples acreedores que buscan que el Estado argentino cumpla con sus deudas.